martes, 5 de diciembre de 2017

Gobiernos y reelecciones en Nuestra América


Los últimos 3 años —a flor de la elección presidencial de octubre de 2014— en el debate social y político —cual campaña permanente— en Bolivia se ha posicionado como eje, alrededor del cual gira la inmensa mayoría de los demás temas, el de una nueva postulación del actual presidente, la que —en números ordinales— sería su cuarta postulación —o, siguiendo la moda a usanza, la rerererepostulación— tras 2005, 2009, 2014 —“interpretada” por el Tribunal Constitucional Plurinominal de que la NCPE de 2009 era “originaria” y empezaba el cálculo en fojas cero— y la discutida para 2019, con fallo del mismo TCP —ya de salida y, por ende, apurado— interpretando libérrimamente la Convención Americana sobre Derechos Humanos —o Pacto de San José de Costa Rica— de 1978. 

Pero no voy a escribir sobre la posible postulación y lo imprescindible —para el MAS— de una rerereelección de Morales Ayma. Lo que quiero hacer es contextualizar las formas de ejercer la democracia —o deshacerla— en Nuestra América y, en rumbo de ello, aclarar unos cuantos conceptos de ese ejercicio que han dado confusión en las discusiones y en los medios. Porque esas confusiones, a veces, originan las fake news que tanto menciona Mr. Trump.

En Nuestra América hoy hay 56 países y territorios, de ellos 35 independientes y 21 que no lo son —administrados de diferentes formas por Dinamarca (1), EEUU (3), Francia (3), Holanda (6) y Reino Unido (8), los que no analizaré. De los otros 35, todos forman parte de la OEA, aunque Cuba no le ha interesado regresar después de su expulsión en 1962, ya levantada; no me ocuparé de analizar Cuba porque su forma de gobierno —su presidente del Consejo de Estado es elegido por la Asamblea Nacional del único candidato propuesto por el Comité Central del Partido Comunista— fluctúa entre el aparentemente parlamentario —quien lo elige— y el presidencialista-centralizado —férreo control partidario desde el Ejecutivo—, diferente con los otros 34.

Salvada esta aclaración, de los otros 34 —19 latinoamericanos (hispano, portugués o francés), 14 anglófonos y 1 neerlandófono (algunos plurilingües)—, 22 se gobiernan por sistemas presidencialistas (aunque Guyana es semipresidencialista, mezcla de ambos) y 12 son parlamentaristas; de los parlamentaristas, en 10 su jefe de Estado es la reina británica y ninguno es de origen latinoamericano. Vale recordar que los gobiernos parlamentaristas se rigen por la duración de sus legislativos y que sus ejecutivos pueden gobernar tantas veces como la agrupación que lideran tenga mayoritaria en ese parlamento, por lo que el Jefe de Gobierno no es elegido por voto directo para ello. (Y como aclaración del error del presidente Morales Ayma cuando mencionó a Angela Merkel como ejemplo de reelección, siendo que Merkel sólo fue reelegida como diputada al Bundestag pero como su partido tuvo la primera mayoría, ella —su líder— tenía la opción inicial de intentar volver a formar gobierno, algo que en dos meses aún no ha logrado.)

En presidencialistas, dos países eligen presidente por 6 años, ocho por 5 y nueve por 4. Cuatro no aceptan ninguna relección, cinco inmediata —de ellos, Honduras recién se aplicó con el antecedente que un presidente fue destituido abruptamente por sólo proponerlo, y en Bolivia se fuerza otro intento—, siete no inmediata y tres sin límite —todos éstos bolivarianos, aunque la consulta popular de 2018 en Ecuador buscará eliminarla.

Ésos son los datos. Las conclusiones serán suyas.

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