“Yo quiero seguir estudiando por eso quiero abortar.” [Posteado en
FB el 14/08]
Este post me hizo meditar sobre el aborto, que en Bolivia readquiere relevancia mediática —coincido con Álvarez
Virreira [LR, 18/08] muchas veces superficial— con la próxima sentencia del
Tribunal Constitucional Plurinacional sobre 13
artículos del Código Penal que penalizan diversas formas de aborto.
Si como hombre no tendré la disyuntiva de decidir en mi cuerpo sobre
abortar —uno de los argumentos en debate—,
como ser humano y social me interesa y sensibiliza. Por eso argumentaré sobre
el embarazo no deseado desde la perspectiva más simple y menos traumática: su
prevención, y lo abordaré desde tres aspectos: educativo y cultural, de salud
pública y económico.
En primer lugar, el aspecto educativo y cultural en la escuela, el hogar y
social. La educación sexual en Latinoamérica —en promedio y sin grandes
diferencias, como conjunto de transmisión de valores, incluida la igualdad de
géneros— es limitada y, en bastantes casos,
decimonónica. Como sociedad, “alabamos” la “virtud” como
valor de cambio pero fomentamos el machismo y negamos información bajo el falso
preconcepto de “que promovería instintos sexuales”; en la escuela —pública
o privada—, la ineducación sexual la aborda superficialmente
o no lo hace, obviando la realidad de que esos mismos jóvenes y adolescentes
desde niños están inmersos en mensajes sobre sexualidad, tanto en medios
masivos como en su comunidad, y que desprovistos de información educativa —obligación
compartida por la escuela y el entorno familiar— la sexualidad puede convertirse
en genitalidad plagada de tabúes reforzados por valores machistas posicionados
en los hogares y en el entorno social que promueven la desigualdad sexual y
actitudes negativas. La educación sexual social pasa por valorar las relaciones
íntimas entre dos personas como expresión de respeto y comunicación, dándoles
la información necesaria tanto para valorar las personas como de relaciones
sexuales desmitificadas.
En la salud pública, es deber del Estado brindar información adecuada sobre
la amplia gama de preventivos de la concepción que hay disponibles y facilitar
su acceso. (Parto de que la sexualidad, incluida la realizada dentro del
matrimonio, es mucho más que reproducción y negarlo es un autoengaño.) Esta
facilitación, junto con la
información sexual correspondiente —obligación del Estado y también de la
Sociedad Civil— son las vías para prevenir embarazos y ETS y, sobre todo, para evitar las muertes por
abortos practicados.
Y el componente económico: Muchos abortos inducidos son consecuencia de
embarazos no prevenidos que conflictúan económicamente —y
social— a la madre; la provisión de recursos a esas
gestantes por el Estado —como en muchos países— podría
prevenir la interrupción.
Más allá de mi objeción de conciencia, valoro la prevención como la vía más
simple y adecuada para evitar los conflictos y peligros de los abortos.
Referencias
http://www.la-razon.com/sociedad/Gobierno-ratifica-prohibicion-Bolivia-importancia_0_1874812566.html
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