martes, 25 de octubre de 2016

Trump, victimario victimado


El primero de febrero, ganaba el caucus republicano de Iowa el conservador bautista y senador de Texas Edward “Ted” Cruz con poco más del 3% de las adhesiones sobre su más cercano competidor, el magnate de bienes raíces Donald John Trump, seguido éste a 1% por el cubanoamericano Marco Rubio, senador por Florida. Ése fue el momento en que las diatribas del histriónico Trump empezaron  tener carta de posición dentro de los aspirantes republicanos y lo que en junio del año anterior, cuando lanzó su candidatura, parecía una bravuconada sin sustento de un millonario excéntrico y muy mediático —un sondeo de la Universidad de Quinnipiac, contemporáneo al lanzamiento, sólo le daba 5% de intenciones republicanas y 51% de rechazo general de los electores— la de querer construir un muro a lo largo de los más de 3.000 km de frontera entre EEUU y México para impedir la entrada de los inmigrantes mexicanos, a los que calificó de "traficantes de droga, criminales y violadores" y prometió deportarlos.

Estas elecciones han sido atípicas: Primero, saltó al asombro la cantidad de precandidatos republicanos: 19, aunque sólo 7 llegaron a participar en alguna primaria (en el lado demócrata 7). Segundo, la virulencia de los ataques (por parte de Trump, por supuesto) y la escasez de ideas sustituidas por esos denuestos. Tercero, la participación mediática, que hasta las convenciones repetían todas a Trump (cálculos de The New York Times con mediaQuant y SMG Delta, dos empresas especializadas en medición de medios, dan una cobertura gratuita para Trump de ¡2.400 millones de dólares!) y luego enfrentándolo. Cuarto, la desembozada admiración de Trump por un líder extranjero, habitualmente enfrentado con EEUU (Putin), algo que el America First Committee no le permitió a su líder Charles Lindbergh con Hitler. Quinto, el desatino de la Administración Peña Nieto de invitar a México a ambos candidatos (totalmente inusual, lo que Clinton declinó), visita que Trump aprovechó para repetir sus posiciones respecto a la inmigración y dejar muy mal posicionado al presidente mexicano. Sexto, el afloramiento desmesurado del populismo que remeció las campañas: Bernard "Bernie" Sanders desde la izquierda del partido del asno (demócrata) con consignas socialistas utópicas, Trump con xenófobas y chauvinistas desde el conservadurismo extremo dentro en el del elefante (republicano, el Grand Old Party). Séptimo, Trump ha cuestionado los fundamentos del sistema democrático norteamericano, no sólo la separación de poderes sino su base conceptual: la independencia y transparencia de sus elecciones. Octavo y último, porque Trump ha logrado fracturar su partido al combatir los valores que éste representa, logrando la oposición de su dirigencia.

Cuando ya son dos escasas semanas para las elecciones y el triunfo de Hillary Diane Rodham Clinton parece totalmente seguro (según el tracking hecho ayer lunes por The Huffington Post de las últimas 340 encuestas de 43 encuestadoras distintas, la Clinton ganaría por 48.01% de los votos ciudadanos contra 40.8 de Trump) con 334 votos electorales de 538, la gran apuesta de los republicanos ahora es frenar la caída legislativa a la que Trump los está arrastrando porque podrían perder el control de ambas cámaras con una presidente demócrata, la peor pesadilla para el bipartidismo norteamericano.

El próximo martes 8 se sabrán los resultados. In God I Trust!


Información consultada


No hay comentarios:

Publicar un comentario