La larga y vehemente respuesta a un comentario mío sobre la
tragedia del MH17 que un amigo me escribió desde Moscú apoyando
argumentadamente (desde su óptica, no la mía) las posiciones prorrusas en las
antiguas repúblicas soviéticas separadas de Rusia y el esfuerzo ruso (panrruso
más correctamente) para reconstruir un nuevo espacio hegemónico, me hizo meditar
sobre la paradoja del vaso “medio vacío, medio lleno”: la interpretación de la
verdad.
Es la relatividad de visión de quien emite la “verdad” la
que da la aproximación a un hecho que, fuera de esa visión, podría ser
incuestionable: Diferente percepción que posiciona “esa verdad”. Si para
muchos, los sucesos de Gaza son consecuencia del sionismo imperialista, para
otros es del terrorismo de Hamas pero la realidad son los muertos: los de los
ataques israelíes hoy, los del terrorismo y los de las guerras.
Volviendo a Rusia, el reposicionamiento geopolítico hoy lógicamente
es muy atractivo para sus ciudadanos: la Federación de Rusia es la etapa actual
de una gran nación eslava que, desde la Rus de Kiev (porque, paradójicamente,
Rusia surge en lo que hoy es Ucrania) en el siglo ix, en épocas ha ocupado
lugares principales mundiales y, en otros, se ha dividido o debilitado. Putin
aparece después de la desaparición y desmembramiento de la URSS que, por sus crisis
económicas y políticas, impactó desfavorablemente en la confianza emocional del
pueblo ruso; el discurso de Vladímir Vladímirovich Putin para recuperar la
importancia de Rusia y su espacio de influencia le dan (al margen de las
críticas de sectores sociales) su popularidad actual del 75,7%, con mucho por
su actuación en Ucrania y Crimea. Sin dudas y aunque cara a una mayoría del
pueblo ruso, es una visión parcial de «medio lleno» que sólo reconoce una
dimensión, la propia, y no la del otro.
Entender esto es también muy importante para los políticos
que en Bolivia ahora (y siempre en todas partes) van a competir por la
presidencia del país: reconocer a “el otro”. En las últimas campañas ha sido usual
que los políticos (de todos los bandos) demeriten todo lo del contrario y sólo
ameriten lo propio, hecho o por hacer. Visión falsa que, en percepción del
elector, cada vez más se debilita: ni los discursos de muchos opositores de que
todo lo que ha hecho el gobierno del MAS es malo (lo cual negaría reales
avances de gestión, como tampoco los gobiernos anteriores fueron absolutamente
malos porque entonces no hubiera llegado democráticamente el actual) ni todo lo
que plantean los opositores no sirve, como sostiene la mayoría de los
oficialistas.
Reconocer a “el otro”, entenderlo y respetarlo aceptando su
existencia aunque no se comulgue con él, son máximas democráticas. En la medida
que los electores maduran, el insulto y la “media verdad” sólo son
contraproducentes para quienes lo practican.
Un buen consejo para los candidatos y para algunos
“opinadores” porque: “La verdad padece, pero no perece” (Santa Teresa de Jesús,
escritora mística española).
Información consultada
http://es.wikipedia.org/wiki/Rus_de_Kiev
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