Este 2018 continuó el debate que desde el 13 de octubre de 2014
viene in crescendo: en 2019 ¿reincidirá Morales Ayma? Y aunque algunos adláteres
hablan ya de una re5postulación en 2025 y aún posteriores, el debate
se centra, y calienta, para 2019: tras el primer round del referéndum constitucional
del 21 de febrero de 2016 perdido para el continuismo, en el segundo el Tribunal
Constitucional Plurinacional, con la Sentencia Constitucional 0084/2017 del 28
de noviembre de 2017, habilitó para repostularse indefinidamente a todas las
autoridades electas (ampliación necesaria para “legalizar” la del presidente actual)
gracias al sofisma de unos presuntos derechos políticos amparados en la Convención
Americana de Derechos Humanos que la actual Constitución “conculcaba”, aunque
la sentencia viola los verdaderos derechos políticos de todos los ciudadanos que
sí protege esa Convención.
Como octubre 2019 llegará con o sin repostulación (y confío que
con elecciones), revisemos cómo llegarán los opositores.
Los partidos de oposición tienen tres falencias: Proyecto País,
Marca Partido y Escuela de Cuadros son tareas pendientes. Un Proyecto País es la
declaración “de a dónde se quiere llegar” en un período mediato (cuatro o cinco
quinquenios): a diferencia de los Programas de Gobierno (los presentan todos) que
son “hojas de ruta” de medidas y acciones próximas (un quinquenio), el Proyecto
País es una “carta de intenciones” para un Modelo País. En Bolivia, hoy el único
Proyecto País declarado es la gubernamental Agenda Patriótica 2025 aunque muchos de sus
“13 pilares” como Plan Nacional de Desarrollo se basan
en las posibilidades económicas de 2013 (antes del declive de los ingresos
extraordinarios del súperciclo de los commodities, atribuidos a presuntos éxitos
de gestión propia) y en el rentismo o apostando a un “modelo desarrollista” propugnado
por Prébisch y la CEPAL en los años 50-70.
Pero, además, la meta declarada de toda la oposición (primordial
en los partidos y exclusiva en las Plataformas) es impedir un cuarto mandato de
Morales Ayma, objetivo que, para los partidos, se amplía a sacar al MAS-IPSP de
la función de gobierno, lo que es insuficiente para ganar una elección: el NO ganó
el plebiscito de 1988 en Chile, pero para las elecciones de diciembre de 1989 la
victoriosa Concertación de Partidos por la Democracia llevó una Propuesta País que
iba muchísimo más allá que finalizar los 17 años de régimen pinochetista.
Marca Partido y Escuela de Cuadros son otras falencias. De la
primera, el MNR y el MIR supieron construir identidades perdurables y también profesionalizaron
sus cuadros con procesos permanentes de formación; al presente, sólo el MAS-IPSP
ha posicionado su Marca Partido y sus cuadros son formados en Cuba.
A estas falencias de los partidos, las Plataformas suman la multiplicidad
poco coordinada y la falta de liderazgos visibles. Unidas por el NO a la repostulación,
además de la protesta y la, posible, desobediencia civil, las vías de acción son
tantas como plataformas hay; sus acciones han sido exitosas cuando han sido concertadas
o, en acciones más reducidas, fueron suficientemente mediatizadas. Propugnar el
nihilismo de la no-política es el mejor instrumento para el fracaso y la vía para
más populismo.
Hasta julio 2019, fecha de las postulaciones, queda
un año. Importante para la contundencia del #21F pero los menos de tres
meses antes de las elecciones serán absolutamente insuficientes para, aun sin
egoísmos, ganar el Poder sin prepararse, sin posicionarse y sin alianzas.
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