Mañana en todas Las Bolivias se celebrarán las terceras “elecciones”
judiciales: las primeras fueron en 2011 y las segundas en 2017.
En esta “elección”
judicial se seleccionan por el voto universal los miembros del Tribunal Supremo
de Justicia (nueve Magistrados titulares y nueve Magistrados suplentes, uno por
cada departamento, el 50 % hombres y el resto mujeres, amparados por el
Artículo 181 de la CPE vigente), los del Tribunal Agroambiental (cinco
Magistrados titulares y cinco suplentes, regidos por el Artículo 188), Tribunal
Constitucional Plurinacional (nueve Magistrados titulares y nueve suplentes bajo
el Artículo 198) y Consejo de la Magistratura (cinco Consejeros titulares y
cinco suplentes, Artículo 194); en los Artículos 183.I., 188.III, 194.III y 200
se deja especificado que, los integrantes de los cuatro Órganos de Justicia, «durarán
en sus funciones seis años, y no podrán ser reelegidas ni reelegidos» y en
ningún acápite de dicha CPE se menciona prórroga de mandato para ninguna
Autoridad elegida (exceptuando excepcionalmente las subnacionales hasta
2010 por razones de cambio de Constitución).
En las
“elecciones” bolivianas de 2011 la suma de votos blancos y nulos superó el
60 % de los sufragados; como en Las Bolivias ninguna de estas categorías
tiene incidencia en la validez del voto, la suma de todos los votos válidos
para el TSE (por ejemplo) fue del 39,8 %. Como dato curioso, la candidata que
más votos obtuvo para el TSE fue de La Paz y no llegó al 48,7 % de todos los
emitidos en ese departamento (el resto de los porcentajes es de menor a
irrisorio). En las de 2017, la suma de todos los votos válidos para el TSE fue
menor: 34,8 % y el candidato más votado (nuevamente de La Paz) obtuvo el 32,18
% de los votos departamentales; es decir, pifiaron el voto o votaron en
blanco más del 65 % de los sufragados. En conclusión, amén del cerrojo de
la mayoría absoluta del MAS (unido) en la ALP, ambas “elecciones” judiciales
le fueron un fiasco al Poder.
Hay
elecciones (sin comillas ahora por los detalles siguientes) judiciales en
Las Bolivias, los Estados Unidos de América, las Islas Marianas
del Norte, Japón, México y Suiza.
De Bolivia ya sabemos la pantomima. En los EEUU, en muchos de sus 50 estados se
eligen sus magistrados locales a través de las urnas pero los jueces de las
cortes federales son elegidos por el presidente; en las Islas Marianas del
Norte (parte de Estado Unidos) son elegidos por voto público. En Japón no existe
un sistema de elección popular de sus Magistrados, que son elegidos por el
parlamento (Dieta) al igual que en Suiza, pero son validados por esa misma
votación cada diez años; en Suiza sí son elegidos por voto popular los jueces
de cantones.
Por
último, México. En el país azteca, desde la anterior gestión populista de
izquierda del presidente López Obrador se propugnó cooptar el Poder Judicial
mediante la elección directa de los diversos magistrados aprovechando su
popularidad clientelar (AMLO fue dirigente muy importante del PRI durante los
años en los que Mario Vargas Llosa la denominó «La Dictadura Perfecta»),
aunque no lo logró. En las elecciones de 2024, en que venció su delfina con el
59,8 % de los votos válidos, MORENA y sus aliados obtuvieron 83 senadores de
128 (el 65 % de la Cámara) y 364 de 500 diputados (el 73 %); esto no sólo fue
la debacle de los opositores (graves errores de división y descoordinación en
su campaña, al que adiciono la alianza envenenada con el PRI residual)
sino la puerta abierta para la Reforma Judicial y otras, uno de cuyos ejes es
la elección el 25 de junio próximo de 850 cargos judiciales: 350 de ellos de tribunales y 386 de juzgados de distrito,
además de 114 espacios
vacantes, renuncias y/o retiros programados de magistrados. Con ellos, México no dispondrá de mejor
justicia y más accesibilidad a ella sino —como Bolivia— tendrá una justicia MORENA.
Para las
de 2011 y 2017, el MAS (cohesionado tras Morales Ayma) contaba con la mayoría
absoluta en la ALP y poco podía hacer los asambleístas opositores para frenar
las candidaturas masistas (“truchas” la mar de ellas). Para 2024, el primer
gran error de los asambleístas opositores (sus dirigencias de bancada en
Mayúsculo error) fue no saber manejar alianzas coyunturales, lo que terminó
favoreciendo al MAS Lucho con la autoprórroga inconstitucional de los miembros
del Poder Judicial; no menos patético fue que tampoco lograran frenar a muchos
candidatos inválidos per se. Estos errores aherrojaron “fraternalmente”
estas “elecciones” para ambos MASes.
Pero el
colmo está quiénes se reprorrogarán porque no habrá elecciones de
Magistrados en Beni y Pando para el Tribunal Supremo de Justicia ni habrá
elecciones para el Tribunal Constitucional (¿o INconstitucional)
en Cochabamba, Santa Cruz, Beni, Pando ni Tarija (en Potosí sólo hay dos
postulantes para ambos cargos titular y suplente).
La
pregunta es ¿habrá aún que pensar cómo votar mañana? Lo dejo a su criterio.
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