La amplia victoria del actual Presidente ecuatoriano Rafael Correa Delgado el pasado 17 de
febrero en las elecciones ecuatorianas, aunque predicha, no fue
menos satisfactorio para seguidores y aliados. Y entre éstos, también los
externos.
«Valga la oportunidad para dedicarle también la victoria a
ese gran líder latinoamericano que ha transformado Venezuela, a ese gran amigo
Hugo», le dedicó Correa Delgado, en su mensaje confirmando el triunfo, a Chávez
Frías, Presidente de Venezuela y promotor y líder de la Alianza Bolivariana para
los Pueblos de Nuestra América (ALBA) desde sus inicios.
Si este triunfo es importante para la permanencia y
profundización de la Revolución Ciudadana que desde 2007 —su primera Presidencia— promueve Correa
Delgado, también lo es para la continuidad de los procesos bolivarianos porque,
tras el apartamiento del Presidente venezolano del liderazgo visible de la Alianza
y de otras Organizaciones donde ejercía una posición preeminente o, al menos,
importante —como UNASUR y CELAC, las que Chávez
Frías promovió su creación—, Correa Delgado había ido ocupando posiciones cada
vez más destacadas como vocero de los países bolivarianos. Así, la victoria
nacional le permite a Correa Delgado consolidar su liderazgo en la Alianza
—que ya desde 2010 ejercía de facto— al no poder seguir ejerciéndolo Chávez
Frías y al no tener los otros mandatarios —Castro Ruz, Ortega Saavedra o
Morales Ayma, inclusive su aliada no miembro Fernández Wilhelm
de Kirchner— ni el carisma, por una parte, ni el poder económico —Ecuador
es, después de Venezuela, la mayor economía de la Alianza— para liderar una
organización política que funcionó con un discurso apoyado, con mucho, en los
petrodólares venezolanos.
Dentro de ese liderazgo actuante, Correa Delgado ha convocado
el próximo 8 de marzo en Quito a los países firmantes de la Convención
Americana de Derechos Humanos con el propósito de concertar, en privado,
reformas al Sistema Interamericano que refleje la posición de la ALBA, diferente
de lo definido en la Asamblea General de la OEA en Tiquipaya 2012, donde ya
Correa Delgado lideró la posición de los países de la ALBA.
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