sábado, 6 de diciembre de 2025

¿Qué realmente queremos?

 

Los bolivianos elegimos presidente de Bolivia el 19 de octubre pasado a Rodrigo Paz Pereira —en ballotage por mayoría: 54,96 % de votos válidos (o, si prefiere: el 52,9 % de votantes ese día, con sólo el 0,7 % de votos en blanco y el 4,07 % de nulos, ambos dentro de la media histórica desde el regreso a la democracia y muchísimo menos que en primera vuelta)— en una elección donde votó el 85,3 % del padrón (algo menos que en 2020: 88,42 % y en las fraudulentas de 2019: 88,31 %).

Paz Pereira fue constitucionalmente juramentado frente a ambas Cámaras el 8 de noviembre. En buena aritmética (no la de García Linera ni la del mar de gas de un remedo de ministro evista), hoy no ha llegado a un mes de gobernar —sólo a 28 días— y cuando cumpla tres meses el 9 de febrero no tendrá los 100 días que Franklin Delano Roosevelt propuso a su subida al poder en marzo de 1933 como baremo para que sus electores supieran si cumplió (o empezó a cumplir) por lo que lo eligieron. El baremo de los 100 de RPP, pues será el 16 de febrero. ¿Habrá cumplido mínimamente entonces?

Víctor Paz Estenssoro asumió el poder el 6 de agosto de 1985 y 23 días después promulgó el Decreto Supremo 21060, tan alabado y tan odiado desde entonces pero que sigue vigente en buena medida —a pesar de las zancadillas persistentes que le fueron poniendo desde entonces, tanto Bánzer como De Mesa o el mismo Goni en 2002 pero, sobre todo, el masismo en el Poder—; a empellones y sin claudicar ni mensurar, con el 21060 VPE salvó Bolivia “que se moría” en sus mismas palabras. Si contáramos —comparáramos, midiéramos, calificáramos— desde ese período (23 días de VPE en 1985), los actuales 28 de RPP y su equipo pues asaz daríamos la razón a los que hoy declaran (algunos acusan gritando) de lenta pachorra —o hasta criminal anomia— el actuar del gobierno presente… pero, en flor de verdad, VPE agarró por las astas a un toro hiperinflacionario en un país con seguidilla de dictaduras democráticas (los dos primeros gobiernos del MNR), otros varios gobiernos de democracias débiles y un sinfín de dictaduras y dictablandas, mientras que RPP y su gente tratan de parar una crisis socioeconómica sin dinero —el ahorro fue despilfarrado y los ingresos acabados— después de dos décadas de dictadura electoralista (“autoritarismo electo” al estilo Chávez-Maduro) con férreo control de “pseudo movimientos sociales” clientelares y corrupción nepotista desde una y otra cabeza de la hidra nuestra: Morales y Arce.

Entonces el efecto para el boliviano que vive (o trata de vivir) de su trabajo o empeño es el mismo en 1985 y 2025, con sus variantes de impacto, pero el panorama no lo es: más me recuerda (distancias claro) el de la nueva (creíamos entonces, ilusión vana) Rusia postURSS en 1992 intentando reconstruir los restos de una economía populista-clientelar moribunda —implosionada— tras décadas de “socialismo real”. Acá no hubo marxismo ni socialismo: VPE nos metió, en 1952, en un nacionalismo revolucionario que intentó democratizar el país en un mestizaje (quizás cholizado) inconcluso y en lo económico terminó entonces en un férreo capitalismo de Estado centralista (en 1985 intentó reconstruir el país en una democracia liberal… pero aún bastante centralista a pesar de la Participación Popular); el socialismo 21 del MAS no era socialismo sino un neomarxismo (al estilo valenciano pero sin paella) que actuaba acá como un nacionalismo autoritario rígidamente centralista, populista y clientelar, retrotrayendo la idea del mestizaje social de los 50-60 y de desarrollo hasta una economía comunitaria e identificación indígena (en realidad: indianismo): la del abstracto y narrativo vivir bien (vivir bien que no era mucho más para el pueblo que vivir mal o regular los más, porque los menos, los Jefazos, ésos sí vivían mucho mejor). La economía comunitaria fracasó frente a lo que tan certeramente Toranzo define como el neoliberalismo popular del boliviano mientras que lo indígena desapareció con el creciente mestizaje urbano, cultural mucho más que de colores de piel.

En resumen: harto es el camino y hartas son las piedras que bloquean y no sabemos aún cuántos son los obreros (pero sí conocemos de los zapadores: los propios y los ajenos).

Por lo pronto, observo, espero y (aún) no desespero. Habrá tiempo de ello (ojalá que no).

Información consultada

https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_generales_de_Bolivia_de_2025.

https://es.wikipedia.org/wiki/Franklin_D._Roosevelt.

https://es.wikipedia.org/wiki/Transmisión_de_mando_de_Rodrigo_Paz.

https://es.wikipedia.org/wiki/Víctor_Paz_Estenssoro.

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