El 2 de febrero los electores de El Salvador y Costa Rica
van a las urnas para elegir sus autoridades nacionales. Y en ambos, los
electores tienen la disyuntiva de mover el diapasón ideológico.
En Costa Rica, ningún partido —compiten 13— ganará en primera vuelta; para
la segunda, con seguridad competirá Liberación Nacional —centro, en el
gobierno— con Frente
Amplio —bolivariano— o Movimiento
Libertario —derecha liberal— aunque Acción Ciudadana —centroizquierda— recién
ha subido bastante: si es Frente Amplio, ganará Liberación Nacional porque la
mayoría de electores preferirá la tendencia moderada pero si es Movimiento Libertario
—o hipotéticamente Acción Ciudadana, lo que es menos posible— sí pudiera darse
el voto castigo al poder.
Pero la elección salvadoreña será la más significativa
en lo ideológico, confrontándose la izquierda bolivariana —FMLN— con la derecha
—ARENA— y la centroderecha —Movimiento UNIDAD, fractura reciente de ARENA.
Después de su cruenta guerra, ARENA gobernó entre 1989 y 2009 cuando ganó el
FMLN con un candidato “invitado” —el moderado Mauricio Funes Cartagena—; ahora,
con candidato propio y fluctuantes encuestas que son favorables al FMLN pero con
intenciones de voto insuficientes para ganar en primera vuelta, la posible alianza
ARENA-UNIDAD ganaría en segunda —aunque se especula del apoyo de UNIDAD al FMLN,
para mí es menos probable.
Las dos serán importantes para Latinoamerica: Cuando en Venezuela
el postchavismo y en Argentina el kirchnerismo están económicamente muy
complicados y cuestionados, sus resultados tendrán fuerte influencia en la
correlación regional.
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