jueves, 8 de junio de 2017

La integración de los musulmanes, la única opción


El recrudecimiento de los atentados desde 2015, primero en Francia y ahora en el Reino Unido, nos enfrenta a una nueva realidad: el uso de explosivos pero, sobre todo, de atropellamientos y cuchillos (estos últimos, terrorismo low cost). La mayoría de los terroristas más cruentos son jóvenes, naturales o residentes de años en donde atentan, muchos islamizados recientemente. En varios de los casos cruentos, las autoridades locales tuvieron información de sus tendencias terroristas, pero (como con los hermanos Tsarnaev en Boston) no las profundizaron. El espacio Schegen une pueblos y economías pero facilita moverse los terroristas. Lo último: Francia y Reino Unido son altamente tolerantes con las mezquitas e instituciones salafistas, la tendencia actual más conservadora del islam y promovida por Arabia Saudita y Qatar (ahora enfrentados).

Los atentados pudieron evitarse si Europa se hubiera preparado con mayor control antiterrorista (la primer Ministra May hizo grandes recortes a la policía cuando dirigía Interior y su crítico Colbyn no recuerda que propuso mayores en su plan), controlado adecuadamente la migración (impulsada egoístamente para conseguir mano de obra, aún hoy la mayoría de la ola migratoria), frenado el extremismo salafista (interesadamente aceptado de sus principales proveedores de hidrocarburos) y promovido la inserción cultural y socioeconómica y no el “políticamente correcto” multiculturalismo que ha provocado aislamiento e inseguridad. 

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