domingo, 30 de junio de 2013

2010: año que Brasil fantaseó; 2013: el de la dura realidad

¿Por qué un BRICS y G8, octava —sexta duró una samba— economía mundial, protesta en las calles por aumento en pasajes públicos? Porque 21% es pobre (y 6% indigente), bajísimo crecimiento (previsto 2,49%, posible 1,7), alta inflación (pronosticada 6,67%), “maquillados” éxitos (como el Presal), industria cada vez menos competitiva por proteccionismo (decreció 0,3%), gastos (Mundial y Olimpiada) sumamente ofensivos (e inflados) y corrupción mayúscula de la mayoría de la clase política (el mensalão sólo fue lo más visible).

El PIB brasileño es el más grande de la Región (U$2.425MM) pero de seguir así en pocos años dejará de serlo; su per cápita (U$12.594) lo superan seis países hispanoamericanos y otras tantas islas del Caribe (y es el 106vo. mundial). La burocracia es inmensa (absorbe 38% del PIB, mientras Suiza sólo 33,6 y Uruguay 28,9 con más eficiencia); el transporte público es malo, la seguridad pésima, la educación y la salud pública son mediocres... ¿Hay que buscar más causas?

Lo que parecía protestas de jóvenes de clase media emergente (53% de la población) se convirtió en cuestionamiento del Brasil de hoy por la mayoría de la sociedad. Frente a ello, primero el Gobierno se inmovilizó y el PT (y sus sindicatos) las etiquetó como oposición de derecha; luego, el Gobierno pasó al pánico y sobrepromesas y el PT fracasó en apropiárselas. La Presidente prometió Constituyente y plebiscito; luego sólo plebiscito y ahora pareciera que no se llega.

El Congreso empezó a acelerarse: Esta semana retiró (oposición del PT) la transferencia de más dinero público a la FIFA (para la Copa ya se invirtió U$13MM); asignó (PT opuesto) las regalías del Presal a educación (75%) y salud (25%); estableció voto abierto para revocar parlamentarios; decretó la corrupción como “crimen atroz”; y, muy importante, rechazó la PEC 37 (promovida por el PT), que facilitaba la impunidad al limitar los poderes del Ministerio Público. 

Referencias


martes, 18 de junio de 2013

Comercio libre o protección aduanera: ¿Qué es mejor para el desarrollo regional?

Leía en estos días el artículo “La integración y la Alianza del Pacífico” (http://www.infolatam.com/2013/06/05/la-integracion-y-la-alianza-del-pacifico/) de Carlos “Chacho” Alvarez en el que analiza lo que denomina “cierta tendencia […] a sobrecargar de ideología las lecturas sobre los diferentes proyectos subregionales”. En resumen, critica la posición de contraponer la Alianza del Pacífico al MERCOSUR como “un signo negativo cuando no un retroceso en la situación actual sudamericana y latinoamericana”.

Contextualicemos

Alianza del Pacífico

La Alianza del Pacífico es un bloque comercial que se inicia como proyecto integrador bastante reciente, en abril del 2011 a través de la Declaración de Lima.
Integrado originalmente, bajo el principio de complementariedad económica, por cuatro países latinoamericanos: México, Colombia, Perú y Chile, al que pronto se adherirán como miembros dos países observadores: Costa Rica este mismo año y luego Panamá, al momento la Alianza es líder en exportaciones y comercio exterior de toda la Región y la octava economía en el mundo, convirtiéndose en el bloque comercial más grande y ambicioso de Latinoamérica.

Algunos datos pueden ayudar a completar la caracterización de la Alianza: Con Costa Rica incluida, la población que vive en sus fronteras era de cerca de 213 millones de habitantes en 2010 (ahora debe ser de alrededor de 220 M; consideré 5% de crecimiento vegetativo en el trienio, un porcentaje posiblemente bastante bajo), lo que representaba más de un tercio de la población de Latinoamérica (37%); el PIB nominal en 2012 fue de USD 2,041 MM (36% de los casi 5,648 MM de la mayor parte de la Región), con crecimiento promedio respecto a 2011 de 5.4% (superior en 0.9% al de Latinoamérica, que fue de 4.5% para ese período) y PIB per cápita promedio de USD 10,011 (el promedio regional fue de USD 9,733, por lo que el de los países de la Alianza fue 3% mayor); el Índice de Gini promedio es de 51.0, superior en 3.6 al regional: 47.5 (las fechas fueron variables entre 2009 y 2012, por la información accesible); la Inversión Extranjera Directa (IED) en 2012 fue de USD 73,310 MM (42% de toda la IED en la Región: USD 173,361 MM); las exportaciones (USD 573,370 MM) y las importaciones (USD 563,030 MM) de los 5 países en 2012 fueron, en ambos casos, 52% de las totales en Latinoamérica (USD 1,108,425 MM y 1,082,104 MM, respectivamente), lo que le dio una balanza comercial conjunta favorable de USD 10,340 MM (sólo México y Costa Rica tuvieron balances desfavorables: USD 8,500 MM y 5,320 MM, respectivamente); la inflación promedio de los integrantes en 2011 fue de 4.3%, menor al promedio regional (6.8%), y el porcentaje de la Deuda Bruta Pública con respecto del PIB ese mismo año fue de 28.2%, casi la mitad del promedio latinoamericano (50.2%).

Por su parte, los países miembros son los más integrados de Latinoamérica con el mundo: México y Chile son los únicos países latinoamericanos miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE: el “Club de los Países Ricos”), de la que Colombia ha solicitado su ingreso; México es uno de los tres miembros latinoamericanos del Grupo de los 20 (G-20; los otros dos latinoamericanos son Brasil y Argentina); Chile, México y Perú son los únicos países latinoamericanos miembros del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), que incluye los países más importantes de la Cuenca.

Asimismo, la filosofía de los países de la Alianza se basa en la política de libre comercio y circulación de bienes y capitales y servicios como impulsores del crecimiento. Muestras de esa apertura comercial son que Colombia tiene firmados Tratados de Libre Comercio (TLCs) y similares con 52 países, México con 44, Chile con 59 y Perú con 50. En conjunto, tienen relaciones comerciales preferenciales con otros 61 países (incluidos Estados Unidos, Canadá, Unión Europea, Corea e Israel) y con 8 están en proceso.

En su reciente VII Cumbre realizada en Cali, entre otros acuerdos se aprobó la desgravación arancelaria del comercio entre ellos, inmediatamente entrando en vigor arancel cero para 50% de los productos intercambiados, a la brevedad eliminar tarifas hasta 90% de los mismos y próximamente llegar a un acuerdo para agregar los restantes. También se decidió la instalación de embajadas y consulados comunes en algunos países: Ghana y Singapur (los cuatro), Argelia y Marruecos (Colombia y Chile) y Vietnam (Colombia y Perú), así como van a establecer oficinas conjuntas de promoción comercial y de turismo en distintos países. Mientras tanto, los presidentes de la Alianza del Pacífico acordaron en la reunión de Cali.
Otros acuerdos recientes son la constitución de un Parlamento de la Alianza y la próxima incorporación de la Bolsa Mexicana de Valores al Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), actualmente integrado por los mercados de valores de Colombia, Chile y Perú.

En la Alianza participan actualmente como observadores Canadá, España, Guatemala, Uruguay y Paraguay (estos dos países ya han planteado su interés en incorporarse como miembros plenos, sobre todo Uruguay que ocupa la Presidencia pro Témpore de MERCOSUR), Australia, Japón, Portugal, Nueva Zelanda, Ecuador, El Salvador, Francia, Honduras, Portugal y República Dominicana. También están interesados en ser observadores: Brasil, Estados Unidos, Italia, Alemania, Indonesia, Unión Europea y China.

MERCOSUR

Por su parte, el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) es otro bloque comercial que existe como proyecto desde más de dos décadas atrás, cuando sus integrantes originales (Brasil, Uruguay, Argentina y Paraguay) se unen con criterios integradores a partir de contar con fronteras comunes (Brasil y Argentina tienen, cada uno, con los otros tres socios originales mientras que Uruguay y Paraguay las tienen con Argentina y Brasil) en marzo de 1991 con el Tratado de Asunción.

Integrado originalmente por esos cuatro países vecinos, en 2012 se integra Venezuela como miembro pleno a la vez que se suspende la membresía activa de Paraguay (basándose en la destitución congresal de su Presidente electo), la adhesión de Bolivia (a la vez miembro de la Comunidad Andina de Naciones, CAN, y de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos, ALBA-TCP) está pendiente de ratificación. MERCOSUR tiene como observadores a México y Nueva Zelanda y como asociados a Bolivia, Chile, Ecuador, Colombia y Perú.

Concebido como unión aduanera con tendencia claramente proteccionista, las características que han marcado el devenir durante toda su existencia han sido: el permanente enfrentamiento por barreras comerciales entre los dos miembros “grandes” y un permanente proteccionismo a sus economías en ambos, y el desbalance entre las economías integrantes (que han conllevado dos grupos: el de los “grandes” con Brasil y Argentina, y el de los “chicos”: Paraguay y Uruguay, desequilibrados de los otros) a lo que se adiciona, actualmente, el marcado cariz político (expresado a partir de la filiación de sus gobiernos a diversas tendencias de izquierda) de muchas de sus decisiones (ejemplificado con la suspensión de Paraguay) y problemas económicos que se reflejan en el proceso de integración.

Para caracterizar al MERCOSUR y poder compararlo con la Alianza emplearé los mismos parámetros: Con Venezuela incluida, la población que vive en sus fronteras era de cerca de más de 274 millones de habitantes en 2010 (ahora debe ser de alrededor de 288 M: 47% de la población de la Región, superando en casi 70 millones la población de la Alianza); el PIB nominal en 2012 fue de USD 3.313 MM (59% de la Región, casi 1.272 MM mayor que el de la Alianza), con crecimiento promedio respecto a 2011 de 5.2% (superior en 0.7% al de Latinoamérica e inferior en 0.2% al de la Alianza) y PIB per cápita promedio de USD 10,921 (12% mayor que el promedio regional y 9% más que el de la Alianza); el Índice de Gini promedio es de 47.0 (inferior en 0.5 al regional y 4% menor al de la Alianza), apoyado en el buen Índice de Venezuela: 39,0, pues tanto Brasil como Paraguay lo superan significativamente; la Inversión Extranjera Directa (IED) en 2012 fue de USD 84,022 MM (48% de la Región y casi 11.000 MM más que la de la Alianza, diferencia impulsada por la IED en Brasil —más de 65.000 MM— que fue 78% de todo MERCOSUR y 38% de Latinoamérica); las exportaciones (USD 438.772 MM) y las importaciones (USD 383.490 MM) de los 5 países en 2012 fueron 40% y 35%, respectivamente de las totales en Latinoamérica (las exportaciones fueron USD 134,598 MM menores que las de la Alianza, como también las importaciones: 179,540 MM), lo que le dio una balanza comercial conjunta favorable de USD 55,282 MM (gracias a las ventas del petróleo venezolano); la inflación promedio de los integrantes en 2011 fue de 11.4%, (superior en 4.6% al promedio regional y en 7.2% al de los países de la Alianza); la Deuda Bruta Pública con respecto del PIB ese mismo año fue de 44.7% (inferior en 5.5% del promedio latinoamericano y superior en 16.5% a la de la Alianza).

El primer elemento de análisis económico entre ambos Proyectos de Integración es que el MERCOSUR, a pesar de tener 70 millones de consumidores más (alrededor de 30% más habitantes), exporta (-31%) e importa (-47%) significativamente menos que la Alianza; si comparamos esto con la realidad de cada país, sobre todo de los más grandes económicamente (Brasil el primero, Argentina el tercero y Venezuela el quinto) encontramos que Venezuela importa casi todo su consumo pero compensa con sus monoexportaciones petroleras mientras que Brasil (la mayor economía de la Región: 43% del PIB latinoamericano) con casi 70% más de población que México su comercio exterior es 64% menor que el de México y su crecimiento del PIB nominal fue 31% menor que el mexicano (y 50% del de la Alianza).

En lo internacional, Brasil y Argentina son los otros dos miembros latinoamericanos del G-20 y Brasil es el único miembro de la Región en los emergentes BRICS, mientras que en acuerdos comerciales Brasil tiene TLCs y similares con 43 países, Argentina con 41, Uruguay con 41, Paraguay con 40 y Venezuela con 45. En conjunto, tienen relaciones comerciales preferenciales con otros 43 países (sólo significativos Sudáfrica y Unión Europea) y con 14 están en proceso. Lo primero que se destaca es que tiene acuerdos con 18 países menos que la Alianza, además varios de ellos pueden peligrar por las barreras arancelarias (México y Unión Europea); lo segundo es que la mayoría de los acuerdos son con países de la Región, exceptuando India, Israel, Palestina (con ninguna trascendencia económica) y Unión Europea, y lo tercero es que ocho de los tratados son más de apoyo y asistencia que de real intercambio (Antigua y Barbuda, Cuba, Dominica, Guyana, Nicaragua, Palestina, San Vicente y las Granadinas y Surinam; no incluyo Bolivia porque el apoyo ha sido sobre todo en años anteriores al aumento de ingresos por exportaciones del país). En conclusión: la parte más importante de los acuerdos comerciales es con países de la Región, un número importante son de beneficio unidireccional (hacia el otro país suscribiente y sin relativa o ninguna complementariedad) y algunos de los más importantes pueden peligrar por las barreras arancelarias dentro de MERCOSUR, principalmente por parte de Argentina.

Y ésas mismas barreras pueden hacer fracasar la asociación misma: Brasil (que es el principal socio comercial de Argentina) las sufre en una relación de falta de reciprocidad (también la Unión Europea se resiente, sobre todo en esta etapa de crisis). A esto se debe sumar la política argentina poco favorable a empresas extranjeras (en el caso brasilero ha sido significativo el rechazo a las inversiones de Petrobras, la minera Vale y la ferroviaria ALL), el desequilibrio económico interno y la falta de liquidez del socio nuevo, el poco crecimiento del PIB de la mayoría de los miembros (Brasil, Argentina y Venezuela), la alta inflación (Argentina y Venezuela, junto con Uruguay) y el desbalance con los socios menores: Uruguay y Paraguay. Un dato adicional es que éstos dos últimos ya manifestaron su interés en adherirse a la Alianza y están en proceso de cumplir los requerimientos para hacerlo.
MERCOSUR también mantiene un Parlamento (PARLASUR), del que Paraguay estará excluido hasta que los demás socios acuerden su reingreso, posiblemente después de la asunción del nuevo Presidente paraguayo.

Conclusiones sobre la comparación entre la Alianza del Pacífico y el MERCOSUR

Es innegable que en Latinoamérica ahora hay dos sistemas de integración —mejor sería llamarlos alianzas— que representan dos diferentes filosofías de relaciones económicas: de un lado, abierto al libre comercio y circulación de bienes y capitales y servicios como impulsores del crecimiento y la competitividad; del otro, una unión aduanera con tendencia claramente proteccionista —incluso entre sus miembros para proteger sus economías internas, subsidiándolas y, en consecuencia, restándoles competitividad.

La primera es la Alianza del Pacífico, que ya ha eliminado los aranceles en el 90% de los productos y espera llegar pronto a 100%. La segunda, MERCOSUR.

Si el crecimiento del PIB y el comercio es señal de éxito, los de la Alianza llevarían el mérito: el año pasado crecieron en promedio de 5% —México fue el de más bajo crecimiento con 3.9% y Perú el de mayor con 6.9— mientras los de MERCOSUR apenas llegaron a 2.9% —mucho menos del promedio de 5.2% en 2011 y con bastante dificultad de repetirse este 2013 porque Argentina no tiene ninguna posibilidad de repetir 8.9% de 2011 ni Venezuela pasará del equilibrio (pronóstico de 0.1%) en el mejor de los casos ni Brasil despega (0.9% de crecimiento en 2012, con  retracción de 0.8% en la producción industrial y de 2.7% en la agroganadería). También, a pesar de la crisis internacional el año pasado el comercio entre los países de la Alianza del Pacífico crecía 1.3% pero los intercambios de los países del MERCOSUR se reducían 9.4%, según CEPAL. Cifras importantes. Mientras la Alianza trata de crear una plataforma conjunta para exportar a Asia, las economías principales del MERCOSUR —Brasil, Argentina y Venezuela— se cierran para proteger su producción local pero con ello las hacen cada vez menos competitivas y las salvaguardas ayudan a aumentar la inflación por falta de competencia; crecieron la década pasada a pesar de su aislacionismo por la crecida de los precios internacionales de las materias primas pero la caída de éstos —peor los pronósticos— detuvo su crecimiento.

El vicepresidente de Uruguay, Danilo Astori Saragosa —de izquierdas—, denunció la "inacción prácticamente total" del MERCOSUR y "la imposibilidad de tener políticas económicas comunes" por lo que defendió la posible adhesión de su país a la Alianza del Pacífico, lo que despertó las alarmas de autoridades brasileras.

Algunas opiniones han descrito a la Alianza como una nueva y pequeña versión del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el Proyecto de Integración preconizado por EEUU entre 1994 y 2005 como extensión para toda la Región del  la ampliación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, iniciado en 1994 entre EEUU, México y Canadá) al resto de los países latinoamericanos excluyendo a Cuba. Comparando el crecimiento de México con el de las otras cuatro mayores economías regionales, a partir de su entrada en NAFTA hasta 2012 ha sido de 48%, con una caída significativa en 2010 de -6% por la crisis estadounidense; en el mismo período, Brasil creció 59%, Colombia 64.1%, Venezuela 44.7% —pesar del gran boom de los precios del petróleo— y Chile 82.3% (como el Banco Mundial, que es la fuente de esta información, no reconoce la veracidad de los datos argentinos a partir de 2007, un comparativo de crecimiento hasta esa fecha da México: 40.1%, Brasil 37.8%, Argentina 36.5%, Colombia 42.1%, Venezuela 31.1% y Chile 62.9%). Un rápido cálculo da que México, Colombia y Chile crecieron promedio 64.8% entre 1994-2012 mientras Brasil y Venezuela lo hicieron 51.9% (entre 1994-2007, los tres primeros crecieron 48.4% y los otros dos más Argentina, 35.1%). La conclusión factible es que a mayor apertura, mayor crecimiento.

Carlos Alberto “Chacho” Alvarez

Carlos Alberto “Chacho” Álvarez fue Vicepresidente de Argentina durante entre 1999 y 2000 —renunció denunciando corrupción en el gobierno— en  la gestión del Presidente radical Fernando de la Rúa Bruno —quien renunció a fines de 2001 en la peor crisis reciente del país—, presidente de la Comisión de Representantes Permanentes del MERCOSUR entre 2005-2008 y desde 2011 Secretario General de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), a partir de 1980 un organismo regional más de los que propugnan, inefectivamente, la integración.


Tras estas credenciales —en MERCOSUR y ALADI—, se puede entender que Don Carlos Álvarez defienda la eficiencia de todos los Mecanismos de Integración actuales.

Referencias