viernes, 22 de junio de 2012


Cucullus non facit monachum

El frío del inicio del invierno septentrional debe haber calado los huesos del Presidente Lugo cuando la Cámara de Diputados del país, en ejercicio de sus derechos constitucionales, aprobó —76 legisladores a favor (tanto opositores como oficialistas), 1 en contra y 3 que no asistieron— realizar un Juicio Político contra Fernando Armindo Lugo Méndez, Presidente de la República del Paraguay desde 2008 y ex obispo católico dispensado de su estado clerical por el Papa Benedicto XVI para ejercer la Presidencia. 

La acusación congresal se justifica en su presunta responsabilidad, como máxima autoridad y por incumplimiento de sus deberes constitucionales, en la masacre de 17 campesinos y policías la semana pasada durante el desalojo judicial de integrantes de la Liga de Carperos —campesinos sin tierra vinculados a importantes autoridades del Gobierno— de una hacienda ocupada en Campos Morombí de Curuguaty, al Este del país, posiblemente infiltrados por el Ejército Popular del Pueblo —organización guerrillera de la que se acusó a Lugo de mantener vínculos antes de postular a la Presidencia, aunque actualmente son muy críticos de la gestión presidencial, principalmente por el tema agrario; también a Lugo se lo relacionó con el Movimiento Patria Libre, del que se denunció estar vinculado con las FARC.

Este Juicio posiblemente concluya un ciclo complicado de la historia paraguaya que se inició el 20 de abril de 2008 cuando Lugo, apoyado por la Alianza Patriótica para el Cambio —reunión de una decena de partidos y movimientos de centro e izquierda creada para lanzar su candidatura, cuya principal fuerza electoral era el Partido Liberal Radical Auténtico— con 41% de los votos emitidos venció a Blanca Ovelar de Duarte, candidata de la Asociación Nacional Republicana —más comúnmente conocida como Partido Colorado. Esta victoria cerró un ciclo de 61 años ininterrumpidos en el Poder por el Partido Colorado, que también ya había gobernado el país entre 1887 y 1904 (por lo que, sumados ambos períodos, con 78 años gobernando lo hacen el partido más longevo en el Poder, superando al Revolucionario Institucional mexicano y el Comunista Cubano).

El Programa presidencial de Lugo —seguidor de la Teología de la Liberación en su época clerical— ganó porque prometía reformar el Estado paraguayo: realizar una reforma agraria, imprescindible para el agro, con muchos campesinos en estado de extrema pobreza; mejorar la justicia, despolitizándola; proveer de acceso universal gratuito a servicios de salud, y la recuperación de la soberanía energética frente a Brasil. Ya en el gobierno, hubo avances en la mejora del sistema de salud con su gratuidad para toda la población, en el mejoramiento de la educación pública y en conseguir que Brasil pagara mayores tarifas por la energía que recibe de la hidroeléctrica de Itaipú; estos éxitos estuvieron favorecidos por récords de 14,5% de crecimiento económico en 2010 y 2011, principalmente por sus commodities: la soja y sus derivados, la carne bovina y el trigo. Sin embargo, sus peores desaciertos estuvieron en incumplir los compromisos con el sector agrario —principalmente los campesinos pobres y sin tierra, cuya situación se agudizó— y no poder hacer funcionar la Alianza, tanto con los partidos más a la izquierda —que lo acusaron de comprometerse con la derecha— como con el centrista Partido Liberal Radical Auténtico, ahora retirado del gobierno.

El Juicio Político al que se enfrenta Lugo está amparado en el Artículo 225 de la Constitución que explícitamente señala como posible causal “por mal desempeño de sus funciones”, motivo aducido para el actual Juicio basándose en la imprevisión de las acciones en Curuguaty. Aunque funcionarios de la Administración Lugo y algunos políticos latinoamericanos —entre ellos el mandatario boliviano Morales y el Capítulo venezolano del Parlamento Latinoamericano— han definido la medida como inicio de Golpe de Estado, el mismo se asienta en la Constitución del país, cuyo fiel cumplimiento supervisará en Asunción una delegación de cancilleres designada por los mandatarios de UNASUR. Ya aprobado el juicio en Diputados, pasó al Senado, instancia frente a la que debe defenderse Lugo —que ya hoy anunció que no renunciará— y donde tiene muchísimas probabilidades de ser condenado —se necesitan 30 votos de los 45 senadores y el actual mandatario sólo contaría con el apoyo posible de 3— y terminar un Gobierno ambivalente en sus decisiones y marcado por sus varios escándalos de paternidad durante su ejercicio de obispo —motivo de escarnio por las reiteradas violaciones de su voto de castidad—, y que también ha estado influenciado por el cáncer linfático que sufrió y del que ha sido declarado como recuperado. De ser así, lo sustituiría hasta concluir el período constitucional su Vicepresidente Federico Franco Gómez, miembro del Liberal Radical Auténtico y permanente crítico de Lugo. Las Fuerzas Armadas paraguayas ya garantizaron su absoluto respeto al "ordenamiento constitucional y democrático vigente".

(Fue interesante que el sitio Web de la Presidencia de la República del Paraguay http://www.presidencia.gov.py/v1/sólo recogiera la declaración presidencial de no renunciar cerca de dos horas después de declarada por el Presidente en conferencia de prensa y que ya todos los medios internacionales y nacionales había difundido.)

A 10 meses de las próximas elecciones presidenciales —a las que Lugo intentó postularse a través de uno de los Movimientos de la Alianza pero le fue imposible porque no pudo modificar el impedimento constitucional respectivo—, Lugo está enfrentando las consecuencias de no cumplir la principal promesa de su campaña: la reforma de la tenencia de tierra, el mayor motivo de conflicto en Paraguay y causa de la crisis actual.

Porque es verdad: El hábito no hace al monje.

Referencias

http://www.youtube.com/watch?v=lDTkaX2Rvuc

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