«Hay que tener el coraje de mirar a la
realidad.» [José Mujica Cordano, presidente de Uruguay]
Tabaré Vázquez Rosas asumirá el 1o
de marzo de 2015 por segunda vez la presidencia de la República Oriental del
Uruguay. Con su elección, la coalición Frente Amplio gobernará tres períodos
consecutivos desde que en octubre de 2004 el mismo Vázquez Rosas obtuviera la presidencia
en primera vuelta con 50,45% de los votos válidos y en 2005 recibiera el
gobierno del colorado Jorge Batlle Ibáñez; en 2010 se lo entregó a Mujica
Cordano —en primera vuelta obtuvo 47,96% y fue elegido en ballotage con 54,63—
y de él la recibe —después de obtener 47,81% en primera y 56,62 en segunda—, muestra
de lo saludable que es la democracia uruguaya y sus partidos.
¿Cómo es el país que recibe Vázquez Rosas? Uno
cuyo gobierno tiene altos índices de aceptación popular, con la economía en
crecimiento —3%—, los salarios en alza y el índice de desempleo bajo —6,7%—, que
mejoró mucho sus condiciones sociales —aprovechó mejor que otros las
condiciones favorables—, elevadas reservas del Banco Central, tasa de inversión
sobre el 23% del PBI —y récord de inversión extranjera directa—, con leyes que reconocieron
nuevos derechos a diferentes sectores sociales —mujeres, homosexuales,
consumidores de marihuana y afrodescendientes—, una nueva universidad pública
en el interior, fomento de las energías renovables, un programa de seguridad en
desarrollo —aunque aún sin resultados— y, sobre todo, una muy favorable
reputación internacional —mucho de ello gracias a tener a la peculiar
personalidad de su presidente saliente.
(De Mujica Cordano confesaré que desde el
período electoral de 2004 tenía mis reparos sobre él: sus discursos de campaña
—en ocasiones rampantes—, su trayectoria —el sector más radical del Frente
Amplio— y su, a veces, lejanía del actuar de Vázquez Rosas. Luego, en el
gobierno ya, tuve que esperar para convencerme —supongo que a muchos— que sus
actitudes no eran estudiadas sino, como lo fueron, parte de su abierta y
campechana personalidad. Al final, aunque no concuerde en todo con él, ganó mi
respeto y reconocimiento por su integridad.)
Pero no todo es Jauja. Inflación —superior al 8%
anual y que bordeó el 10%—, déficit de las cuentas públicas —más de 3% del PBI—
y salarios indexados, dentro de un panorama económico en desaceleración —aunque
se pronostica que, por quinto año consecutivo, el PIB de Uruguay crecerá sobre
los de Brasil y Argentina, sus dos grandes socios del MERCOSUR.
También enfrentará dos problemas que fueron grandes
reclamos electorales: aumento en delitos violentos y educación con problemas —sobre
todo en la enseñanza media: en la última prueba PISA obtuvo los peores desde
2003—, a los que se une baja inversión en infraestructura.
Aunque fuerte la apuesta interna para Vázquez
Rosas, más lo será la externa: mantener la buena imagen del país y clarificar
su futuro en el MERCOSUR. Pero con seguridad lo podrá.
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