A finales de 2014 se realizarán los comicios para elegir
presidente, vicepresidente y miembros de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP)
de Bolivia. Según la Ley Electoral: “La postulación y preselección de
postulantes, con una duración de sesenta (60) días”, sin embargo la campaña por
la reelección de Morales Ayma empezó el 22 de enero de 2010, momento que juró oficialmente
—después que el día anterior fuera celebrado en una a modo de coronación
supuestamente ancestral indígena en las ruinas de Tiahuanacu— su segundo
(primero en la interpretación constitucional reciente) período presidencial.
Pero, ¿por qué tan dilatada campaña?
Elecciones 2009
Las elecciones generales de diciembre de 2009 dieron nuevos
resultados inéditos en la democracia boliviana: El candidato-presidente Morales
Ayma ganaba con su partido MAS-IPSP con 64.22% de los votos emitidos —mientras
su más cercano competidor (PPB-Convergencia) sólo alcanzó 26.5% entre siete
candidaturas opositoras—, con lo que se convertía en el octogésimo quinto
presidente de la República de Bolivia —y desde 2009, en el primer presidente
del Estado Plurinacional.
Estas nuevas cotas mantenían un aumento constante de su caudal
electoral: En su primer triunfo (diciembre 2005), había ganado las elecciones
nacionales y prefecturales con 53.74%, algo inédito en el período democrático: en
1985, la Acción Democrática Nacionalista (ADN) ganó con 32,83% pero el gobierno
fue para el segundo (Movimiento Nacionalista Revolucionario, MNR) que logró más
votos en el Congreso; nuevamente, en 1989 gana la ADN y sus aliados con 25,24%
pero, ante el bloqueo congresal del MNR, decide apoyar al tercero en votación
(Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR) y darle la Presidencia, en
alianza; en 1993, el MNR ganó con 35.57%, en 1997 fue la ADN (luego en amplia
coalición) con 22.26% y en 2002 regresó el MNR con 22.46%, necesitando todos de
amplias coaliciones para gobernar.
Haciendo una curva de votación en los diferentes procesos
electorales a partir de 2002, cuando el MAS irrumpe en la escena electoral, y
hasta la elección de 2009 encontramos un ascenso de preferencia sostenido[JRV1] :
Estos resultados se convirtieron en 2009 en una mayoría
absoluta en ambas Cámaras.
El ascenso continuado del MAS fue el resultado de varios
factores combinados (que en la mayoría de los factores sucedió similar en el
resto de Latinoamérica y que fueran la motivación electoral para los ascensos
de Chávez Frías en Venezuela 1998, Kirchner Ostoić en Argentina 2003
y Correa Delgado en Ecuador 2006): De un lado, el descrédito de la clase
política, lo que conllevaba la imposibilidad de que esa clase arrastrara un
electorado importante tras un Proyecto País (que, en Bolivia, después de la
crisis de 1985 sólo se avizoró en el neoliberal y descentralizador Plan de
Todos del MNR en 1993). De otro, un Índice de Gini que demostraba una gran
desigualdad (57,8 en 2005, año de las elecciones) y la incapacidad inmediata de
solucionarlo (llevando a una agudización de la coyuntura social, que provocó que
entre 2003 y 2005 hubiera tres Presidentes consecutivos). Tercero y
consecuencia, la imposibilidad de un mensaje creíble de mejora.
Frente a esto, el MAS-IPSP pudo brindar: un refresh en
política con su mensaje de “proceso de cambio” (con una campaña simple y
machacona de su leiv motiv, sin muchos mensajes diversos y muy efectiva para sus
públicos principales: los que estaban fuera del sistema de partidos y los que
les desencantaba el actual establishment) y una apertura a incorporaciones
(muchos de los que se sumaron al proyecto político eran outsiders, como el
Vicepresidente García Linera, exguerrillero, o intelectuales y políticos de
todo el espectro de la izquierda nacional, muchos de los cuales se fueron
retirando del proyecto en los años siguientes).
2009 marcó el final de la primera etapa de ascenso al poder
por el MAS —autodenominado Primer Ciclo
de Gobierno Indígena en Bolivia—, que se había iniciado mucho antes, en
1997, cuando sectores de izquierda de la Falange Socialista Boliviana (movimiento
nacionalista que tuvo mucha fuerza entre 1950 y 1970) fundaron el Movimiento al
Socialismo-Unzaguista (MAS-U, después MAS-IPSP) que inicialmente abanderó las
reivindicaciones de los cocaleros y que, ya en el gobierno, adoptó la doctrina
de “capitalismo de estado andino”.
Con este panorama tan positivo, el Gobierno del MAS se abocó
a una segunda etapa de consolidación y permanencia en el Poder a largo plazo a
través de cooptar los diferentes niveles del Estado, desplazando a opositores
tradicionales y disidentes. Y la primera etapa se definía en los primeros
comicios dentro de las autonomías proclamadas en la Nueva Constitución Política
del Estado (NCPE): las elecciones municipales y para Gobernadores.
Elecciones 2010
A partir de la asunción de enero 2010, la distribución de
funciones dentro de la estructura de Gobierno quedaba definida con el ejercicio
de la administración del Estado básicamente por el Vicepresidente García Linera
con apoyo —o complementación— de algunos ministros clave: de la Presidencia y
de Gobierno —que fueron variando en el período— y de Economía —junto con el
desvalorado Canciller, permanente desde el primer gabinete de 2006—, mientras el
Presidente Morales Ayma se abocaba a afianzar su permanencia en el Poder a
largo plazo liderando las campañas del MAS en los procesos siguientes: las
elecciones municipales y para Gobernadores de 2010, las judiciales de 2011 y
las nacionales de 2014, además de los comicios que hubiera para sustituir
autoridades electas en 2005 [JRV2] —principalmente, el alcalde de Sucre, la
capital, y el gobernador de Beni.
Este involucramiento tan importante del mandatario-Jefe de
Campaña —apoyado por la maquinaria propagandística del Estado— conllevó que los
éxitos de la administración (economía, reivindicaciones sociales, unión
nacional) y políticos del MAS se identificaran con Morales Ayma, convirtiéndolo
en la personificación del Proceso de Cambio preconizado por el Gobierno del
MAS. Esto, repetido continuamente por los medios y de lo que continuaremos
mencionando, si bien por un lado reforzaba el posicionamiento positivo de
Morales Ayma, también conllevaba que las derrotas electorales se le atribuyeran
personalmente y pudieran afectar su proyección de imagen.
En las elecciones de 2010 el MAS tuvo un resultado
dicotómico. De las 337 alcaldías en disputa, el MAS obtuvo 228 (67,7%),
superando los resultados obtenidos en 2004 (101: 18,5%) aunque los Concejos
Municipales donde fue mayoría fueron menos: 183 (54,3%). Sin embargo, un
resultado mucho más importante fue que de las 10 principales ciudades del país
(las 9 capitales departamentales y la ciudad de El Alto, bastión del MAS), el
MAS sólo obtuvo 3 ciudades y con votaciones con diferencias muy reducidas con
su principal contendor: El Alto y Cochabamba (ambos con Unidad Nacional) y
Cobija (la más pequeña, frente a partidarios del depuesto Prefecto Fernández
Ferreira), si bien un ascenso con respecto a 2004 —elecciones en las que no
ocupó en propiedad ninguna alcaldía (aunque sí su entonces socio, el Movimiento
Sin Miedo, en La Paz y que en 2010, ya de opositor, repitió) [JRV3] — una derrota frente a la amplia inversión
de campaña hecha por el mismo Presidente.
En las elecciones para Gobernadores (antes Prefectos), el
MAS en 2010 mantuvo las de La Paz y Cochabamba (ganadas ambas en el revocatorio
de 2008), así como Cochabamba, Potosí y Pando (ésta con victoria muy reducida y
en su poder desde 2008) y recuperó
Chuquisaca, mientras que la oposición obtuvo las Gobernaciones de Santa Cruz,
Tarija (principales del rubro de hidrocarburos) y Beni.
Tanto opositores como oficialistas dieron estos resultados
como satisfactorios para su bando. Sin embargo, considerando que durante toda
la campaña el Presidente Morales Ayma fue el impulsor permanente de sus
candidatos —convirtiendo el voto municipal en un voto personalizado para su
gestión— y que, a pesar de los amplios apoyos propagandísticos de éxitos de la
gestión de Gobierno —una constante permanente, sobre todo a partir de este
momento—, obtuviera menos votos válidos municipales con respecto a la oposición
(las 10 ciudades tienen la mayoría de la población) y no pudiera ganar todos
los Departamentos, sin dudas fue el primer revés de las campañas del MAS y un
aviso para el Presidente Morales Ayma.
Elecciones Judiciales
El segundo proceso electoral fue muy importante dentro del
proceso de reconversión del Estado. La coaptación del Poder Judicial era el
eslabón faltante de esta nueva etapa del proceso de cambio —el Segundo Ciclo de Gobierno Indígena en
Bolivia— en preparación para la reelección del presidente Morales Ayma en
2014 por la necesaria interpretación constitucional de la Ley Nº 026 de 2010 —del
Régimen Electoral— que estipula: “El mandato de la Presidenta o Presidente y de
la Vicepresidenta o Vicepresidente es de cinco (5) años, y pueden ser reelectas
o reelectos por una sola vez de manera continua.” Como es fácil entender, la
definición de “segundo mandato” —no contemplada en la Ley No. 4021 de 2009 (de
Régimen Electoral Transitorio, abrogada por Ley No. 026) y que fue el
instrumento de compromiso entre el gobierno y la, entonces, mayoría opositora
en el Senado para viabilizar la nueva Constitución Política del Estado (NCPE)— puede
interpretarse de dos formas diametralmente opuestas: O el mandato surgido en
2009 y asumido en 2010 bajo el nuevo Estado Plurinacional de Bolivia (refundado
con la NCPE) es originario y, por ende, susceptible de reelegirse, o ese
mandato es el segundo consecutivo de Morales Ayma, considerando el de 2005 bajo
la anterior Constitución de la entonces República de Bolivia. No es necesario
destacar que la primera versión es la oficialista y la segunda la de la
oposición.
Las elecciones judiciales se realizaron el 16 de octubre de
2011 para elegir 56 cargos en el Tribunal Supremo de Justicia (18), el Tribunal
Constitucional Plurinacional (TCP: 14), el Consejo de la Magistratura (10) y el
Tribunal Supremo Agroambiental (14), entre 118 candidatos selecciónalos por la ALP.
Con ello se completaban los cambios fundamentales preconizados dentro de la
Revolución Democrática y Cultural por Morales Ayma y el MAS, cerrándose los
cooptamientos de los Poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo (con más de 2/3
desde 2010), Electoral (Poder establecido con la NCPE) y, ahora más, Judicial.
Si bien en otros países, diferentes autoridades judiciales
son elegidas por voto ciudadano, este proceso electoral tenía la originalidad
de que todas las principales autoridades nacionales del Poder Judicial eran
elegidas por ese voto ciudadano, ya fuera nacional o departamental, no así las
autoridades de niveles inferiores —cortes departamentales, tribunales de sentencia,
etc.
Una vez más, el Presidente Morales Ayma asumió el papel
visible de la campaña electoral (“De frente hago campaña; voy a hacer campaña,
no por una persona, sino por el voto Sí”) y se arriesgó a pronosticar que las
nuevas autoridades judiciales serían elegidas por 70% o más del electorado. La
realidad desmintió sus pronósticos porque (más amplio que lo movilizado por los
menguados partidos y políticos de la oposición, que tampoco actuaron como
frente único) 61% de los votos emitidos fueron nulos o blancos contra 39% de
válidos (y más de 20% de abstencionismo, el mayor de los últimos años), en lo
que sería su segunda derrota electoral consecutiva y, posiblemente, la más
visible.
Una particularidad de este proceso fue el Reglamento del
Régimen Especial de Propaganda para las Elecciones Judiciales que normaba el
proceder de los medios de comunicación en el proceso electoral judicial, con
prohibiciones y sanciones a los medios con un procedimiento de “supervisión”
por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) restrictivo de la libertad de
comunicación: control del contenido de las preguntas, tiempo y condiciones de
la entrevista, bajo la pena de juicio penal.
Bolivia cambia
Como refuerzo de la presencia permanente del Presidente en
campaña, el Gobierno nacional —y sus aliados— ha utilizado diversos mecanismos
mediáticos de potenciación de esa presencia. El primero de ellos ha sido el
empleo de la distribución de propaganda estatal como captación de afinidades; el
segundo, la adquisición de medios privados por afines; el tercero, la creación
de una amplia red de radioemisoras locales, principalmente en zonas
indígeno-campesinas —Red Patria Nueva—, mientras el cuarto es el seguimiento de
todas las actividades del Presidente, sobre todo, y colaboradores.
Y como “paraguas” comunicacional la campaña mediática Bolivia Cambia, Evo Cumple, destinada a
personalizar en el Presidente todas las inversiones estatales y sus resultados
positivos, mimetizando el desempeño estatal con el reparto discrecional de
amplios fondos mediante el Programa presidencial homónimo a gobernaciones y
municipalidades afines o de interés de captación.
En conclusión, desde 2010 el proyecto de reelección del
Presidente Morales Ayma en 2014 ha sido eje de la agenda gubernamental,
abocándose el mismo mandatario a un esfuerzo propagandístico proselitista
permanente, secundado eficientemente por el Estado.
José Rafael Vilar es consultor, analista político y profesor.
Director de Vilar Asociados en Bolivia.
@JRVilar
[JRV1]sostenido
para el MAS
[JRV2]2009
y 2010
[JRV3]OJO: ESPACIO EXCEDENTE.
Referencias
http://www.elimparcial.es/america/bolivia-se-prepara-la-investidura-aimara-de-evo-morales-55886.html
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