El próximo fallo de la CIJ en la disputa entre Chile y Perú
sobre soberanía marítima tendrá dos virtudes, con independencia de resultados:
la primera, los dos países concluirán sus disputas territoriales desde la
tripartita Guerra del Pacífico, y, segunda, se estrecharán los vínculos entre ambos.
Tanto en Chile como en Perú, sus presidentes y sus
cancilleres han reiterado permanentemente que acataran y ejecutaran la sentencia
“con tranquilidad y sin triunfalismo” (Moreno Charme) porque “la agenda del pasado
nos ha dividido [pero la del futuro] definitivamente nos une” (Piñera Echenique),
dando muestras de la madurez de sus actuales relaciones bilaterales.
Más allá de las afecciones posibles —territoriales para Chile
o en sus pretensiones para Perú— y de pocas voces opuestas a cumplir el fallo —incluso
belicosas—, la necesidad de mantener la amplia interrelación económica
mutuamente beneficiosa para ambos miembros de la Alianza del Pacífico, tanto en
comercio bilateral —más de USD 4.300 millones anuales— como en inversiones —en
2013, las peruanas en Chile fueron de alrededor de USD 10 mil millones,
mientras que las chilena en Perú alcanzaron USD 13.600 millones—, será, ya es,
decisiva para aceptarlo.
Como en Europa —en su largo proceso de complementación
iniciado en 1951 y que concluyó con la Unión Europea (2009)—, la constatación
de los beneficios indiscutibles de la integración económica para el desarrollo
socioeconómico de cada país priman —aunque a veces dolorosamente— sobre los
nacionalismos chilenos y peruanos.
Referencias
http://americalatina.about.com/od/Conocelospaisesintro/a/Diferendo-Mar-Itimo-Entre-Per-U-Y-Chile.htm
http://elcomercio.pe/economia/peru/como-empezo-relacion-comercial-entre-peru-y-chile-noticia-1704834
http://www.voltairenet.org/article181849.html
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