domingo, 13 de julio de 2014

Goles en la portería de una reelección

Todo parecía que iba a salir bien para el gobierno PT: las protestas —el peor miedo para la imagen— habían amainado y eran minúsculas comparadas con las de 2013; la policía federal había recibido un sustancioso aumento; los sindicatos en protesta —del metro de Sao Paulo, los Sin Techo, entre otros— obtuvieron promesas o beneficios; habían llegado muchísimos turistas; el país se había blindado —el triple de efectivos de seguridad que en Sudáfrica. Y, a pesar de la fuerte silbatina contra la presidente en la inauguración, se confiaba que todo daría un excelente aporte a la imagen de potencia que desde el anterior gobierno petista se estaba construyendo —a pesar del creciente desgaste económico—; tras el Mundial, vendría una gran campaña mediática oficialista para demostrar los beneficios que el evento habría traído a Brasil —a pesar de los once mil millones de dólares que le costó, con corrupción, y que la mayoría de los ingresos serán de la FIFA— y terminar de posicionar a Dilma Vana Rousseff como la vencedora en octubre.

Pero doce alemanes —equipo y entrenador— le aguaron la fiesta con la peor derrota de toda su historia. Una derrota brasilera que, como todo, no fue casual.

Las protestas inmediatas —con al menos un muerto— fueron de rabia. Las que vendrán mañana, por lo que Brasil perdió en salud, educación y transporte. Quizás no pierda aún la reelección pero le va a costar mucho más.

Recordaré las palabras de Joana Havelange Teixeira, directora del Comité Organizador local —hija de Ricardo Teixeira, ex presidente de la CBF, y nieta de João Havelange, ex presidente la FIFA que renunció por corrupción—, en vísperas del Mundial: “…o que tinha que ser gasto, roubado, já foi”.


Información consultada

http://www.teletica.com/Deportes/10748-FIFA-calcula-ingresos-por-4-mil-millones-al-cierre-de-Mundial-Brasil-2014.note.aspx

No hay comentarios:

Publicar un comentario