Si el flamante Presidente incluyó la lucha contra la
violencia como importante tarea de su Administración, los recientes sucesos de
Tacuatí —remoto pueblo del departamento de San Pedro, donde fuera obispo el
expresidente Lugo Méndez y lugar de la primera acción armada del Ejército del
Pueblo Paraguayo (EPP) en 2008— se lo confirmaron. El secuestro y
asesinato el sábado pasado de cuatro guardias de la Estancia Cororó —propiedad
de súbdito brasilero— y un policía, buscando emboscar a efectivos policiales, y
el posterior ataque el domingo a patrulleras policiales, ambos por el EPP —que en
junio asesinó un tractorista y un hacendado—, crean alarma.
El rebrote de violencia guerrillera a dos días de la
asunción de Cartes Jara —coincidiendo, además, con etapa decisoria del juicio
por los sucesos de Curuguaty del 15 junio de 2012, detonante de la destitución
de Lugo Méndez— es una advertencia del EPP que, junto con el Movimiento Patria
Libre, ha sido denunciado por fuertes vínculos con las FARC colombianas.
Hecho repudiado por todos los sectores sociales y políticos,
la actuación gubernamental frente a los
sucesos de Tacuatí —y el desenlace legal de Curuguaty— marcarán su agenda de
seguridad.
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