El Evangelio de San Mateo relata el furor de Herodes el Grande, rey de Israel bajo el dominio romano, cuando los Magos de Oriente no le dan referencia de cuál es el niño que ha nacido Rey de Israel y ordena matar a los menores de dos años que vivían en la ciudad de Belén (Mateo 2:16-18) —hoy en Palestina—, cumpliéndose lo profetizado en el Antiguo Testamento (Jeremías 31:15 y Miqueas 5:1) con el asesinato —según la tradición— de alrededor de 30 niños: Santos Inocentes. Esta matanza se recuerda el 28 de diciembre y —aunque la Iglesia Católica reza por todos los niños que no han podido nacer y los que han muerto víctimas del aborto— la cultura popular en España y en Hispanoamérica la ha transformado en una fiesta de bromas. Un día en que los medios pueden difundir —inocentada sin sonrojo— falsas noticias: mientras más mentirosas, más del humor se cuelgan.
Y en eso
debo reconocer que quien pensó en realizar la aprehensión/secuestro del
Gobernador de Santa Cruz tuvo una maquiavélica disposición para el engaño —aunque
¿pudo ser casualidad?—: Muchos el primer comentario llegado a través de las
redes o de los grupos de WhatsApp —con la que supusimos captura de pantalla supuestamente
“photoshopeada”— nos pasó como cachondeo; así se ganó tiempo para, en medio de
una ciudad aligerada en festejos —y satisfecha por lo logrado para el censo
tras muchísimos días de paro—, los aprehensores/secuestradores tomar cautivo
sin resistencia pública al gobernador del departamento y llevarlo a la sede del
gobierno en calidad de trofeo.
Porque
Camacho es, como Añez y demás acusados de “golpe de Estado” por la utilitaria
señora Patty, un trofeo para paliar la cobardía de Morales Ayma renunciando y
huyendo tras fracasar en su golpe de Estado. La pregunta real es ¿cuánto podrá
calmar Arce y su grey las acusaciones de “contubernio con la derecha” que han
argüido los “radicales” del MAS (los evistas) y su jefe con esta manifestación
del garrote ejecutivo? Si ese fue el objetivo, no creo que mucho ni, aun, poco:
Ya el Jefazo se lo atribuyó como victoria de su celo y ya no son los momentos
de 2021 cuando empezó la razia bajo esa írrita narrativa.
Pero si la aprehensión/secuestro
—más violenta y sin la mediatización de la de Añez— no dará (supongo) plus de
beneficio a Arce frente a su enemigo natural (Morales), ¿para qué le sirve al
Gobierno enfrentarse con el departamento más poblado (hoy el más boliviano si
sumamos las procedencias de todos sus habitantes) y el que más ingresos le da
al Estado (ingresos que le volverán a menguar por los paros y bloqueos
ciudadanos)? ¿Qué le beneficia a Arce —en su imagen— las protestas de vecinos,
los bloqueos de carreteras, los edificios incendiados (¿o acaso los pirómanos
fueron vándalos mandados?: no sería novedad)? ¿Por qué nuevamente —como en la
batalla por el censo— Arce y su laya le brindan a Camacho el inapreciable
beneficio de la victimización, no diré aún del martirologio? (¿Acaso Arce —o
sus acólitos— no recuerda cómo Morales impulsó a Camacho como abanderado contra
el fraude cuando lo bloqueó en el aeropuerto de El Alto?) ¿O es que la
matonería oficial necesitaba esta patochada para obliterar las denuncias de
Morales sobre teléfonos, DEA, cárteles, corrupción…?
No le
encuentro explicación a lo sucedido. Legalmente es improcedente (en vacación
judicial no proceden las aprehensiones), estratégicamente es un error (poner en
contra la población de un departamento —y el de muchos fuera de él, sobre todo
si ahora sí se suman voluntades en toda Bolivia— que, camachista de convicción
o no, no dejará de apoyar a su Gobernador, además de las implicaciones
políticas y económicas: desinversión, menor crecimiento —o decrecimiento—,
desempleo entre otros, en un momento que los coreutas de Arce y Montenegro loan
con laudes desproporcionados) y mediáticamente ante el mundo es un petardo
mayúsculo (no los “petardos” de Morales y Montenegro y más allá de la cómplice
progresía de El País de Madrid que
sigue escribiendo “el derrocamiento de Morales” y se calla el fraude).
Al margen
de las medidas cívicas de protesta que se tomen —la Universidad pública cruceña
ya está en movilización permanente—, de la denuncia y de concitar la
solidaridad y, aun más, la unidad del país —sin mensajes ambiguos—, es hora de
la política y de los políticos, de unir todos estos elementos —y otros que
aparezcan— en una estrategia coherente, única para toda la bolivianidad, de
diáfana y firme defensa de la libertad y la democracia —antes que éstas sean
sólo memoria.
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