jueves, 27 de enero de 2011

Otros 14 días

Y nuevos comentarios.



El primero: El bochornoso espectáculo de una oposición legislativa menguada y fragmentada. ¿Acaso aventando públicamente sus desavenencias –no voy a mencionar “apetencias”– logrará ser más efectiva o ganar adhesiones? Con justa razón, tras las nacionales de 2009 y los sucesos de diciembre pasado, se ha dicho que una oposición efectiva sólo estaría dentro de las propias filas del cambio… Fragmentada, sin fuertes liderazgos visibles, la oposición parlamentaria –avasallada por la bancada oficialista en ambas Cámaras– en lugar de cohesionarse para hacer un esfuerzo significativo, se fragmenta y, además, aventa a la opinión pública sus divergencias. El oficialismo, por supuesto, agradece el gesto.


El segundo: El Informe Presidencial. Retrospectivo, su mensaje positivo está en dejar las diferencias –aunque no aclara si sólo este desarme “espiritual” es del lado empresarial o también del propio– para trabajar por la economía del país, aprovechando los buenos indicadores macroeconómicos actuales y superando la inseguridad alimentaria que se avizora y la falta de empleo que existe.


(No olvidemos que recientemente las entidades principales del empresariado: La Confederación de Empresarios pero, sobre todo, las cruceñas CAINCO y CAO –que agrupan a los motores privados de la economía boliviana– se han reunido con el Presidente Morales y se hayan tendido puentes de relación que se han manifestados en compromisos mutuos de trabajo y apoyo, con ofrecimientos gubernamentales que deben efectivizarse próximamente y cuya efectividad en el tiempo se comprobará. Este diálogo deberán ser un muy auspicioso inicio de otros, necesarios, abiertos y sin reticencias de las partes.


Es interesante –quizás anecdótico– que algunos sectores hayan tildados a estos líderes empresariales –Sánchez, Paz, Roca– de traidores…)


Y si algo le faltó al Informe –más allá de lo conmemorativo– fue encontrar errores en la propia cancha y destacar las correcciones que hubo –basta recordar la del 31 de diciembre– y las que pudieran haber faltado. Asignatura pendiente la de la autocrítica.


Y el último: El cambio de gabinete. Confirmación de la mayoría –el núcleo decisivo se mantiene, a pesar de los cuestionamientos de sectores sociales afines al Gobierno: Arce, Llorenti, principalmente–, entrada de una ministra alteña joven –Monje: Medio Ambiente y Agua–, renovación de la cabeza de dos ministerios fundamentales –Gutiérrez, para Hidrocarburos y Energía, y Morales, en Desarrollo Productivo; de ésta última se espera que no necesite las invocaciones divinas de su predecesora.


Los vaticinios no se cumplieron: varias salidas que no sucedieron, reingreso de ministros que acompañaron el inicio del Presidente Morales, la expectativa mediática de un gabinete más técnico que político y la de movimientos sociales de renovación a fondo.


En la presentación del nuevo Gabinete, el canciller Choquehuanca –quien lo preside orgánicamente–, dijo que los nuevos ministros pueden equivocarse, pero nunca traicionar. Esperemos que las equivocaciones sean muy pocas.

Volvemos a empezar

beUn año más, y nos aparecen nuevas esperanzas, otros propósitos y promesas…



Porque todos los años iniciamos el ciclo, tratando de recuperar el espíritu para seguir adelante y desarrollar nuevos emprendimientos. Y, de esa forma, tratamos de olvidar las frustraciones que hayamos tenido, todo lo anhelado que no alcanzamos el año que pasó, las promesas que no se nos cumplieron, las palabras que esperábamos y no nos dijeron.


El fin de 2010 llegó convulsionado y con angustia y casi a su final fue que vino la calma, más eventual que permanente. La causa: El reajuste del precio de los carburantes, una medida necesaria pero mal diseñada y aplicada, con muchas justificaciones que no convencieron al bolsillo de la población y con el fantasma de la inflación y la carestía rondándolas, siguiendo una espiral de incrementos del costo de vida. La rectificación, imprescindible y tranquilizadora (al menos temporalmente), pero complicada.


¿El impacto social fue mayor del calculado? Probablemente; mejor diría: seguramente. Capital político no es sinónimo de una carta de crédito permanente. No podría afirmar si la credibilidad presidencial se dañó (estratégicamente, el Presidente no anunció la noticia y sí la solución), pero sí perdió credibilidad su equipo ministerial. Queda pendiente una medida de reajuste económico, seguro impopular pero necesaria; lo importante –para el pueblo– es cómo se aplique.


Pero nos queda una enseñanza positiva de este final de año: cuando no hay diálogo –como fue antes de la medida–, no se conocen los diferentes puntos de vista de los actores sociales involucrados y la necesidad puede ocultar la oportunidad. Cuando se oye a esos actores –aunque no estemos de acuerdo con lo que se discute– podemos entendernos y lograr una solución.


Con presión popular –principalmente en las zonas con población de más escasos recursos–, la medida fue anulada ante de un desborde y, con ella, las demás paliativas que le fueron, en forma secuencial, acompañando. Así concluyó un momento más en nuestra historia cercana.


El Presidente Morales ha anunciado el diálogo con los sectores de la sociedad boliviana para implementar los reajustes económicos. Es importante que estos diálogos sean los más amplios posibles y que obtengamos el consenso para medidas que, aunque requeridas, no son atractivas. También es importante que las medidas de reajuste y las de compensación estén armonizadas y no sean éstas una consecuencia, forzada diría, de las primeras.


También es importante reforzar los controles contra el contrabando, como medida colateral, reforzando la Aduana. Si bien los reajustes al precio de carburantes son una forma de desincentivar el contrabando, la gradualidad de estas medidas –respecto a los precios y la capacidad adquisitiva en la región– dejará un buen margen de ganancia aún a los contrabandistas


Se inicia un año en el cual las acciones en conjunto son fundamentales para el futuro de los procesos nacionales, integrables en un Proyecto País, con metas y etapas a definir y cumplir. Del armónico accionar del conjunto de la sociedad –población y autoridades– depende nuestro futuro.