domingo, 22 de marzo de 2015

Cristina y la tempestad argentina


Este 10 de diciembre, Cristina Fernández Wilhelm de Kirchner dejará la presidencia que ha ocupado desde 2007 sin poder reformar la constitución.

Su retiro no es un normal cambio de gobierno, como casi nada lo es con CFK. Primero, cierra un ciclo —¿dinástico?— iniciado en 2003 con su difunto esposo Néstor Kirchner Ostoić, continuado por ella en 2007 y 2011 y que debió continuar en 2019 con su hijo Máximo Kirchner Fernández, líder de la organización política juvenil La Cámpora. El fracaso electoral del kirchnerismo en las legislativas de 2013 hundió definitivamente ese proyecto. De todas formas, aunque hubieran aprobado la reforma, más de 60% de rechazo no le darían éxito.

Segundo, porque CFK no deja heredero político: El Frente Para la Victoria es un pool de seis precandidatos tras el beneplácito de su Jefa, disputando el «dedazo» —al peor estilo priísta. Quien primero anunciara sus intenciones —Daniel Scioli Méndez, ex vicepresidente de Néstor y actual gobernador bonarense— hoy tiene que enfrentarse a los otros, sobre todo a Florencio Randazzo Campagnon —maestro del photoshop—, nuevo delfín luego del hundimiento —legal incluido— del actual vicepresidente Amado Boudou Sapin.

Después: la economía, herida de prebendalismo y proteccionismo, se hunde al estilo venezolano mientras crecen la inflación y la inseguridad ciudadana. Súmenle los enriquecimientos abruptos, como el de Boudou —y de los Kirchner.

Por último: la muerte del fiscal Alberto Nisman Garfunkel la víspera de presentar al Congreso su denuncia contra la Presidente y su entorno por presuntamente favorecer la impunidad de terroristas iraníes. La Marcha del Silencio es colofón de una herencia política CFK que no fue.

Y desde el arco opositor: De una larga decena de precandidatos de todas las tendencias, a la fecha los únicos con opciones serán el derechista liberal Mauricio Macri Blanco —exitoso jefe de gobierno de Buenos Aires— por Propuesta Republicana (PRO) y Sergio Massa Cherti, ex kirchnerista, por el peronista Frente Renovador (FR).

Pero si Scioli y Massa descienden en las intenciones —uno por esperar la sombra CFK y el otro por no diferenciársele más—, Macri está creciendo continuamente y su alianza estratégica con el centrista Partido Radical puede ayudarle a entrar en las provincias —su fuerza es la capital— y a suavizar los anticuerpos del electorado centrista.

Esperaremos a las PASO del 9 de agosto. 

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