En los últimos meses, el tema del aborto y su legalización es
eje de muchos debates importantes —explicitados desde posiciones científicas, la
defensa de la objeción de conciencia y de la libertad de elección, muchas veces
usadas contrapuestamente, hasta la misandria— pero nula o escasamente desde la prevención
del embarazo a través de los métodos preventivos y la educación sexual, áreas de
la salud pública y la educación integrales, responsabilidad del Estado. A estos
temas me referiré.
En la prevención del embarazo definimos como métodos anticonceptivos
a “cualquier acto, dispositivo o medicación para impedir una concepción o un embarazo
viable” cuyo empleo conllevará el control de la reproducción —de la natalidad— en
un concepto amplio de planificación familiar: educación sexual, prevención y tratamiento
de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y tratamientos contra la infertilidad,
entre otros; sobre la interrupción del embarazo —agresivo a la vida tanto de la
madre como del feto, además de agresivo a la integridad física de la madre—, en
lo debatido se obvia que el Programa de Acción del Fondo de Población de las
Naciones Unidas (UNFPA) excluyó el aborto como método de planificación
familiar.
La Educación Sexual Integral
incluye la enseñanza, difusión y divulgación de la sexualidad humana en todas
las edades del desarrollo, las relaciones sexuales, la orientación sexual, la reproducción
y los derechos sexuales y reproductivos, desproveyéndolos de tabúes, prejuicios
y mitos. La educación sexual —fundamental contra el machismo, la violencia de género
y la sexualidad irresponsable— promueve el respeto a las identidades y concita la
participación de la escuela —el Estado lo ha incluido dentro de la vigente Ley de
Educación “Avelino Siñani-Elizardo Pérez”, aunque desconozco la profundidad y amplitud
de su aplicación—, la familia —muchas veces prejuiciosamente renuente a tratar el
tema o tendiente a sólo hacerlo desde la fecundación— y la sociedad civil, eje de
opinión pública y muchas veces reduciendo sexualidad
a genitalidad.
Entre los métodos anticonceptivos más efectivos, baratos, de
fácil uso y accesibles están los “de barrera”. De éstos, el condón masculino —el
único en el que participa el hombre— tiene un alto porcentaje (85-95%) de
efectividad anticonceptiva y —aunque cuestionado con falsos prejuicios machistas
y criticado antes por razones religiosas y de falsa promiscuidad— protege a la
madre de las ETS, le evita los conflictos de un embarazo no deseado y las
afecciones físicas y posteriores psicológicas de su interrupción.
Lamentablemente, la exclusión de los métodos preventivos y la educación sexual de
las discusiones actuales y la definición de pobreza
y estudio como causales, son sesgos neomalthusianos
—plenamente rebatidos en China— simplificadores de la acción responsable del
Estado y contradictorios con la Agenda Patriótica 2025.
La Conferencia Internacional sobre la Población y el
Desarrollo de El Cairo demandó «encarar
la práctica actual de recurrir al aborto para la regulación de la fecundidad
mediante la satisfacción de la necesidad
de las mujeres de esos países de contar con mejor información y más opciones.»
El aborto como método contraceptivo crece ante la falta de adecuada educación
sexual —más escasa bajo carencia, sobre todo rural— y de acceso y promoción del
uso de métodos preventivos seguros y no agresivos.
Información consultada
http://www.erbol.com.bo/noticia/politica/22012013/evo_propone_13_pilares_para_agenda_patriotica_2025
http://www.infobae.com/2015/03/06/1714322-las-muertes-maternas-aborto-fueron-50-todo-el-pais-un-ano/
https://es.wikipedia.org/wiki/Conferencia_Internacional_sobre_Población_y_Desarrollo_-_El_Cairo_1994
s/a: Programa de
Acción. UNFPA, 2004.
Varios: Sexualidad y género. Un derecho
educativo. Módulo educativo para profesores y profesoras del sistema
educativo del Estado Plurinacional de Bolivia. Viceministerio para Igualdad de
Oportunidades, La Paz, 2010.
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