Ayer, PPK planteó sus líneas de gobierno para una política
económica liberal—formalización, infraestructura, promoción de la inversión,
transparencia y eticidad, refuerzo del estado de derecho— con compromiso social
—agua y saneamiento, salud pública de calidad, lucha contra la discriminación e
inseguridad— que deberá negociar en el Congreso con el Frente Popular (mayoría congresal)
y el Frente Amplio (segunda mayoría), a los que pidió colaboración.
En lo interno, Perú tiene buenas credenciales económicas:
entre 2001 y 2013 creció 6,1% promedio anual; la pobreza moderada cayó del 55%
al 24% y la extrema bajó del 5%; este año se prevé buen crecimiento
(3,4% según CEPAL, 3,6% FMI y 3,5% BM). En lo político, PPK deberá
mejorar la baja confianza en los políticos mientras en lo internacional
reforzará su membresía en la Alianza del Pacífico y su relación con sus vecinos
Chile y Ecuador.
Para Bolivia, las relaciones son de suma importancia, tanto
por lo económico —el pendiente tren bioceánico y la alternativa de Ilo, que el
Congreso no ha aprobado— como en la salida de Bolivia al mar. Máxime cuando las
actuales —con un gobierno saliente asaz más cercano y en un contexto ideológico
favorable— no eran promisorias.
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