jueves, 18 de diciembre de 2014

Finaliza la Guerra Fría en las Américas


Una barrera de agua de 180 kilómetros —150 en el lugar más estrecho del Estrecho de la Florida— será el penúltimo muro de la Guerra Fría que caerá —el último aún pasa por Panmunjom— ahora que los Estados Unidos de América y Cuba anuncian su normalización de relaciones, interrumpidas hace 53 años.

Una división que, con altos y bajos, no sólo ha sido física e ideológica sino humana. Aunque desde hace años el gobierno de La Habana flexibilizó las relaciones con la comunidad cubana en el exterior, la reintegración no se ha dado, ni para los cubanoamericanos —cubano-estadounidenses, los emigrados hacia EEUU— ni para la mayoría de los residentes en el resto del mundo. Y que también fue fiel de balanza de las relaciones de Latinoamérica con EEUU.

Una larga conversación telefónica entre los presidentes Obama de EEUU y el cubano Castro Ruz y el posterior anuncio simultáneo de ambos en sus respectivas capitales del inicio del proceso para la reanudación de relaciones entre ambos países y la liberación de presos de ambos países —en Cuba Alan Gross y Rolando Sarraff Trujillo (antiguo agente de inteligencia cubano preso desde 1995 por espionaje a favor de EEUU) y los 3 últimos del Grupo de los Cinco en EEUU— cambiarán la geopolítica regional eliminando los impedimentos para la reinserción total de Cuba en todos los organismos regionales.

El acercamiento —que reanuda la actividad bancaria entre ambos países, aumenta el límite de las remesas, excluye a Cuba de la lista de promotores del terrorismo y amplía las ventas y exportaciones— es la conclusión de un proceso largo —los siete editoriales que The New York Times le dedicó recientemente eran su anuncio— que, en la práctica, significa la cancelación del embargo estadounidense —cada vez más infectivo y fracasado en su propósito de transformar el sistema vigente en Cuba. Para EEUU tiene tres objetivos: por un lado, la seguridad de sus fronteras ante la posibilidad de un éxodo masivo de cubanos si se desestabiliza la situación económica del país; por otro, la eliminación de un elemento de conflicto en sus relaciones con Latinoamérica —justificando críticas— y, tercero, la constatación de que los métodos empleados hasta el presente para incidir en la política cubana fueron ineficaces y se requerían nuevos. Para Castro Ruz, el fundamental es la imperiosa necesidad de lograr la supervivencia de su gobierno tras la crisis venezolana —su fundamental soporte— y la imposibilidad de sustituirlo por China —desinteresado— y Brasil —con sus propios problemas agudizados.

Este proceso —promovido desde el Vaticano y con apoyo de Canadá— que se inicia hoy, inicio de Hanukkah y en víspera de la Natividad, conllevará una mezcla de alegría y tristeza, esperanza y decepción por las muchas indefiniciones que hasta ahora —y tendrá por tiempo— tiene pero, sin dudas, necesitará de toda la luz de la corona de Adviento y de la menorah para que ilumine el proceso.


Información consultada

http://www.infobae.com/2014/12/17/1615782-eeuu-cuba-la-trama-secreta-detras-del-acuerdo

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