Después de veinte años de existir, Cuba pone fin al Peso
Cubano Convertible (CUC) y deja solamente el masivo CUP, el peso cubano (hasta
2004 coexistieron ambos con el dólar estadounidense).
Moneda nacida para turistas y para controlar el mercado
negro y la inflación cambiaria con el dólar estadounidense (que a comienzos de
los 90 llegó a centuplicar el valor del peso cubano), la posesión de esta
moneda de cambio y uso obligatorio en los establecimientos reservados para turistas
fue liberándose para residentes locales en años siguientes e incluso integrando
el salario de algunos trabajadores, lo que distorsionó el mercado laboral y afectó
el paradigma del sistema político cubano: la igualdad social. Por una parte,
algunos trabajos (vinculados al turismo y colaterales) recibían una mejor
remuneración con parte del salario en CUC por el Estado, único Empleador; por
otra, se propendía a una división social entre los que recibían mejores
salarios en esta moneda (o por remesas de divisas cambiadas en CUC) y los que
no accedían a ella o lo hacían en menor medida.
Una distorsión de mercado que en la reestructuración laboral
y productiva reciente (con progresos discontinuos) tuvo que solucionarse, aun a
mediano plazo.
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