En “¿Implosiona la “lealtad” militar a Maduro?” [El Deber, 22/01/2019] me pregunté «¿Cuánto más aguantará la dictadura?» y respondí
«su principal sostén interno —la fuerza
militar— parece que implosiona». En la vertiginosa vorágine que hay en
Venezuela, es dudoso el verdadero respaldo de la FANV al grupo de Maduro y no
porque pudiera ser parte de un “golpe de Estado” sino porque su cese, unido con
las empoderadas protestas populares, tendría el mismo efecto que en 1958: la implosión
incruenta del régimen, no explosión sangrienta.
El viernes, en otro cabildo de democracia abierta, Guaidó
anunció cuatro medidas: el aceptar ayuda humanitaria internacional, la
retención de activos venezolanos, la divulgación boca a boca de la recién
promulgada ley de amnistía y el pedido a los militares cubanos —los llamó “hermanos”— que
abandonen el control de la FANV. Todas de gran impacto: la ayuda humanitaria —rechazada
siempre por el madurismo— es ansiada por todo el pueblo y la FANV no podría
negar su entrada; confiscar los activos le quita los ingresos a la dictadura —principalmente
de vender petróleo a EEUU—; por obvios, es innecesario comentar los otros. A
ello se suma el pedido de Gauidó al personal consular venezolano en EEUU —ordenado
de regresar por el régimen— que se queden allá y sus primeras aceptaciones.
Cuando este comentario salga publicado —escribo el viernes—, es muy probable hayan sucedido nuevos acontecimientos, incluido
el apoyo a una transición y elecciones de sectores no maduristas del PSUV y
constitucionalistas de las FANV y el tiempo de la dictadura —al igual que sus
agostados “argumentos”— cada vez más rápido se acaba.
Maduro debería recordar a Talleyrand: «Con las bayonetas,
todo es posible. Menos sentarse encima.»
Información consultada
https://www.infobae.com/america/venezuela/2019/01/25/estados-unidos-busca-cortar-los-ingresos-del-regimen-de-maduro-y-dirigirlos-a-juan-guaido/
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