jueves, 28 de marzo de 2019

Pulseta geopolítica sobre el Guaire



Desde la crisis de octubre de 1962, las pulsetas geopolíticas globales eran fuera de Latinoamérica. Sólo indirectamente habían afectado en la Región cuando Cuba luchó en las guerras civiles en Angola —sus muertos afianzaron la plutocracia de José Eduardo Dos Santos— y en Etiopía —allá fue a la dictadura, luego derrocada, de Mengistu Haile Mariam—, proveyendo los soviéticos las armas y enfrentándose a los que apoyaba EEUU —China también “pulseteó” en Angola, una experiencia que la desistió de afanes extrarregionales.

Ahora, una Rusia que heredó de la Unión Soviética las armas y una economía del Tercer Mundo se “enfrenta” en Venezuela a un EEUU trumpista que presumió de desligarse de ser potencia gendarme mundial hasta que entraron en su vecindad.

Lo que en 1962 pudo ser una tragedia global, hoy no lo es. Rusia intervino en Siria porque necesitaba mantener su única base sobre el Mediterráneo —Tartús— e impedir que se instalara un gasoducto entre Qatar y Europa que le quitara el monopolio de su provisión de gas, fue gracias al fuerte ejército de al-Ásad. Pero, a pesar de la cercanía geográfica (entre Moscú y Damasco hay menos de 2.500 kilómetros) y de afianzar al dictador sirio, los costos económicos, militares y logísticos han sido muy grandes para la empobrecida economía rusa; ¡suponga si podría tras casi 12 mil entre Moscú y Caracas!

El pueblo venezolano está sufriendo las consecuencias de un conflicto que no le atañe porque —descartada Cuba, Venezuela es la última posición rusa en Latinoamérica. Y aunque ni remotamente llegará a 1962, alargará el martirologio venezolano.



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martes, 26 de marzo de 2019

Cuando buenas noticias son poco difundidas



Esta semana tiene mucho de qué comentar: De PROSUR, el Foro para el Progreso de América del Sur, el nuevo «espacio de diálogo y colaboración» que Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay y Perú fundaron «para la renovación y el fortalecimiento de la integración de América del Sur» —“algunos” maliciosamente tergiversan como «una amenaza contra Venezuela»—, sustituto de la bolivarianizada UNASUR que quedaría efectivamente sólo con Bolivia, Venezuela, Uruguay y Surinam. También podría hablar del caos político en el Reino Unido con su incierto Brexit. O sobre el final del Estado Islámico, la investigación completada sobre el Rusiagate o la implosión —cada vez más cerca— del madurismo. También podría cumplir la promesa pendiente que le hice a mi querida amiga Momó Machicao sobre explicar el nebuloso mundo de las encuestas y sondeos electorales que cada vez más recibimos. Pero hablaré de muy buenas noticias que casi no se han difundido.

Desde la semana pasada y durante toda ésta, en Santa Cruz de la Sierra se está produciendo una inédita experiencia académica para Bolivia: Cinco Universidades —la Complutense de Madrid (UCM), una de las principales de Europa; la Autónoma Gabriel René Moreno (UAGRM), la Tecnológica Privada de Santa Cruz de la Sierra (UTEPSA), la Privada de Santa Cruz (UPSA) y la Católica Boliviana (UCB)— se han unido en un Consorcio de Universidades para lograr traer la Escuela Complutense Latinoamericana (ECL) en la que más de cuarenta de profesores de España y Bolivia imparten diez cursos de posgrado con titulación binacional —europea y boliviana— a más de 300 inscritos en áreas tan importantes como Medicina Tropical, Derecho Natural (Jusnaturalismo), Nutrición, Derechos Humanos, Urbanismo, Gestión de Turismo, Bioética, Musicología, Economía y Seguridad Informática.

La ECL en Bolivia se gestó a fines de 2016 en la Cátedra Libre “Cardenal Terrazas” con apoyo de profesores de la UCM amigos de Bolivia. Las autoridades de la Escuela —financiada permanente y plenamente por la Fundación Santander Universitas— se entusiasmaron con la idea y desde febrero de 2017 he tenido el honor de coordinarla en Bolivia representando la UCM, con el apoyo de las principales autoridades de las cuatro Universidades Socias locales.

Lamentablemente, a pesar de su importancia, pocos medios —honrosas excepciones— le dedicaron espacios, lo cual no impidió la gran participación de cruceños y de otras partes de Bolivia y de más de sesenta llegados de Argentina, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, España, Gabón, Guatemala, México, Panamá, Paraguay, Perú y República Dominicana, lo que da idea de la importancia internacional de los cursos de la Escuela Complutense Latinoamericana. Mención destacada merece la periodista Maggie Talavera quien, en su programa radial, entrevistó a las principales autoridades visitantes de la UCM y muchos profesores bolivianos que trabajarían en esos cursos.

Esta Sesión 27 de la ECL —en 13 años ha estado en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú— fue inaugurada por la vicerrectora de la UCM, Isabel Durán Giménez-Rico, y por el viceministro de Educación Superior de Bolivia, Eduardo Cortez Baldivieso, entre otros, y contó con intensa actividad de la Directora de la ECL, Marian López Fernández-Cao; el embajador boliviano en España, Ramiro Tapia Saínz, fue puente entusiasta con las autoridades nacionales.

La ECL Santa Cruz 2019 dejará una gran experiencia, muchos acuerdos y proyectos conjuntos propuestos y la expectativa de que, en Bolivia, haya más experiencias internacionales tan exitosas como ésta.


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jueves, 21 de marzo de 2019

UNASUR: Crónica de una muerte alargada



Anunciada en 2004, fundada en 2008, constituida en 2011, pre mortem —y no estrategia— desde 2017 y desahuciada en 2018, la UNASUR está tan insepulta como la amada de Carl von Costel —el excéntrico alemán que en la Florida de los años 30 “cuidó” en su casa el cadáver de su amada— pero la herencia del Comandante Eterno no soportó siete años insepultos como esa amada.

La UNASUR nació en una época que la izquierda bolivariana o afín gobernaba la mayoría de sus miembros: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Guyana, Perú, Paraguay, Uruguay y Venezuela —aunque Surinam (entonces) y Colombia no lo eran, se incorporaron. Hoy el panorama es distinto: en Sudamérica, de la izquierda made in Foro de São Paulo sólo sobreviven Bolivia y Venezuela —ésta en fase terminal— mientras el frenteamplismo de Uruguay intenta salvarse de una debacle en sus elecciones de octubre próximo y lo mismo el MAS fuerza acá.

Su fracaso se inició cuando las divergencias regionales no permitieron elegir un secretario general desde enero de 2017 cuando Samper Pizano —expresidente colombiano acusado de presuntos narcovínculos— terminó su período. Pero la señal “de que no iba más” llegó cuando Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y Paraguay se retiraron temporalmente (Colombia y Ecuador se retiraron luego definitivamente). Aparte de que eso dejó sin fondos a UNASUR —Venezuela ha no aportaba—, también perdió su peso regional.

¿Qué le sustituirá? La apuesta de los presidentes de Chile (Sebastián Piñera Echenique) y Colombia (Iván Duque Márquez) es por un nuevo organismo de integración: el Foro para el Progreso y Desarrollo de América Latina (conocido como Prosur y presuntamente “desideologizado”), que este viernes se reunirá a nivel de presidentes en Chile y que ya cuenta con el inicial apoyo de varios países: Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, el gobierno encargado de Venezuela y el propio Chile (Uruguay también asistirá aunque sin desligarse por ahora de UNASUR).

Como en los gobiernos populistas de izquierda derrotados, la falta de consenso y la imposición ideológica de sus miembros bolivarianos —embriagados de un falso “éxito” coyuntural— llevaron UNASUR al fracaso definitivo.
  


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domingo, 17 de marzo de 2019

Los que suben y los que bajan



Esta semana, un sondeo no encuestade aprobaciones presidenciales hecho por Consulta Mitofsky (México), una de las empresas de investigación de opinión pública y de mercado más prestigiosas de Latinoamérica, dio resultados interesantes de la percepción de los mandatarios en la Región. (Recordemos que el sondeo de opinión es un instrumento de investigación de mercado muy empleado para recoger información específica, ya sea una opinión o percepción; aunque muy útil para complementar la información obtenida en encuestas, a diferencia de éstas usualmente no es estadísticamente confiable.)

En el sondeo mencionado, de 20 mandatarios regionales, López Obrador (México: 67%) y Vizcarra (Perú: 63%) ocupan los dos primeros lugares mientras en los dos últimos aparecen Jimmy Morales (Guatemala: 16%) y Maduro (Venezuela: 15%); Morales Ayma ocupa el lugar 14 con 29%. (“Curiosamente”, Ortega aparece cuarto con 55%, restando credibilidad.)

Es interesante cruzar esta información con la que publica la Corporación Latinobarómetro. 
Un interesante artículo de su Directora Marta Lagos (“El fin de la tercera ola de democracias”) previene cómo «las acusaciones de corrupción, los presidentes presos, las empresas corruptas, las migraciones masivas más altas de la historia» han contribuido a fragmentar la democracia latinoamericana. Dicho esto, se entenderá cómo el apoyo a la democracia en Bolivia entre 2009 y 2018 cayó de 71% a 53% (entre 2003-2005 era de 46%); en ese mismo período, la aprobación del gobierno bajó de 57% a 47% (2003: 24%). La Iglesia es la mejor puntuada (64%, sobre el promedio regional), seguida de lejos por las FFAA (32%) y, en la cola, los partidos políticos (12%).

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martes, 12 de marzo de 2019

¿La culpa es de la vaca o es del totí?



Para los colombianos, a veces la vaca —ese animal casi contemplativo dedicado a permanente rumiar— sale de su cuasifilosófica existencia para ser causa —voluntaria o no— de muchos desencuentros mientras que en Cuba el totí —goloso tordo inquieto que no llega a mirlo— es rey de los desaciertos.

¡Qué fácil es, en la chanza de una conversación popular, endilgar los males concretos a un ente que no se sentirá aludido —abstracto en responsabilidad por ello— y rebajar las propias culpas! Como si quisiéramos jugar a La Fontaine…

Otro cantar es cuando un político —los des-gobernantes por más señas comunes— se dedica a encontrar esa especie de demiurgo —gnóstico, claro— culpable de todos los propios errores mientras que, a falta de pajarito chiquitito que le píe al oído, como Alí el Cómico —¿recuerdan a Mohamed Said al-Sahaf, aquél ministro de (des)Información de Saddam Hussein, el excéntrico “maestro” de  la propaganda  exagerada, surrealista y descontextualizada, inmediatamente contrastada y ridiculizada (aclaro que “puede haber” alusiones locales)— inventan “El Enemigo”, muchas veces interno pero siempre un externo, factótum del Mal. Ésa es la Ideología de la Mentira. 

El jueves empezó en Venezuela el más largo apagón en una década de apagones habituales, extensos en intensidades: Cuatro días seguidos —al menos, los más grandes, porque siguen otros menores— de una cadena de apagones que provocaron muertes hospitalarias, imposibilidad de abastecerse de agua y alimentos, caída del sistema de cajeros, incomunicación telefónica y de internet y desmanes delincuenciales, con prolegómenos de una fuerte escasez de gasolina. Sin clases ni actividades laborales, el des-gobierno de Maduro aduce “hackeo” y “ciberataque”, atribuyendo al “sabotaje del Imperialismo” un “ataque cibernético” a la principal hidroeléctrica; lamentablemente, como Alí el Cómico, olvidó que desde 2010 una grave crisis energética desnudó la incapacidad del entonces gobierno de Hugo Chávez de hacer funcionar al sector eléctrico venezolano “nacionalizado a la bolivariana” y que, a pesar de la declaratoria de "emergencia eléctrica" y de un plan de racionamiento —“temporal” se anunció entonces—, los apagones se han convertido en parte de la vida cotidiana del país por causa de la ineficiencia estatal, la falta de mantenimiento y renovación, el éxodo de especialistas sustituidos por chavistas —hoy maduristas— y dirigida Corpoelec por un general al que la misma chanza de la vaca y el totí han etiquetado como “el ministro de los apagones”.

No queda dudas que el régimen de Maduro Moros está en etapa terminal. Cada vez más escaso de aliados —aún le quedan los inútiles como los petrodependientes del Caribe que sólo le sirven para votos en la OEA, los tóxicos como Siria y los interesados como Cuba y Rusia— mientras China se debate en entender quién le va a pagar sus deudas y mantener sus inversiones, con un aparato estatal que implosiona cada día más, deshojando margaritas para saber cuándo las FANB les dará la espalda —ya sea por salvar sus intereses la cúpula, fuera de Los Soles, o por salvar el país y sus familias el resto del estamento militar—, consciente Maduro y los de su laya que el lumpen de “los colectivos” se escurrirá —como las ratas en un naufragio— al “oler” el final y que la burocracia sólo está por las prebendas.

La estrategia de la oposición de corroer las bases del régimen —sindicatos, militares— es resultado del aprendizaje de años de fracasos. Con la vanguardia de un líder muy joven y carismático, funciona como un reloj perfecto. Y la cuenta regresiva ya no se detiene.

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