Ocho días antes de que comiencen los alegatos orales en la CIJ sobre la demanda marítima boliviana, el 11 de
marzo Sebastián Piñera Echenique jurará como presidente de Chile.
El nuevo gobierno de
centro-centroderecha continuará la política de Estado de que no existen
pendientes con Bolivia luego del Tratado de 1904 y, además, tenderá a la
inflexibilidad frente a las pretensiones bolivianas, como sucedió en su
anterior período tras una posibilidad de acuerdo —sin soberanía, es importante recordar—
durante la primera administración de Michelle Bachelet Jeria.
Esta posición poco favorable para
Bolivia se verá reforzada porque Piñera se beneficiará de un panorama
ideológico regional afín, debilitado el bloque bolivariano —aliados
estratégicos del gobierno del MAS—, como sí sucedía en su cuatrienio anterior y
que podía morigerar la posición chilena. El segundo, que Bolivia se ha estado enfrentado
con la mayoría de los países de la Región en su defensa de la dictadura
madurista. El tercero, la conflictiva situación sociopolítica —y cada vez más
económica— en Bolivia, agudizada por la re4postulación y las
elecciones presidenciales. Otro, probable, sería la denuncia del FMI que un
experto boliviano-chileno alteró intencionalmente el ranking Doing Business contra
Chile. Y el último, posible, es que varios de los jueves de la CIJ provienen de
países que enfrentan demandas y conflictos limítrofes y en su decisión éstos pueden
pesar.
Información consultada
http://www.cnnchile.com/noticia/2018/01/17/la-haya-alegatos-orales-por-demanda-maritima-comenzaran-el-19-de-marzo
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