Con esas palabras, Horacio Cartes Jara asumió ayer la Presidencia de la República del
Paraguay. Empresario, banquero, líder deportivo y uno de los paraguayos
más ricos, Cartes Jara —outsider en política porque recién
incursionó en ella en 2009 y nunca había votado en una elección— tiene tres
grandes retos: el primero, aprovechar el crecimiento económico pronosticado —13%,
el mayor de la región y uno de los mayores mundiales— y la baja inflación
acumulada para combatir los altos niveles de pobreza, sobre todo rurales e
indígenas, y hacer sostenible ese crecimiento; el segundo, lograr la prometida
inclusión social de todos los paraguayos a través de la participación política
de todos los sectores para lograr las metas que se ha impuesto, mientras el
tercero es reinsertar Paraguay en la comunidad latinoamericana sin violentar su
dignidad nacional, para superar definitivamente el estigma impuesto tras la
destitución congresal express del expresidente Lugo Méndez.
Cuadragésimo noveno Presidente del país y octavo después del
regreso a la democracia, tiene aún otro reto importante, interno a su partido:
Lograr que el clientelismo político de los anteriores gobiernos “colorados” —pero
no privativo de ellos— no mediatice su gestión, repitiendo graves y repudiables
errores. Su mismo carácter de recién llegado y su independencia económica
pueden ayudarlo a evitarlo.
Una necesidad fundamental será incorporar los jóvenes a la
actividad productiva y la política nacional, lo que marcará diferencia para el
nuevo gobierno; por eso Cartes Jara les dijo en su discurso de posesión: “Ustedes
no son el futuro, ustedes son el presente […] no les pido paciencia, les pido
sana rebeldía."
Estaremos atentos.
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