martes, 25 de febrero de 2020

Verdades, ¿medias verdades...? ¡Y Carnaval!



El 16 pasado, se difundió la primera encuesta de intenciones de voto de CIES MORI tras la inscripción de los binomios presidenciales. Me quedaré a analizar en ella porque la otra que esperaba de intenciones —la de Jubileo-UMSA— no ha salido y ésta de CIES MORI la puedo comparar con su anterior de preferencias difundida el 2 de enero.

Empezaré por los resultados ponderados sobre votos válidos, prorrateando proporcionalmente los No Sabe (6,5%) y Voto Secreto (2,2%) a los valores directos. Los resultados ponderados dan el 34,3% para el MAS (directo: 31,6%), el 18,6% para Carlos de Mesa (17,1%), Jeanine Añez el 17,9% (16,5%), Luis F. Camacho 10,4% (9,6%), el coreano naturalizado Chi Hyun Chung el 5,9% (5,1%), Feliciano Mamani y Jorge Quiroga coinciden en el 1,7% (1,6%) e Ismael Schabib (inhabilitado y luego sustituido) el 0,5% (0,5%).

Empezaré aclarando por qué la del MAS es la única candidatura que no he utilizado el nombre del candidato: como todos mis lectores concordarán, Luis Arce es un comodín intrascendente pero “el candidato” para captar —o perder votos— es Morales; la ausencia de los moderados del MAS es muestra de ello. También recordaré lo que ya mencionó Fernando Molina en UNITEL: el 65% de los electores había declarado antes que nunca votarían por el MAS, lo cual da que el más está llegando (o llegó) a su “techo” electoral y la única opción viable es bajar.

De Mesa está alrededor del 18,6%, una caída significativa respecto del 26% que —según CiesMori— tenía en julio de 2019 (también tres meses antes de las elecciones) y un empate técnico con Añez. Las posibilidades de Mesa de mantenerse —y no serían de crecer— quedan cada vez más circunscritas al Occidente y sin el recurso del “voto útil” que le benefició argüir en octubre pasado. Obviando su campaña anterior, pesa en su contra su tibia posición durante la Revolución de las Pititas, cuando todo el país opositor pedía salida de Morales y él continuaba con el reclamo de segunda vuelta. Por el contrario, Añez —aún con poca comunicación de gestión y ninguna de campaña— sin utilizar el Poder para hacer política puede crecer significativamente. Sobre Camacho, cierro en poco.

De los cuatro candidatos siguientes: el ultraconservador Chi va a aferrase al voto evangélico que no le dará posición en la Asamblea, mientras que Quiroga, Mamani y el sustituto de Schabib son absolutamente residuales y camino a pérdida de registros.

El quid está en la Asamblea: el MAS podría tener 15 de 36 senadores y 25 de los 60 plurinacionales (sin contar uninominales). No serían mayorías simples —menos absolutas— pero tendrían un fuerte peso decisor. Por ello, la preocupación ciudadana de reforzar las candidaturas viables y descartar las menos favorecidas antes de pensar en posibles alianzas postelectorales dentro de la Asamblea.

En este sentido, toma importancia la propuesta de Camacho, candidato circunscrito a Santa Cruz y desaparecido en el resto del país (Marcos Pumari no aportó nada en Occidente), aunque queda en duda qué quiere decir con “dejar en blanco” porque las únicas opciones son seguir o retirarse. Hasta el 30 de abril pueden abandonar candidatos de participar y ser sustituidos dentro de organizaciones pero, en el caso de organizaciones, no porque ya estarían en la boleta impresa.

Camacho fue la cara visible —seguido por muchos— en la caída de Evo pero el líder de barricada no se trasvasó a ser un candidato exitoso. Ahora es el momento de definirse: si renuncia y sus votos refuerzan alguno de los dos principales candidatos opositores —Añez mucho más posible— o nos quedará que “en blanco” fue una argucia cantinflesca de marketing electoral. Lo sabremos después de Carnaval.

«¿Dijiste media verdad? / Dirán que mientes dos veces / si dices la otra mitad». [Antonio Machado, Proverbios y Cantares XLIX]

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