Esta semana, un sondeo —no encuesta— de aprobaciones
presidenciales hecho por Consulta Mitofsky (México), una de las empresas de
investigación de opinión pública y de mercado más prestigiosas de
Latinoamérica, dio resultados interesantes de la percepción de los mandatarios
en la Región. (Recordemos que el sondeo
de opinión es un instrumento de investigación de mercado muy empleado para
recoger información específica, ya sea una opinión o percepción; aunque muy
útil para complementar la información obtenida en encuestas, a diferencia de
éstas usualmente no es estadísticamente confiable.)
En el sondeo mencionado, de 20 mandatarios regionales, López
Obrador (México: 67%) y Vizcarra (Perú: 63%) ocupan los dos primeros lugares
mientras en los dos últimos aparecen Jimmy Morales (Guatemala: 16%) y Maduro
(Venezuela: 15%); Morales Ayma ocupa el lugar 14 con 29%. (“Curiosamente”,
Ortega aparece cuarto con 55%, restando credibilidad.)
Es interesante cruzar esta información con la que publica la
Corporación Latinobarómetro.
Un interesante artículo de su Directora Marta
Lagos (“El fin de la tercera ola de democracias”) previene cómo «las acusaciones de corrupción, los
presidentes presos, las empresas corruptas, las migraciones masivas más altas
de la historia» han contribuido a fragmentar la democracia latinoamericana.
Dicho esto, se entenderá cómo el apoyo a la democracia en Bolivia entre 2009 y
2018 cayó de 71% a 53% (entre 2003-2005 era de 46%); en ese mismo período, la
aprobación del gobierno bajó de 57% a 47% (2003: 24%). La Iglesia es la mejor
puntuada (64%, sobre el promedio regional), seguida de lejos por las FFAA (32%)
y, en la cola, los partidos políticos (12%).
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