viernes, 2 de septiembre de 2016

¿Ideología o economía?


El miércoles, el Senado Federal de Brasil —bajo la presidencia del titular del Supremo Tribunal Federal— destituyó a la hasta entonces presidente Rousseff por 61 votos a favor —7 más que los necesarios— de 81 posibles, en un juicio que empezó el 2 de diciembre pasado por crimen de responsabilidad y que se atuvo a la Ley 1.079/1950 vigente y a los mecanismos de su Constitución, los mismos que ella juró defender.

Denunciando un presunto “golpe parlamentario” —que deja sin defensa a Lula, acusado por corrupción— esgrimida por sus ex aliados los gobiernos bolivarianos y por el ex presidente Mujica —poco creíble, sobre todo Venezuela, enfrentado el ejecutivo chavista al legislativo opositor—, los tres primeros retiraron sus representantes diplomáticos en Brasil, a lo que este país recíproco.

Para Bolivia, es muy delicado: con Brasil es la mayor frontera —3.423 km— y es decisivo para que los corredores interoceánicos pasen por Bolivia —descartado hasta ahora en los viales y pendiente en el ferroviario. Pero lo principal es la negociación del nuevo contrato para el gas a partir de 2019, al que Brasil ha dado muestras de desconfianza por las reservas —sumada la animosidad del canciller Serra y de que al otro comprador, Argentina, no se le cumple a cabalidad.

¿Quemamos naves?

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