“No pretendas apagar con fuego un incendio, ni remediar con agua una inundación.” Confucio (551 a.C.-478 a.C.), filósofo chino.
Nunca es más feliz el burro que cuando el elefante pierde su rumbo y corre con varios sobre su lomo.
Porque el burro —símbolo del Partido Demócrata estadounidense— tiene que estar muy feliz de la incertidumbre actual del elefante —el de los Republicanos.
Y no es para menos. Después de las elecciones de 2010, cuando el Tea Party Movement —el más conservador dentro del Partido Republicano—, con su simple mensaje de recuperar la República y sin líder definido —Sarah Palin fue totalmente fugaz—, le propinó una fuerte derrota electoral a los Demócratas, estas primarias republicanas le están devolviendo la esperanza al partido del asno de mantener la Presidencia.
Cuando en 2011 los republicanos empezaron con sus precandidaturas, parecía que el fuerte impulso conservador y el aún bajo desempeño de la economía norteamericana iban a sacar a los Demócratas del poder.
Luego de la salida de la contienda de Herman Cain —conservador afronorteamericano con las mayores posibilidades que fue acusado de acoso sexual—, Tim Pawlenty, Gary Johnson—éstos antes de las primarias—, Michele Bachmann, Jon Huntsman y Rick Perry—los tres por sus paupérrimos resultados—, quedaron Mitt Romney —exgobernador exitoso, mormón y considerado liberal entre los Republicanos—, Rick Santorum —exsenador, católico fundamentalista, el más conservador de los 4—, Newt Gingrich —presidió a los Representantes cuando Reagan y el neoconservadurismo— y Ron Paul —actual representante y firme libertario.
En enero de este año, Romney parecía el candidato seguro, ganando las primeras elecciones y asambleas republicanas: Iowa —compartido con Santorum—, Nuevo Hampshire, Florida y Nevada y sólo perdió Carolina del Sur con Gingrich. Pero sus mayores recursos y mejor organización de campaña no le sirvieron cuando las primarias entraron en los estados conservadores y agrícolas del Centro y Sur, bastiones del fundamentalismo evangélico y del Tea Party; Santorum empezó a ganar (seguidos Colorado, Misuri y Minnesota) y Romney a girar su discurso a la derecha, aunque sin conquistar las adhesiones conservadoras.
Hasta el viernes 16 pasado, 30 estados y territorios habían celebrado sus elecciones internas —caucus y primarias— y Mitt Romney había ganado 17 —este domingo con seguridad ganó Puerto Rico más— con 496 delegados a la Convención, mientras Rick Santorum venció en 11 y tiene 234 votos —faltarían los de los caucus de Misuri del sábado.
En la Convención Nacional Republicana en agosto, es casi seguro que ninguno tendrá los 1.144 votos necesarios y habrán intensas negociaciones —donde los delegados de Gingrich pesarán, a cambio de la postulación vicepresidencial—, con todas las heridas y concesiones que se necesiten hacer y dividiendo al Partido.
Y eso hará más feliz al pollino demócrata, porque ese candidato será más débil contrincante en una economía que mejora.
Nota: Si algún lector pensó que el título se refería a alguna “celebridad” reciente, lamento haberlo decepcionado.
Referencias:
Las mismas del artículo de E-lecciones.net.
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