Los bolivianos elegimos presidente de Bolivia el 19 de
octubre pasado a Rodrigo Paz Pereira —en ballotage por mayoría: 54,96 %
de votos válidos (o, si prefiere: el 52,9 % de votantes ese día, con sólo el
0,7 % de votos en blanco y el 4,07 % de nulos, ambos dentro de la media
histórica desde el regreso a la democracia y muchísimo menos que en primera
vuelta)— en una elección donde votó el 85,3 % del padrón (algo menos que en
2020: 88,42 % y en las fraudulentas de 2019: 88,31 %).
Paz Pereira fue constitucionalmente juramentado frente a
ambas Cámaras el 8 de noviembre. En buena aritmética (no la de García Linera ni
la del mar de gas de un remedo de ministro evista), hoy no ha llegado a
un mes de gobernar —sólo a 28 días— y cuando cumpla tres meses el 9 de febrero
no tendrá los 100 días que Franklin Delano Roosevelt propuso a su subida al
poder en marzo de 1933 como baremo para que sus electores supieran si cumplió
(o empezó a cumplir) por lo que lo eligieron. El baremo de los 100 de
RPP, pues será el 16 de febrero. ¿Habrá cumplido mínimamente entonces?
Víctor Paz Estenssoro asumió el poder el 6 de agosto de
1985 y 23 días después promulgó el Decreto Supremo 21060, tan alabado y tan
odiado desde entonces pero que sigue vigente en buena medida —a pesar de las
zancadillas persistentes que le fueron poniendo desde entonces, tanto Bánzer
como De Mesa o el mismo Goni en 2002 pero, sobre todo, el masismo en el Poder—;
a empellones y sin claudicar ni mensurar, con el 21060 VPE salvó Bolivia “que
se moría” en sus mismas palabras. Si contáramos —comparáramos, midiéramos,
calificáramos— desde ese período (23 días de VPE en 1985), los actuales 28 de
RPP y su equipo pues asaz daríamos la razón a los que hoy declaran (algunos acusan
gritando) de lenta pachorra —o hasta criminal anomia— el actuar
del gobierno presente… pero, en flor de verdad, VPE agarró por las astas a un
toro hiperinflacionario en un país con seguidilla de dictaduras democráticas
(los dos primeros gobiernos del MNR), otros varios gobiernos de democracias
débiles y un sinfín de dictaduras y dictablandas, mientras que RPP y su gente
tratan de parar una crisis socioeconómica sin dinero —el ahorro fue
despilfarrado y los ingresos acabados— después de dos décadas de dictadura electoralista
(“autoritarismo electo” al estilo Chávez-Maduro) con férreo control de “pseudo movimientos
sociales” clientelares y corrupción nepotista desde una y otra cabeza de la
hidra nuestra: Morales y Arce.
Entonces el efecto para el boliviano que vive (o trata de
vivir) de su trabajo o empeño es el mismo en 1985 y 2025, con sus variantes de
impacto, pero el panorama no lo es: más me recuerda (distancias claro) el de la
nueva (creíamos entonces, ilusión vana) Rusia postURSS en 1992 intentando
reconstruir los restos de una economía populista-clientelar moribunda —implosionada—
tras décadas de “socialismo real”. Acá no hubo marxismo ni socialismo: VPE nos
metió, en 1952, en un nacionalismo revolucionario que intentó democratizar el
país en un mestizaje (quizás cholizado) inconcluso y en lo económico
terminó entonces en un férreo capitalismo de Estado centralista (en 1985
intentó reconstruir el país en una democracia liberal… pero aún bastante
centralista a pesar de la Participación Popular); el socialismo 21 del MAS no
era socialismo sino un neomarxismo (al estilo valenciano pero sin paella) que
actuaba acá como un nacionalismo autoritario rígidamente centralista, populista
y clientelar, retrotrayendo la idea del mestizaje social de los 50-60 y de
desarrollo hasta una economía comunitaria e identificación indígena (en realidad:
indianismo): la del abstracto y narrativo vivir bien (vivir bien
que no era mucho más para el pueblo que vivir mal o regular los
más, porque los menos, los Jefazos, ésos sí vivían mucho mejor).
La economía comunitaria fracasó frente a lo que tan certeramente Toranzo define
como el neoliberalismo popular del boliviano mientras que lo indígena
desapareció con el creciente mestizaje urbano, cultural mucho más que de
colores de piel.
En resumen: harto es el camino y hartas son las piedras
que bloquean y no sabemos aún cuántos son los obreros (pero sí conocemos de los
zapadores: los propios y los ajenos).
Por lo
pronto, observo, espero y (aún) no desespero. Habrá tiempo de ello (ojalá que
no).
Información consultada
https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_generales_de_Bolivia_de_2025.
https://es.wikipedia.org/wiki/Franklin_D._Roosevelt.
https://es.wikipedia.org/wiki/Transmisión_de_mando_de_Rodrigo_Paz.

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