A fines del año pasado, la Ópera Nacional de Grecia estrenó la ópera “La
asesina” del compositor Yorgos Koumentakis, basada en la novela homónima de Aléxandros
Papadiamandis de 1903 con lo que rompió su tradición de óperas mitológicas.
Trágica dentro del gran espíritu clásico de Esquilo, Sófocles, Eurípides
y Aristófanes, Frangoyanú —la protagonista de “La asesina”, anciana
comadrona pobre de inicios del siglo XX— empieza a matar a las niñas que nacen
para evitarles la miseria y termina ella misma muerta.
A pesar de las aparentes disimilitudes, hay muchas semejanzas con la Grecia
hoy. Un país que fue asesinando su futuro al engañarse en populismos y
dilapidar lo que no tenía, proceso que se inicia en 1981 cuando Grecia entró en la entonces Comunidad
Económica Europea (CEE) —hoy Unión Europea— como su décimo país miembro.
¿Grecia estaba en
condiciones de entrar en la Comunidad? La respuesta es no, por sus problemas
estructurales agudizados por un consuetudinario endeudamiento creciente,
políticas arbitrariamente populistas e irresponsables y una corrupción
galopante. Entonces, ¿por qué la recibieron? Sencillo: geopolítica, porque
Grecia era la frontera sur de Europa, una cuña para detener a la —entonces
poderosa— Unión Soviética.
Grecia hoy para muchos políticos es ejemplo de “víctima del capitalismo”
pero olvidan que —sin disculpar la gran parte de culpa que tuvieron los banqueros
europeos con sus préstamos gananciosos, y muchos gobiernos de la Unión en no mirar
la falsedad de la economía griega— fueron los políticos griegos, de derecha y
socialistas, los que fomentaron el populismo desenfrenado y hicieron gala de
corrupción —pero ninguno de ellos, como los políticos argentinos que fomentaron
los bonos soberanos, está en la cárcel porque es más fácil culpar a otros. También
lo fue su pueblo que vivió una Jauja dionisiaca de gran prosperidad falsa y la
disfrutó a sabiendas que no era real: fue uno de los
países con más muertos que “cobraban” pensión; los marcapasos en los
hospitales griegos costaban 400 veces más que en los británicos; burocracia
excesiva de casi 25% de la población activa; más del 25% de los
griegos no pagaba impuestos... Su deuda en 2013 era 177,10% de su PIB.
Desde 2009, el país ha vivido
con gran inestabilidad hasta este año que Alexis Tsipras llega al poder
combinando su SYRIZA —izquierda
radical— con el derechista ANEL. Con gran pragmatismo, ya en el poder fue
cambiando su discurso hasta acercarlo a sus acreedores, lo que le ha provocado
un desgaste político incluso en sus filas. Y éste es el momento de la jugada
política maestra de Tsipras: la convocatoria de un referéndum para que los
electores griegos decidieran si aceptaban las presiones de la Unión Europea o
no —el gobierno promovió el No y más de 60% de los electores lo apoyó. Tsipras
salió fortalecido, posiblemente no con la Unión pero sí internamente y podría
convocar a elecciones que seguro ganaría mayoritariamente.
¿Pero Grecia? Faltan
capítulos aún.
Información consultada
http://moninvestnews.com/2015/06/22/james-k-galbraith-el-fmi-y-sus-decisiones-dificiles-para-grecia/
http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/actualidad/mundo/euro-cae-tras-triunfo-del-no-en-referendo-griego.aspx
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