“Nuestra cultura es dos cosas:
peregrina y mestiza. Mezcla de muchas razas y culturas: ésta es la razón de su
continuidad y su fuerza.” [Carlos Fuentes, escritor
mexicano, 1928-2012]
Como desde hace más de un año he seguido los debates sobre
la inclusión de la autodefinición de “mestizo” en el próximo censo y recién se oficializó
su exclusión de la boleta censal, con el
argumento de que su inclusión sería discriminatoria y estaría avalado por la
Comisión Económica para América Latina (CEPAL), me leí el estudio “Los censos y
los pueblos indígenas en América Latina: Una metodología Regional” de Susana
Schkolink y Fabiana del Popolo, presentado en el Seminario Internacional
“Pueblos indígenas y afrodescendientes de América Latina y el Caribe:
relevancia y pertinencia de la información sociodemográfica para políticas y
programas” (CEPAL, 2005).
El estudio analiza comparativamente diferentes censos latinoamericanos
entre los años 2000 y 2002 y da referencias de otros desde 1980; en los
analizados, diferencia entre el empleo de categorías autoidentificables de
“pueblos originarios o indígenas” (México y Panamá, 2000; Argentina, Bolivia y
Venezuela, 2001; Chile y Paraguay, 2002) y “grupo étnico o poblacional” (Honduras,
2001; Guatemala, 2002), “pertenencia a cultura” (Costa Rica, 2000), “color o
raza” (Brasil, 2000) o autoconsideración abierta (Ecuador, 2001); la categoría “mestizo”
aparece en los de Brasil (“preto”: “pardo o mulato”), Ecuador (“mestizo”) y
Guatemala (“ladino”).
Al yo analizar censos posteriores, encontré datos
interesantes: Cuba (2002) clasificó por “color de la piel”, diferenciando los
“mestizos”; Colombia (2005) incorporó autoidentificación por “cultura, pueblo o
rasgos físicos”, categorizando mestizajes (“mulatos”); Perú (2007) buscó
autoidentificación por la “lengua aprendida en la niñez”; México (2010) autoadscribió
al hablar o entender “dialecto o lengua indígena” y si “se considera indígena”;
Brasil (2010) incluyó preguntas diferentes para “raça” (“raza”) y “etnia ou povo” (“etnia o
pueblo”), e incluyó en la primera la opción de “mestizo” (“preto”); Argentina
(2010) consideró una pregunta de autoidentificación como “indígena o
descendiente de pueblos indígenas (originarios o aborígenes)” y otra de
“afrodescendiente o tiene antepasados de origen afrodescendiente o africano”; Guatemala
(2011) mantuvo su autocategorización de 2002 y el mestizaje con “ladino”,
considerado etnia; Uruguay (2011) analizó “ascendencia étnico-racial” y pidió
la autoidentificación de la “principal”; Costa Rica (2011) buscó pertenencia
genérica a “población indígena”, y Venezuela (2011) autoidentificó por pueblo
indígena o etnia.
Como conclusión, la categorización en “pueblo indígena u
originario” no incluiría (en propiedad) a “afrodescendientes”; la categoría
“mestizo” (con sus diferentes denominaciones) aparece en países con una fuerte
presencia indígena (Guatemala y Ecuador) o afrodescendiente (Cuba, Colombia y Brasil);
la clasificación por lenguas (conocidas y/o de uso principal) es la más
extendida.
En último lugar, en el documento de la CEPAL de referencia
no encontré ninguna recomendación sobre excluir los mestizajes.
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