«Sin duda, uno de los toros más ágiles que existen y más difíciles para
torear.» [Wikipedia: Miura_(ganadería)]
¿Qué es un Miura? “Cuando en tauromaquia se habla de un toro
bravo de inmediato se le asocia con un toro de Miura […] un animal con
características salvajes, indómitas y cuya leyenda de muerte se mantiene en el
tiempo.” “La leyenda negra de los Miura los persigue por años.” [Miura, los toros del miedo, Andrés
Sanchez Alayo]. Y aunque soy contrario declarado de la tauromaquia, no me
queda duda que la realidad política es un Miura que debe ser agarrado por los
cuernos para frenar (si se puede) su embestida.
Empezando por el presidente Barack Obama: La economía
estadounidense es la única que en real recuperación en todo el G7 (o G8, si se
quiere no expulsar a Rusia); hoy, todos los meses surgen más de un centenar de
miles de empleos; los índices bursátiles van con números positivos, y el
Obamacare ha hecho llegar los servicios de salud a muchos nuevos afiliados que
no podían acceder a ningún seguro (en un país donde la medicina no asegurada
es, con mucho, cara). ¿Por qué, entonces, las elecciones intermedias le dieron
la espalda? Por pusilánime, por indeciso y por no cumplir promesas (como la
reforma migratoria). Difícil (dificilísimo) le van a ser sus dos años finales y
su legado podrá llegar a ser tan poco recordado (a pesar de los éxitos que sí
tuvo, como Obama) como el que dejó Jimmy Carter.
Enrique Peña Nieto podrá pasar a la historia de México como
el presidente que gobernó consensuando y hizo las reformas estructurales
principales pero que no pudo (o quiso) acabar con el desgaste de la clase
política y sus prácticas corruptas y deleznables: La masacre de los 43
estudiantes de Ayotzinapa (en el Estado de Guerrero, uno de los 3 gobernados
por el PRD, de izquierda) devela, trágicamente, el contubernio de una parte de
la clase política (como el alcalde de Ayala José Luis Abarca, del PRI en
gobierno, y otras autoridades) con la narcoviolencia.
Tampoco la oposición boliviana agarró al Miura por los
cuernos ni piensa agarrarlo: fracasó en las elecciones de 2014 por dividida,
dirigir la pelea principal entre sí y autofagocitarse (como aprendió el MSM con
su soberbia), y para las elecciones de 2015 ya los anuncios más son de división
y no de unión. En general, siempre un gran favor para el oficialismo, que vence
por propios méritos de caudal político pero que no desgana esas indulgencias
ajenas, que con beneficio mira de palco.
Pero a la presidente relegida Rousseff es quien más difícil
le será su Miura. Recesión (eufemísticamente “técnica”); bajas exportaciones; más
inflación; reducción del valor adquisitivo; malos servicios; alta corrupción; “éxitos”
(PreSal) al borde del bluff; menor inversión; papel regional a la zaga de la
ALBA… Frente a esto, protestas latentes y oposición que crece a su costa. Y el
Miura son las soluciones necesarias que propuso la oposición: aceptarlas es
abandonar espacios y desnudar falencias (y peligrar corruptos).
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