Para entender el veredicto de la Corte Internacional de
Justicia sobre el reclamo boliviano de la obligación de la República de Chile
de negociar un acceso soberano para Bolivia al Océano Pacífico, el análisis
debe basarse en la inclusión o no en ese veredicto de dos palabras integrantes fundamentales
del caso asentado el 24 de abril de 2013: obligación
y soberanía, a la que adicionaría la
incorporación o no de perentoriedad.
Otro elemento de
análisis es cuál sería la tendencia del veredicto, considerando que,
usualmente, la CIJ trata de ser salomónica en sus decisiones: ni todo ni nada, para permitir a las
partes la posibilidad de construir una nueva relación (o continuar la
existente) ex post.
Por su parte, debe analizarse que —con una decisión que incluya obligación y
soberanía— Chile estaría conminado a ceder soberanía lo que significa consustancialmente cesión territorial, con independencia
que esos territorios hayan sido bolivianos o peruanos obtenidos manu militari y, para ello, el resultado
de esa negociación deberá ser aprobado en consulta pública (referéndum) por los
ciudadanos chilenos.
Un elemento más es la interpretación que la CIJ haga de los
denominados “derechos expectaticios” —en sí: generadores de obligaciones latentes—
argüidos por Bolivia (pero que, para De Mesa, no son el eje argumental), a los
que Chile ha contrapuesto el Tratado firmado como “caso cerrado”.
Además, no huelga analizar que, para llevar a buen término
la negociación en un plazo aceptable, será necesaria la participación solidaria
de la comunidad internacional, principalmente latinoamericana, de la que
Bolivia (y no Chile) se ha distanciado significativamente por motivo del apoyo
a Nicaragua y Venezuela.
Por lo pronto, lo muy positivo es que la demanda marítima se
ha convertido en una permanente Política de Estado en Bolivia y no en reclamos
circunstanciales, unificando el interés nacional sobre otras consideraciones de
carácter político e ideológico, algo que, en realidad y más allá de lo actuado
en determinados períodos, ha significado una nueva forma de enfrentar el largo
diferendo.
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