Meses atrás, la alianza entre el líder del Partido
Socialista do Brasil (PSB) Eduardo Henrique Accioly Campos y la del Partido
Verde (PV) Marina Silva Vaz de Lima —más conocida como Marina Silva— abrió el
camino a la candidatura presidencial del primero —exitoso gobernador del estado
Pernambuco durante dos períodos consecutivos pero poco conocido en el resto del
país— acompañado por Silva Vaz de Lima.
Marina Silva no era
una novata electoral. Ministra de Medio Ambiente en el primer gobierno Lula da
Silva y después su principal crítica desde la izquierda brasilera, en las
elecciones de 2010 con su PV fue tercera en la primera vuelta electoral tras Dilma Rousseff del Partido dos Trabalhadores (PT)
y José Serra del Partido da Social Democracia Brasileira (PSDB). Casi 20 millones de votos fueron su estreno —y
el de su partido— en comicios brasileros.
A mediados de julio,
las encuestas no auguraban un buen escenario para Campos-Silva. Datafolha, una
de las prestigiosas encuestadoras del país, le asignaba 8%, muy detrás de la
presidente Rousseff —36%, a pesar de los escándalos de corrupción para el
Mundial, el mal desempeño de la economía y los problemas irresueltos que
llevaron a las manifestaciones de 2013— y del senador Aécio Neves da Cunha por
el PSDB —20%, nieto de Tancredo Neves, el primer presidente electo tras la
dictadura. Las demás candidaturas —Everaldo Pereira
por el Social Cristão con 3 %, mientras José María Almeida (Socialista dos Trabalhadores Unificado), Luciana Genro (Socialismo e Liberdade), Eduardo Jorge (Verde) y Rui Costa Pimenta (Da Causa Operária) sólo 1 % cada uno— no llegarían, juntos, al resultado para Campos-Silva.
El accidente fatal que segó la vida de Campos no sólo acabó
con un joven y prometedor político sino que revolucionó el panorama electoral
de Brasil para octubre próximo.
La próxima semana, luego del entierro de Campos, el PSB
anunciará quién sustituirá a su líder difunto en la candidatura presidencial. De
las dos opciones que tiene —que Marina Silva ocupe la candidatura o elegir otro
candidato socialista— la decisión será fácil: escasas 24 horas después del
accidente, el PSB contrató una encuesta telefónica de 30.000 casos para medir su
potencialidad como candidata . Los resultados dieron a Marina Silva el segundo
lugar, marginalmente por encima de Neves da Cunha y sólo superada por Rousseff.
Pero el resultado más importante es que se preveía una segunda vuelta
electoral, y entonces Silva Vaz de Lima estaría en un virtual empate técnico
con la actual Presidente.
Hasta hoy, todo está para que Marina Silva sea la candidata,
lo que —de acuerdo con el pronóstico— beneficiará los votos para el PSB, considerando
que ella es más conocida nacionalmente que el difunto Campos.
Además del “voto duelo” —que podría reducirse hasta octubre—,
la candidatura de Silva crecería dentro del electorado que en las últimas tres
elecciones votó por el PT. A Marina Silva la han llamado “Lula con falda”. Yo
agregaré “y sin corrupción”...
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