domingo, 22 de septiembre de 2013

«La Iglesia (debe ser) un hospital de campaña tras una batalla»

Imprevisible, franco y que casi con llaneza se define “bastante ingenuo” —pero con profundo compromiso y convicciones firmes—, Francisco —más cercano al conciliador y renovador Papa Bueno, Juan XXIII, que a Juan Pablo II, político líder, y aun más lejano de Benedicto XVI— me revitaliza el espíritu de la Rerum novarum de León XIII, revolucionaria para su momento y que ya en 1891 sentaba las bases de la Doctrina Social de la Iglesia —lo que Francisco remarca citando a Arrupe y Gondra (Prepósito General jesuita entre 1965 y 1983): “no se puede hablar de pobreza si no se la experimenta”.

En su recientemente publicada larga entrevista para la revista La Civiltà Cattolica de la Compañía de Jesús, el Papa Bergoglio retoma lo que desde su elección ha manifestado: el compromiso de la Iglesia con todos sus integrantes porque si existe es a partir de cada uno de sus miembros, y no se amilana de debatir —lo que no significa que en todos los casos los apoye— temas que habían sido tabú: anticoncepción, relaciones prematrimoniales, homosexuales, divorciados vueltos a casar, aborto. Impresiona en la entrevista cuando se refiere a virtudes que él considera fundamentales: diálogo con todos, sin distinción; piedad sencilla; disponibilidad inmediata de servir…

También destaca en la entrevista la importancia de la mujer dentro la Iglesia y la necesidad de ampliar sus espacios y elaborar una teología —remarca “profunda” y sin machismos— de la mujer.

Sin apuros pero sin descansos: ése es su compromiso.




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miércoles, 18 de septiembre de 2013

El Prisionero de La Moneda

«Misión cumplida. Moneda tomada, presidente muerto.» [Informe del general golpista Palacios Ruhmann (11/09/1973.]

Cuando el 11 de septiembre de 1973 Salvador Allende Gossens, Presidente Constitucional de Chile, se inmoló cumpliendo lo que dijo en 1971: «Tendrán que acribillarme a balazos para que deje de actuar...», concluía la “vía chilena al socialismo” e iniciaba una dictadura militar que durante 17 años violó los derechos humanos en Chile.

En medio de la Guerra Fría, el triunfo de Allende Gossens —de familia acomodada, fundador del Partido Socialista (PS), parlamentario y ministro de Aguirre Cerda— en las elecciones de 1970 lo convirtió en el primer presidente marxista que en Occidente vencía dentro de un Estado de Derecho; el camino que inició en 1952 y siguió en 1958 y 1964, en 1970 cristalizó con la Unidad Popular (UP) —con los partidos Socialista, Comunista, Radical, MAPU, Social Demócrata y Acción Popular Independiente, a los que se sumarían luego Izquierda Radical, Izquierda Cristiana y MAPU Obrero y Campesino (MAPU-OC). Victoria posible por la tradición democrática chilena hasta entonces —él mismo presidió el Senado (1966-1969)— y por la histórica fuerza de su proletariado —principalmente minero y ya manifestado en la República Socialista (1932)—, además de su importante clase media.

Al comienzo del sexenio se obtuvieron resultados positivos: baja inflación y crecimiento del PIB de 8%, pero desde 1971 empezaron los problemas económicos: crecimiento acelerado del déficit presupuestario; caída en reservas internacionales, suspensión del pago de la deuda externa y balanza comercial negativa por caída del precio del cobre. En 1973, el país se contrajo 5,57% con inflación de 606%, caída de salarios reales en 38,6% y déficit de 25% del PGB; tomas de tierras cada vez más violentas, huelgas —la de transportistas con apoyo solidario de la CGT peronista— y desabastecimiento. A pesar de esto, la UP obtuvo 49,7% en las municipales de 1971 y 43,3% en las congresales de 1973, a la vez que se desarrollaban grupos ultras como Patria y Libertad en la derecha y Vanguardia Organizada del Pueblo en la izquierda, intensificándose acciones violentas y en la UP se enfrentaban los que apoyaban la vía legal —comunistas, radicales y sectores socialistas y del MAPU-OC, junto a Allende Gossens— y los radicalizados —sectores del PS (procastristas), el MAPU y el MIR (fuera de la UP)—, reduciendo la capacidad negociadora del presidente, principalmente con la DC promovidas por el cardenal Silva Henríquez.

El cruento golpe militar —auspiciado por EEUU y con apoyo inicial de todos los sectores opositores (incluida la DC, que después se le opuso)— concluyó una experiencia importantísima latinoamericana. Allende Gossens, demócrata convencido, murió defendiendo sus ideales en medio de fuerzas centrífugas, tanto de la oposición como de la UP.

Mi homenaje a su memoria. Ojala las enseñanzas del proceso chileno sirvan a todos.

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miércoles, 11 de septiembre de 2013

Rusia regaló una tabla de salvación

La reciente propuesta del canciller ruso Serguéi Lavrov para poner las armas químicas sirias bajo control internacional y desmantelarlas —oportunidad enseguida aceptada por Damasco— parece que será la solución al empantanamiento de una respuesta militar al presunto empleo de armas químicas contra civiles por el gobierno de Bashar Al Assad.

La hábil “jugada” rusa llegó en el momento oportuno… para EEUU. La política exterior de la era Obama basada en que el “cruce” de sus “líneas rojas” —empleo de armas químicas por Siria, uso no pacífico de la energía nuclear por Irán, etc.— conllevaba una necesaria y pronta respuesta internacional estaba “haciendo aguas”. Con angustia de John Forbes Kerry —las siglas JFK son su único parecido con el asesinado presidente Kennedy— y su presidente el Consejo de Seguridad no aprobó —con votos de China, Rusia y los BRICS, entre otros— una acción militar hasta el informe de su comisión de expertos; luego la Cámara de Comunes prohibió al gobierno Cameron apoyarla y la Asamblea Nacional francesa detuvo al presidente Hollande hasta una respuesta de NNUU. Obama y Kerry decidieron ir en solitario —la Unión Europa y el G20 se distanciaron— a una acción militar pero la falta de apoyo dentro de EEUU les obligó a pedir autorización al Congreso.

Múltiples acciones proselitistas de Obama y Kerry y varias reducciones de la acción militar, sólo consiguieron apoyos internacionales sin participación y sigue en duda la aprobación del Congreso.

Si funciona el plan ruso, Obama podrá retirar su pedido al Congreso y no tendrá que sufrir una (más) humillante derrota.


Referencias

http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-228672-2013-09-10.html

martes, 3 de septiembre de 2013

La Primavera que no fue

Cuando publiqué “Primavera, árabe y nuestra” [La Razón, 06/09/2011], los reclamos de democracia remecían las corruptas pseudodemocracias y dictaduras árabes. En Túnez, Egipto, Yemen y Libia sus gobernantes fueron derrocados, mientras en Siria empezaba un baño de sangre y en Bahrein fracasaba por el apoyo de las monarquías absolutas vecinas; en los demás, medidas de apertura (y represión) contenían el desborde.

Dos años después, en Túnez y Egipto resurgen violentas protestas, Yemen se deshace sin poder central y Libia no se democratizó. La Revolución egipcia de 2011 que (con el apoyo del ejército) finalizó con 30 años del gobierno de Hosni Mubarak (alta corrupción estatal, crisis económica y un sistema político sin derechos democráticos); elecciones libres al año siguiente le dieron la victoria a Mohamed Mursi del musulmán Partido Libertad y Justicia de los Hermanos Musulmanes. Un escaso año de gobierno Mursi trajo empeoramiento de la economía e islamización acelerada del Estado egipcio; la Plaza Tahrir de El Cairo volvió a recibir a millones de manifestantes y el Gobierno terminó derrocado por el ejército, iniciándose nueva inestabilidad. Ahora sólo dos fuerzas existen en el país: el ejército y los Hermanos Musulmanes, en cruenta pulseada.

Y Siria. Sonando los tambores de guerra “limitada” y luego de más de cien mil muertos, vale la pena analizar algunas claves del conflicto. La primera es que la Administración Obama estableció “líneas rojas” en su política para Oriente Medio y el ataque con armas químicas (atribuido mayormente al Gobierno pero no descartado que lo causara la extremadamente diversa insurgencia) era una de ellas; el cruzarla debía conllevar una respuesta de EEUU, ahora en el dilema entre una población que no lo apoya (Irak está fresco) y un Congreso que no le ha dado su aprobación (peor con la negativa británica); tampoco esa respuesta estaría incluida en una estrategia global y sí significaría un retroceso en tres aspectos: las resucitadas conversaciones de paz Israel-Palestina; el tímido acercamiento con el nuevo gobierno iraní y, global, los acuerdos de reducción nuclear con Rusia. En lo regional, donde lo confesional es importante, el gobierno sirio de tendencia chiíta (los Al-Asad son alauitas, una vertiente del chiísmo) se vincula con Irán y su mutuo apoyo a Hezbolá; enfrentándosele está la “colación suní”: los mayoritarios suníes sirios, Arabia Saudta y Qatar, además de Turquía. También importantes son: el equilibrio de fuerzas extrarregionales (EEUU versus Rusia y China, principales aliados de Siria), la importancia que Al-Qaeda y el salafismo están tomando en la región (Yemen, Iraq, Libia, Egipto con los Hermanos Musulmanes, Siria, reforzado en la insurgencia) y el  peligro para la estabilidad política de Rusia de la penetración del fundamentalismo islámico en sus repúblicas con mayoría musulmana, sobre todo las del Cáucaso del Norte, además la influencia de los precios del petróleo en la recuperación de la Unión Europea.



Referencias

http://www.webislam.com/articulos/90510-salafismo_imperialismo_terrorismo_historia_de_una_relacion_segunda_parte.html