Ni pan ni tortas, ni
cuñapés ni marraquetas ni arepas hay… en la política nacional, a izquierda como
a derechas o a supuestos centros (¿alguien cree aún en ellos?) la carestía es
patética. (Me abstendré de decir como Marie Antoinette recomendando a las masas
hambrientas el comer bizcochos por pan, por lo que costó de su cuello).
Estaba indeciso de qué
tema tocar en esta columna (quería algo menos savonaroliano de lo habitual últimamente) pero me encontré dos
artículos (“Deshojando Candidatos” de José Luis Bredegal y “Encuestitis” de
Ricardo Paz Ballivian) y entendí qué camino seguir.
A diez meses (y varios desde
hace mucho antes), algunos nombres empezaron a deshojar margaritas por aquello
de que de tanto ir el cántaro a la
fuente… aunque ciertamente si el cántaro es hueco o sólo tiene poca agua, poco
calmaría al sediento.
Nuevos y viejos han
aparecido como flor de candidatos;
algunos gastados y otros desgastados. Los dos que antes más arriba llegaron
fueron bateadores emergentes de sus partidos de beisbol (o, si prefiere usted,
voces de relleno en sus conciertos) que la vida —o la
muerte (o las muertes), según el caso— imprevistamente les benefició; de los
dos, a Carlos de Mesa el fraude le frustró discutir la victoria en 2019, pero
debe recordarse que sus votos —o la inmensa mayoría— no eran por él sino contra
el continuismo del (entonces) Jefazo; por lo mismo —contra el caos desde Bánzer
demócrata y porque no hubieran más bloqueos—, Evo ganó en 2005 (aunque no se
puede negar que tras él fueron todos los que nunca habrían ganado por sí).
¿Qué hay hoy? Cambie pan, tortas,
cuñapés, marraquetas o arepas por
expectativas de un Bicentenario promisorio o tendrá nada. Hay precandidatos (o
preanunciados) cualificados pero antes han sido candidatos nacionales
frustrados: Doria Medina (1997, 2005, 2009 y 2014), Reyes Villa (2002 y 2009), Quiroga
(2005, 2014), Del Granado (2014), De Mesa (2019 por culpa del fraude y 2020 por
sí), Chi Hyun Chung (2019 y 2020), Camacho (2020), además de otros que no compitieron en la Liga
Mayor y de los muchos que no trascendieron. De la veintena ninguno se puede
decir que alce vuelo —huelga que estoy plenamente de
acuerdo con Paz Ballivian y la encuestitis—.
Y del fracturado “oficialismo” en plena guerra, ni para Morales —con su
fracasada “marcha” y a pesar de su encueta trucha y fabricada— ni para Arce hay
opciones, más allá de la debilidad de sus contrincantes. Pero esa debilidad
ajena no fortalece la debilidad propia.
Un país en crisis, en
anomia, en pérdida de fe en la política y los políticos —sobre todo desde 1997 hasta hoy, con un intermedio de falso éxito
entre 2008 y 2014— no necesita que se le repitan como panaceas modelos fracasados
anteriores (de cualquier signo). Lo que necesita —¡urge!— es un Proyecto País
que le dé certezas y no consignas —ha habido muchas, melosas algunas, falaces
no pocas, populistas demasiadas— porque si algo destaco del período masista es
que permitió crear una clase mestiza urbana —hija de la migración, sobre todo
en Occidente y, en particular, alteña—
con mentalidad capitalista, descreída y pragmática, instruida y con mirada hacia afuera —porque lo conoce— la más
cercana a la clase media capitalista cruceña que describe mi amigo Suárez
Ávila, también descreída y pragmática, instruida y con mirada hacia afuera —paradoja para la leyenda
negra anticruceña abonada por el MAS. Pero para eso necesita estructuras,
propuestas… ¡política! Y no hay ni partidos (ni COMUNIDAD CIUDADANA ni CREEMOS
lo son: como Lazarte dijo en 2002 del MAS son juntes de muy diversos).
Ahora que ya no se habla casi del Censo —el
intercambio de único escaño contra Chuquisaca como que pasó desapercibido para
los más, incluidos los que tenían la voz la víspera—, el camino pasaría por
desbrozar la maraña de las oposiciones y alinear —con las que se pueda sin
cainismos ni egos— tras un sólido Proyecto País para enfrentar a lo que salga
de la pelea del MAS. Porque, de seguir desarticulada la oposición
(multioposiciones), aunque ganara la elección no podría contra la crisis, no la
que hoy hay sino el tsunami que Arce hace lo imposible por tirar para después
de las elecciones; en ese caso, sería una victoria pírrica y absolutamente
contraproducente y me sumaría al pensamiento de mi también amigo Guevara Anaya (supongo
que envejecí, por eso tengo tantos que considero mis amigos) en su artículo
“Por qué el próximo presidente debe ser del MAS”: dejen que el muerto lo entierre el que lo asesinó.
Pero es triste el panorama para Las
Bolivias.
Información consultada
https://brujuladigital.net/politica/analisisdeshojando-candidatosjose-luis-bedregal-v
https://brujuladigital.net/politica/opinionencuestitisricardo-v-paz-ballivian
https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_generales_de_Bolivia_de_2020
https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_generales_de_Bolivia_de_1985
https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_generales_de_Bolivia_de_1989
https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_generales_de_Bolivia_de_1993
https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_generales_de_Bolivia_de_1997
https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_generales_de_Bolivia_de_2002
https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_generales_de_Bolivia_de_2005
https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_generales_de_Bolivia_de_2009
https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_generales_de_Bolivia_de_2014
https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_generales_de_Bolivia_de_2019
https://www.brujuladigital.net/opinion/por-que-el-proximo-presidente-debe-ser-del-mas
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