martes, 26 de febrero de 2019

La antihistoria: ideología de la mentira



El sábado, en todo el mundo se vio —en televisores, computadoras y teléfonos— qué realmente es el madurismo: mientras miles de venezolanos trataban de introducir ayuda humanitaria en su país desde las fronteras de Colombia y Brasil, liderados por Juan Guaidó Márquez y con el apoyo de gran parte de la comunidad internacional —la inmensa mayoría de gobiernos latinoamericanos—, en Caracas un Maduro Moros grotesco bailaba frente a los convocados para apoyarle —no diré “sus seguidores” porque muchos serían empleados públicos conminados—, despreciando así a los venezolanos —no escribo “compatriotas” porque no dudo que Maduro no los tiene— que morían o eran heridos en las fronteras por llevar ayuda humanitaria a sus hermanos necesitados.

Esa ayuda humanitaria no pudo entrar: el régimen prefirió mandar a sus represores y a “los colectivos” —sicarios armados, como “las turbas” orteguistas— para quemar la que entró, bloquear la entrada del resto, gasificar, disparar y asesinar a indefensos —crímenes inhumanos— antes que reconocer su desastre.

Pero no fue una derrota. Las mentiras acabaron: el régimen proclamó que no había crisis—pero anunció qué Rusia “ayudaría” con 300 toneladas de medicinas y alimentos (fueron 7 no más, y pagadas)—, que la ayuda internacional estaba contaminada, que su entrada encubriría una intervención militar… Toda esa ideología de la mentira fue la que fracasó, como fracasado está el régimen.

Fue, en verdad y a pesar de lo negativo, una victoria: unió más al pueblo, desnudó al oficialismo y, además, Guaidó se potenció como líder. De todo esto se enteró, en directo, el mundo entero.

El factor de desbalance de la crisis, como en 1958, hoy está en las Fuerzas Armadas: la posición final que tomen será decisoria en la solución. El viernes pasado, Rocío San Miguel, directora ejecutiva de la ONG venezolana Control Ciudadano para la Seguridad, Defensa y la Fuerza Armada Nacional, analizó las continuadas y crecientes deserciones desde generales a simples policías, como fueron el sábadoen una entrevista para El País (“El goteo de las deserciones militares está erosionando la roca”), afirmando que ahora sí hay una alternativa real de poder «capaz de aglutinar al liderazgo opositor tras de sí. Eso no existía [y] es muy importante para los militares»

Un detalle que me fue “curioso” es cómo CNNE que, como Caracol y TVNCh, informó ampliamente en vivo de lo que sucedía, en pro de ser “políticamente correcto” entrevistó como analista “imparcial” a Pedro Brieger, de quien no tengo inconveniente de oír sus opiniones siempre y cuando, al menos con Venezuela, no se lo etiquete de “imparcial” porque Brieger es miembro del Consejo Consultivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), un think tank de izquierda “dura” como fue la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS) que asesoró a Chávez, Correa y Morales, origen del partido PODEMOS y del mismo CELAG— dirigido por Alfredo Serrano Mancilla, principal asesor económico de Maduro —quien lo ha llamado “el Jesucristo de la economía”—, creador de los CLAP y, por ende, de la miseria y hambreamiento en Venezuela —también asesor de los anteriores gobiernos de Argentina y Ecuador (Correa, acusado de delitos en su país, es del Consultivo), del boliviano y, ahora, del mexicano (que Dios los guarde). Por intereses, al margen de su posición ideológica, Brieger sobre Venezuela no es un “imparcial”.

Hoy no apoyo ni espero intervención: es otro mecanismo de intimidación. La comunidad internacional tiene que seguir demostrando al pueblo venezolano que no están abandonados.


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domingo, 24 de febrero de 2019

Después de las mentiras, camino de victoria



Ayer sábado fue el clímax —por ahora— del acelerado desmiembre político y social del madurismo. Casi cuarenta días después de la reasunción ilegítima de Maduro y un mes cabal de la designación por la Asamblea Nacional —último poder legítimo— de Guaidó como Presidente Encargado, la apuesta del presidente Guaidó, junto con la mayoría de la comunidad internacional, para entrar ayuda humanitaria en Venezuela tuvo fecha.

Las mentiras acabaron: que no había crisis de medicinas y alimentos ¿y para qué “mandó” Rusia 300 toneladas (que fueron 7 no más)?—, que la ayuda estaba contaminada, que encubría una intervención militar… Todas fueron cayendo rápidamente, como cayendo está el régimen.

El factor de desbalance está en las FANB: su posición final deserciones incluidas— será decisoria en la crisis. También Cuba; el viernes pasado, Rocío San Miguel directora ejecutiva de la ONG Control Ciudadano afirmaba para El País (“El goteo de las deserciones militares está erosionando la roca”): «Maduro no puede caer antes de referendo constitucional cubano […], el efecto de lo que sucede en Venezuela es demasiado poderoso».

Pudieron quemar algunos camiones, obstruir la entrada de otros, gasificar, perdigonear y asesinar a indefensos, pero Maduro debería recordar a Talleyrand-Périgord: «Todo podemos hacer con bayonetas excepto sentarnos en ellas.»


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sábado, 23 de febrero de 2019

“Primarias” al cohete



Cuando cualesquiera de nosotros oye hablar “primarias” lo asocia con elecciones primarias: el paso previo a una elección definitiva —generalmente generales, ya sea presidenciales, legislativas o para gobernadores, aunque depende del país— donde dos o más precandidatos de cada organización política dirimen, con el voto de sus militantes —si son cerradas— o de todos los ciudadanos habilitados —si son abiertas— quién será el candidato de esa organización.

Me voy a remitir a dos muy conocidas: las argentinas PASO (Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias), vigentes desde 2009 —cuando la entonces presidente Cristina E. Fernández Wilhelm de Kirchner​ promulgó la Ley Nº 26.571 ("Ley de Democratización de la Representación Política, la Transparencia y la Equidad Electoral") que modificó los requerimientos de los partidos políticos para poder presentarse en las elecciones nacionales, caducó la personería 149 partidos e implementó el sistema de primarias—, y las primarias y caucus —asambleas, mucha veces mediante brazo levantado— en EEUU, con una gran variedad de posibilidades: cerrada (sólo los militantes inscritos en el partido pueden votar, no así los independientes; es la más usual); semicerrada (los miembros registrados en un partido político y los votantes "no afiliados" o independientes); abierta (cualquier votante registrado puede votar en cualquier primaria de cualquier partido); semiabierta (cada votante puede votar en cada primaria, pero deben de decir públicamente por cual primaria votarán); global (los votantes votar por candidatos por cargo, sin importar la afiliación de partido); eliminatoria (el voto no está limitado a un partido y los dos candidatos con más votos avanzan a las elecciones generales sin importar la afiliación partidaria). Las PASO son dos meses antes de las elecciones y las primarias estadounidense, por ser por cada estado (50) consecutivamente, durante más de un año antes de la proclamación del candidato. Otros países que efectúan elecciones primarias son Armenia, Belice, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, España, Francia, Honduras, Italia, Jamaica, Uruguay, Venezuela y… Bolivia.

Bolivia, con la nueva Ley 1096 de Organizaciones Políticas (NLOP) de septiembre de 2018 —modificada a conveniencia del oficialismo en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) a partir de un proyecto preparado por cinco “notables” (utilizo el término empleado), la mayoría definidamente independientes y acelerados vertiginosamente sus diferentes tiempos— convocó unas urgentes “primarias” para poder inscribir y, por ende, oficializar la habilitación del binomio oficialista —después se supo que dos miembros del Tribunal Electoral votaron en contra de habilitarlos. ¿Por qué esa urgencia? Pues porque en 2016, el referéndum constitucional promovido por el oficialismo —convencido de su “segura” victoria— para modificar la Constitución de 2009 —elaborada por el actual oficialismo, entonces a su medida— y permitir la cuarta repostulación del presidente Morales Ayma y de su vice terminó en derrota de esa pretensión al obtener sólo 48,7% de votos favorables versus 51,3% del NO (con participación de 84,45% de habilitados). No contento, lógicamente, con este resultado y constado que ningún otro posible pretendiente masista iba a obtener la victoria —ni Morales Ayma lo hubiera permitido— que era imprescindible, no tanto para asegurar un pretendido “legado” sino para evitar que se castigara la francachela de corrupción que ha sido el trecenio masista, a fines de ese año el saliente Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) —elegido en 2011 en “elecciones judiciales” donde ganó el voto censura (entre 56% y 63%) como expliqué en “Un round electoral con final inesperado” [E-lecciones.net, 11/10/ 2011], y que en las siguientes de 2017 alcanzó 66,75% (“De lo que acaba y de lo que aún no empieza”, E.lecciones.net 05/01/2018)— emitió su Sentencia Constitucional Plurinacional 0084/2017 “interpretando” la Convención Americana sobre Derechos Humanos que, según la Sentencia, reconocía como “derecho humano”… la postulación indefinida; por eso, la inscripción para las primarias del binomio prorroguista era un supuesto “seguro candado” contra los que se oponían. Huelga decir que desde el mismo 2016 cuando el oficialismo empezó su intento de violentar la decisión soberana de los ciudadanos, la población se ha manifestado contundentemente en contra.

Volviendo a las “primarias” bolivianas, se habilitaron nueve partidos, incluyendo el Movimiento Al Socialismo (MAS) y ocho de un amplio, desunido y variopinto arco opositor: el Frente de Unidad Nacional (UN) —registrado dentro de la Alianza “Bolivia Dice No” (BDN), de la que separó a última hora y, por ende, quedó inhabilitado para los comicios de octubre de 2019—, el Frente para la Victoria (FPV), el Frente Revolucionario de Izquierda (FRI) —aliado ex post su candidato con otras organizaciones y convertido en Comunidad Ciudadana sin registro de ese nombre—, el Movimiento Demócrata Social (Demócratas) —en la Alianza “Bolivia Dice No”—, el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), el Partido de la Acción Nacional Boliviano (PAN-BOL), el Partido Demócrata Cristiano (PDC) y la Unidad Cívica Solidaridad (UCS).

Fuera de registro y, por ende, participación, quedaron: Bolivia Somos Todos (BST), Calidad País (PCP), Compromiso Ciudadano (CC), Comunidad Política (NAYRA), Dignidad Boliviana (DIBOL), Frente Bolivia Unidad (FBU), Fuerza Alternativa Boliviana (FAB), Fuerza de Innovación Nacional (POR FIN), Gran Alianza Nacional por Bolivia (GANA), Movimiento Cristiano Bolivia (MCB), Movimiento Cristiano Patria Grande (MCP-G), Movimiento Tercer Sistema (MTS), Partido Liberal (L), Patria Soberana (PS), Patriotas para la Transformación (PPT), Pueblo Unido (PUN), Revolución Cristiana de Bolivia (RCB) y Soberanía y Libertad (SOL.BO).

Teniendo en cuenta que el universo de electores en Bolivia es menos de siete millones, la dispersión de “opciones” minúsculas toma ribetes de sainete bufo.
Terminado el registro y depuración de los libros de militantes, se publicaron virtualmente las militancias y ¡horror! muchas personas empezaron a reclamar que aparecían en organizaciones que nunca se habían inscrito (en mi caso, extranjero residente, aparecí como militante de un partido). La depuración (trámite a solicitud personal) arrojó 55.468 personas con sus registros plagiados de un poco más de 1.700.000 militantes presentados originalmente por los nueve partidos, un total en el que sólo el MAS (casi un millón) y BDN superaron los 300 mil registros, repartiéndose el resto entre los otros seis partidos.
Pero lo “mejor” vino a continuación: en las “primarias” bolivianas del 27 de enero de 2019 compitieron… un único binomio en cada partido. Es decir: los Bs 27 millones invertidos (cerca de USD 4 millones) sólo sirvieron para la habilitación del binomio prorroguista, violando nuevamente el referéndum constitucional de 2016.

Lo otro, ya es para el anecdotario burlesco de los gafes políticos: Morales Ayma anunció una “victoria aplastante” en las primarias —a pesar de su pirrismo— y su vicepresidente proclamó que «Con que votaran entre un 50 y un 70% [de su militancia] yo estaría feliz, si vota el 100% [estaré] ultra feliz, si vota menos del 50% me voy a preocupar porque es un llamado de atención de que la estructura orgánica requiere un conjunto de ajustes». Los demás partidos, por lo común, pidieron sólo voto simbólico —el Órgano Electoral aclaró que un único voto bastaba para habilitar al partido— pero el MAS sólo llegó a 45,5% (en realidad, a 94% de conteo rápido del Tribunal Electoral, estaban a 36,5%; huelga explicación). Además, cerca de 45 mil “militantes habilitados” del MAS que fueron a votar lo hicieron nulo o blanco; es decir, realmente sólo votó por el binomio el 41,0%, verdadero «motivo de preocupación».

Y aún faltan nueve largos meses más hasta las elecciones de octubre.


Información consultada

http://www.e-lecciones.net/sec/opinion/id/1274/ 

martes, 19 de febrero de 2019

Dos artículos para los que fui entrevistado


https://www.paginasiete.bo/nacional/2019/2/18/la-fidelidad-con-el-legado-de-chavez-ha-aislado-bolivia-209410.html
“La fidelidad con el ‘legado’ de Chávez ha aislado a Bolivia”
“La fidelidad con el ‘legado’ de Chávez ha aislado a Bolivia”José Rafael Vilar, asesor corporativo y político Foto: Archivo Página Siete
lunes, 18 de febrero de 2019 · 00:13
Página Siete  / La Paz
José Rafael Vilar, asesor corporativo y político, sostiene que la fidelidad del Gobierno con el “legado” del extinto  Hugo Chávez “ha aislado aceleradamente a Bolivia”.
 Vilar es autor de Auge y caída del socialismo del siglo XXI, libro considerado como una rápida visión hispanoamericana de los “recientes ciclos políticos y del fracaso de ideologizar la economía”.  
Venezuela, y en concreto Chávez, financiaron el programa Evo cumple hasta 2010; y a eso hay que sumar el apoyo político que el extinto comandante dio a Morales ¿A qué se puede atribuir todo ese respaldo?  
En 2006, el bloque del socialismo 21 estaba reducido a gobernar Venezuela y Cuba y afinidades en los gobiernos de Brasil, Argentina, Uruguay, incluso Chile y Honduras. Por eso, un gobierno asumido de “izquierda indigenista” era necesariamente un aliado potencial.
Además de financiar el programa Evo Cumple, Bolivia Cambia, porque en ese momento el Gobierno necesitaba la fuerte necesidad de cumplir sus propuestas sociales y no había recursos en el país (recordemos la crisis que se arrastraba desde “coca y contrabando cero” y el efecto samba), Chávez fue fundamental en el soporte estratégico y de inteligencia del gobierno de Morales Ayma (junto con la presencia cubana vehiculada originalmente gracias a los petrodólares de Venezuela).
En resumen: independiente de las reales afinidades, en 2006 era absolutamente estratégico para Venezuela contar con un aliado más (recordemos que Correa y Ortega triunfaron en 2007).
¿Con la muerte de Chávez podemos hablar de un antes y un después en el respaldo del chavismo hacia Morales?
Para nada, la relación siguió tan estrecha como antes,  aunque sin el vínculo más afectivo (que llamaré “filial” porque si Chávez se consideraba “hijo” de Castro, el mayor, Morales lo era de Chávez; creo recordar que fue el único gobernante que lloró en su entierro).
Lo que varió fue el signo de esa relación: hasta 2008, fue total (política, económica, militar) de Venezuela a Bolivia; en 2008 termina el apoyo económico y hasta 2013 (muerte de Chávez) Bolivia mantiene una dependencia del liderazgo de Hugo Chávez, secundando todas sus propuestas (Unasur, CELAC); según se iba diluyendo el liderazgo e iniciativas venezolanas (por la incapacidad de Maduro pero, también, por la reducción de ingresos), Bolivia fue convirtiéndose en un defensor del Gobierno venezolano.
A hoy, regionalmente Bolivia (junto con Nicaragua y algunos pequeños países insulares caribeños urgidos de su petróleo para existir) es el único claro defensor del gobierno de Maduro, con México ahora y Uruguay (podría decir “hasta recién”) en tácita defensa.
 ¿Por qué hay esta lealtad del presidente Morales hacia el chavismo, que se traduce en apoyos internacionales a Maduro? 
Al margen de mi decidido rechazo al madurismo (y de plano al chavismo, porque uno es la prolongación del otro y de sus graves errores disfrazados con mucho dinero que ya no hay), creo meritoria para el presidente boliviano la fidelidad de Morales con la continuidad de su mentor (en realidad: es la identificación con su mentor que le permitió gobernar en sus años más conflictivos y con el supuesto “legado” de Chávez).
Otra cosa muy diferente es que esa fidelidad con el “legado” de Chávez ha aislado aceleradamente a Bolivia, actuando a contracorriente de la región, y nos ha comprometido con un régimen detestado por gran parte de la comunidad internacional, colocándonos al borde del ostracismo, algo que será muy difícil de revertir a corto y quizás mediano plazo para un gobierno de distinto signo ideológico que pudiera ganar en octubre.
https://www.paginasiete.bo/nacional/2019/2/18/al-menos-momentos-clave-explican-la-fidelidad-de-evo-al-heredero-de-chavez-209409.html
Al menos 2 “momentos clave” explican la “fidelidad” de Evo al heredero de Chávez
El primer momento está relacionado con la llegada de Morales al poder y sus primeros años. El segundo, con el respaldo que brindó el Comandante al Jefe de Estado en 2008, durante la polarización que vivió el país.
Al menos 2 “momentos clave” explican la “fidelidad” de Evo al heredero de Chávez
lunes, 18 de febrero de 2019 · 00:14
Página Siete  / La Paz 
Hay al menos dos “momentos clave” que retratan el apoyo del extinto Hugo Chávez al presidente Evo Morales y que explican la “fidelidad” del Jefe de Estado respecto al régimen de Nicolás Maduro. Aquellos son, según analistas y políticos: el respaldo de recursos, durante las primeras gestiones de Morales, y el apoyo político que le brindó Chávez en 2008, durante la polarización política que vivió el país. 
El primer momento está relacionado con la llegada de Morales al poder, en 2006, y sus primeros años. De forma concreta -sostienen quienes investigaron el tema- el respaldo de Chávez se evidencia a través de la incidencia en el “soporte estratégico y de inteligencia” y en el programa Bolivia Cambia, Evo Cumple, que durante su primera etapa fue financiado principalmente con recursos  de donaciones del Gobierno venezolano (hasta 2010, de ahí en adelante se financió con dinero del Estado).
https://www.paginasiete.bo/u/fotografias/m/2019/2/17/f768x0-251101_251119_34.jpg
Al respecto, el senador y candidato Óscar Ortiz, quien estudió el caso, afirma: “Al principio, en la primera gestión, incluso había actos en los cuales el Presidente entregaba las obras con el embajador de Venezuela al lado; y en el primer periodo, incluso, los cheques que se entregaban a los alcaldes eran de la embajada de Venezuela”.
La cifra que se calcula que se aportó desde Caracas para ese programa supera los 200 millones de dólares, según reportes de prensa. “Eso obviamente tenía una intencionalidad política, era un momento en el que todavía no habían crecido tanto los ingresos extraordinarios que provocaron después el alza de precios de las exportaciones de gas”, afirmó Ortiz, quien agregó que el programa del objetivo “era generar una imagen de que alguien está entregando permanentemente obras”.
José Rafael Vilar, autor de Auge y caída del socialismo del siglo XXI, explica que además de financiar el programa Evo Cumple, “Chávez fue fundamental en el soporte estratégico y de inteligencia del gobierno de Morales Ayma (junto con la presencia cubana, vinculada originalmente gracias a los petrodólares de Venezuela)”.
Vilar resume todo en la siguiente idea: “independiente de las reales afinidades, en 2006 era absolutamente estratégico para Venezuela contar con un aliado más; recordemos que Correa y Ortega triunfaron en 2007”.
El otro momento clave del respaldo de Chávez a Morales se “afinca” en 2008. Chávez, en septiembre de ese año, realizó el respaldo público más fehaciente que pudo recibir el Gobierno durante aquel periodo conflictivo.
Cuando la polarización en Bolivia estaba en una aguda escalada, Chávez expresó en septiembre de ese año que si derrocaban o mataban a Morales, le estarían dando venia “para apoyar cualquier movimiento armado en Bolivia”.
“Si la oligarquía y los pitiyanquis, financiados por el imperio, derrocaran algún gobierno nuestro, tendríamos luz verde para iniciar operaciones de cualquier tipo para restituir el poder popular”, agregó Chávez aquella vez. 
Cuando Morales expulsó -el 10 de septiembre de 2008- al embajador de Estados Unidos, tras acusarlo de encabezar una conspiración, Chávez expulsó al embajador norteamericano en Venezuela en solidaridad con Bolivia.
En el masismo afirman que entre los gobiernos de Bolivia y Venezuela hay una afinidad ideológica de izquierda, y que ello explica el estrecho lazo.  David Ramos, diputado y exjefe de bancada del MAS, sostuvo que “el apoyo recíproco en algunas políticas de Estado, por supuesto, tiene que ver con una afinidad”.  No obstante, el legislador subrayó que ese respaldo está enmarcado “con lo que significa ejercitar la soberanía, la autodeterminación y la dignidad, sin injerencia de ninguna índole en el contexto internacional”.
Chávez falleció el 5 de marzo de 2013 y de ahí en más pasaron a tener mayor notoriedad las iniciativas del Gobierno hacia el chavismo. En ese marco se identifican dos momentos: uno, de acciones de homenaje (entre 2013 y 2017); y el otro, de respaldo internacional al régimen de Maduro, heredero de Chávez (de 2017 en adelante).
En el primer momento sobresalen acciones como la inauguración de una estatua de Chávez en Riberalta, Beni (noviembre de 2013), la dedicatoria de Morales de su triunfo electoral a Chávez   en octubre de 2014; y el nombramiento de centros educativos con el denominativo del comandante (en Sacaba y Monteagudo, en 2017).
El segundo momento está relacionado con las acciones que desplegó el Gobierno en favor del régimen madurista. A principios de abril de 2017, tras asumir la presidencia del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), Diego Pary, entonces embajador de Bolivia ante ese organismo, suspendió una reunión extraordinaria prevista para evaluar la crisis  en Venezuela.
La decisión sorprendió a varias delegaciones. No obstante, la mayoría acordó proseguir con el tema y se aplicó un artículo del reglamento que faculta al embajador más antiguo cubrir la ausencia del presidente o el vicepresidente.
En enero, la OEA aprobó una resolución para declarar ilegítimo el segundo mandato de Maduro. Bolivia votó en contra.
A principios del mes en curso, el Grupo Internacional de Contacto (GIC) pidió que se convoquen a elecciones “libres, transparentes y creíbles” en Venezuela. No obstante, la representación de Bolivia, que asistió al encuentro, no suscribió el pronunciamiento.
Vilar concluye con una reflexión sobre el respaldo de Morales a Maduro, poniendo énfasis en que “esa fidelidad” le juega en contra hoy a Bolivia: “Al margen de mi decidido rechazo al madurismo, creo meritoria para el presidente boliviano la fidelidad de Morales con la continuidad de su mentor (en realidad: es la identificación con su mentor que le permitió gobernar en sus años más conflictivos y con el supuesto “legado” de Chávez). Otra cosa muy diferente es que esa fidelidad con el ‘legado’ de Chávez ha aislado aceleradamente a Bolivia”.

sábado, 16 de febrero de 2019

¿Guerra fría por Venezuela? Los intereses detrás del conflicto



El miércoles, Jorge Arreaza Montserrat —hoy canciller de Maduro, exvicepresidente ejecutivo, exministro y, sobre todo, exmarido de Rosa Virginia Chávez Colmenares, hija mayor del fallecido Comandante Eterno— presentó en las NNUU a embajadores de los que denominó “50 países que apoyan a su gobierno”. En el grupo —una veintena— estaban los de China y, según dijo Arreaza, Rusia. La primera pregunta es: ¿son todos ésos sus “aliados confiables”? Me remitiré a los dos mayores, Rusia y China, casualmente los mayores acreedores de Venezuela.

China prestó a Venezuela cerca de 70 mil millones de dólares —aún le deben unos 23 mil millones— e invirtió cifras muy significativas, principalmente en el petróleo y los minerales. La deuda estatal con Rusia es mucho más modesta: 3 mil millones, pero sin contar lo adeudado con las empresas petroleras como Rosfnet y las productoras de armamento, uno de los rubros permanentes y crecientes de compra de Venezuela en Rusia desde Chávez.
Esto crea una diferencia fundamental: la “relación de deuda” con China es más económica y con Rusia más política. Por ello China —sotto voce—ya empezó a hablar con el equipo de Guaidó partiendo del consenso de ambos de que es una deuda de Estados, no de gobiernos —con la filosofía de que “algo podrá perderse pero algo quedará”. Rusia no porque pierde, además de su gran cliente armamentístico, el mayor aliado para reposicionarse en Latinoamérica.

¿”Guerra fría venezolana” entre EEUU y Rusia? No: Rusia está empobrecido aunque cargado de armas. ¿Bravuconerías? ¿Cortina de humo de otros problemas? ¿Angurria de fastos idos? Ud. decide. ?”  

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