miércoles, 12 de marzo de 2014

Michelle y las Nuevas Alamedas

Lo simbólico de que, por vez primera, dos mujeres —socialistas ambas: Michelle Bachelet Jeria e Isabel Allende Bussi— encabecen Chile, una como Presidente del país y la otra —hija del malogrado Presidente Salvador Allende Gossens— liderando el Senado poco después de que el país recordara los 40 años del derrocamiento y muerte de su padre —aniversario que sirvió como parteaguas de la historia política chilena—, debe haber impresionado a muchos chilenos.

Muchos retos, internos y externos, tendrá el nuevo gobierno pero la vara de medida del éxito de su gestión pasará por tres ejes: cumplir sus reformas fundamentales —educativa (con educación gratuita universal en 6 años), tributaria (para financiarla) y constitucional (reformando la Constitución de la dictadura aún vigente)—, para lo que necesitará el éxito en los otros dos, el primero: sostener y mejorar los buenos indicadores macroeconómicos que hereda —para financiarlas y poder mejorar la distribución de la riqueza en un país con 0,55 de Gini (CEPAL, 2012).

Pero el otro reto requerirá de toda su habilidad política negociadora para mantener en concordia a su Nueva Mayoría con las divergencias que afloran y aforarán más entre sus disímiles integrantes —democristianos, socialdemócratas, socialistas, comunistas, independientes radicales— como base de los futuros acuerdos parlamentarios con independientes y oposición, imprescindibles para las reformas educativa y constitucional porque sus parlamentarios sólo le alcanzarán —si son unidos— para la reforma tributaria.

Todo eso, junto con el conflicto mapuche en lo interno y en lo externo  implementar el fallo de la CIJ sobre Perú, argumentar frente al de Bolivia y operar la participación del país en el Acuerdo del Pacífico y en la ASEAN a la vez de realizar su pretendida apertura a Argentina y Brasil, es lo que logrará que Chile tenga Grandes Alamedas para todos.

Referencias

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