martes, 2 de agosto de 2016

Perú y Bolivia en la era PPK


La asunción de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) como sexagésimo presidente del Perú ha traído nuevos retos para el país y la región. Perú deberá continuar impulsando el crecimiento de su economía, que desde 2002 ha estado sobre el 4% (excepto en 2009, 2014 y 2015), e incluso mayores al 8% —2007 (8,5%); 2008 (9,1%), 2010 (8,5%)—, y del cual PPK fue artífice como ministro de Economía y presidente del Consejo de Ministros, desarrollo ligado a la amplia apertura comercial del país por su integración a la Alianza del Pacífico y al Acuerdo Transpacífico, los 49 tratados de libre comercio firmados y con la Comunidad Andina y con Mercosur. Además, recuperar la confianza de la ciudadanía en sus gobernantes (bastante menguada en los últimos años) y, primordial, mantener el equilibrio con un Congreso donde tiene poco menos del 14% de presencia y que es dominado (56%) por la derecha populista del fujimorismo (Frente Popular), y que en la izquierda (Frente Amplio) tiene su segunda fuerza (15%); por lo que está obligado a realizar hábiles negociaciones, y para ello ha conformado un gabinete tecnocrático y no político, dejando esas funciones a sus dos vicepresidentes. Este panorama condice las líneas de gobierno que ha planteado, de una economía liberal: formalización, infraestructura, promoción de inversión, transparencia y honestidad, Estado de derecho; con compromiso social: agua y saneamiento, salud pública de calidad, lucha contra la discriminación e inseguridad.
Estos datos son interesantes para entender el futuro de las relaciones exteriores peruanas. En lo global, Perú tenderá a reforzar su apertura económica e integración hacia el Pacífico; mientras que lo ideológico, en un contexto regional cada vez menos de izquierda, será poco o nada prioritario. Respecto a los países vecinos, PPK manifestó que se van a priorizar las relaciones diplomáticas con los que Perú ha tenido problemas (Ecuador y Chile); las relaciones comerciales con los que forman parte de la Alianza del Pacífico (Colombia y Chile), así como con Bolivia (centrales en sus decisiones exteriores). En cuanto a las cifras, en 2014 el intercambio con Ecuador superó los $us 2.380 millones (desfavorable a Perú en más de $us 580 millones), con Chile fue más de $us 2.757 millones (favorable a Perú en más de $us 293 millones), y con Bolivia fue de $us 1.183 millones (favorable a Perú en $us 115 millones); lo que muestra la existencia de asimetrías en los intercambios comerciales con estos tres países vecinos, lo que sin duda afectará futuras decisiones.
Respecto a la actual situación crítica entre Bolivia-Chile, Perú es muy relevante, tanto por su capacidad decisoria (establecida en el Tratado de Lima de 1929 en caso de que se alcance un acuerdo entre Bolivia y Chile para ceder territorios que pertenecieron a Perú antes de la guerra de 1879-1883), y por la relevancia que está dando Bolivia a la implementación de los beneficios incluidos en el Protocolo Ilo II, del que aún el Congreso peruano no ha ratificado el dictamen aprobado por su Comisión de Relaciones Exteriores en 2013 (bastante menguado respecto a lo suscrito en 2010 y modificado en 2012), además de que las condiciones en los puertos de Matarani y de Ilo aún sean muy insuficientes (además de aumentar la distancia para la transportación desde Bolivia) y requieren grandes inversiones y trabajos durante al menos una década, según expertos, antes de su puesta en total funcionamiento.
Aun así, la realidad ha demostrado que los tecnócratas liberales (más pragmáticos y menos ideologizados) pueden ser menos complicados negociadores.

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