El miércoles “El Universal” de Caracas publicó la reseña de
una entrevista en VTV: “la economía sigue siendo el punto álgido y el problema
más serio de nuestro país […]: superar el escenario de alta inflación,
carestía, el deterioro de unos índices de pobreza, la escasez, el
desabastecimiento y la producción”. “No es la única causa”, “hay un caldo de
cultivo para todo eso, la estructura de nuestra economía, rentista,
parasitaria, subdesarrollada y dependiente. […] Adicionalmente a ello nosotros
hemos cometido errores, eso no se puede negar.”
Quien lo decía no era un boliburgués ni un “fascista
escuálido”; era Jesús Faría Tortosa, diputado vicepresidente de la Comisión
Permanente de Finanzas y Desarrollo Nacional de la Asamblea Nacional y
militante del PSUV. Economista formado en Alemania a quien difícilmente podría
acusarse de traidor, sus declaraciones desnudaban —aunque matizadas por el
concepto de “guerra económica”— el fracaso del modelo de gestión vigente en
Venezuela.
Desabastecimiento muy alto: 26,9% general (marzo, febrero:
29,4); deuda pública total de USD 115,282MM (diciembre 2013); inflación 4,1% (marzo)
e interanual 59,4; recrecimiento de la pobreza: de 21,2% (2012) a 27,3% (2013) —1.873.326
nuevos pobres a pesar de USD 71MM para las 39 Misiones (2004-2013);
incumplimiento de los planes de gobierno —sólo concluidas 28 de 502
instrucciones presidenciales (2013)— (todos datos gubernamentales) y
contracción de 0,5%, son múltiples ojos de tormenta sobre Venezuela, unido con
la falta de un liderazgo claro gubernamental después de HChF, cuatro meses de
protestas imparables —casi 50 muertos de ambos lados— y el fracaso manifiesto
del diálogo promovido por UNASUR, confluyen en una tormenta terriblemente
perfecta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario