Empecé esta serie de columnas para
responderme una pregunta: ¿Qué nos espera después del Bicentenario? Sin
embargo, cada vez me detengo más en el camino para llegar a ese Bicentenario y
lo que nos esperará a las Bolivias (el que con redobles de tambores siga
diciendo “una” Bolivia, no conoce cuán grandes y diversas son las Bolivias
donde vivimos).
Un camino que estos días está con muchas
piedras, la mayoría de nuestras propias cosechas. Comenzaré por nuestros amores persas —y no me referiré a los
tan literarios de Cosroes y Shirin ni a los no menos idealizados de Layla y Qais
Majnún, dos versiones de Romeos y Julietas persas sino a los más pedestres (y
peligrosos) de los “amores ideológicos”—, “amores” peligrosos para Bolivia
porque nos alineamos con un teocracia enemiga real (y muy efectiva) de todo lo
que represente libertad individual y de pensamiento y derechos de las mujeres,
entre otras represiones, lejos de las “libertades”, “igualdades” y “derechos”
que dicen preconizar los sociatas 21 y su falsa progresía indianista; ¿en qué
nos beneficia alinearnos con un país aislado y repudiado, en crisis económica?:
en nada a nosotros —y a ellos sí por nuestro uranio, como a los rusos de una
filial de Rosatom que postularon para el litio con menos conocimiento que
nosotros (y eso es mucho decir después de estar tantos Evoaños de dilapidar
muchos cientos de millones, como ahora se confirma pero siempre se sabía). Los
acuerdos militares con Irán despiertan la preocupación de los vecinos, sobre
todo de los argentinos, antes alineados con Irán (eso CFK por sobre sus muertos
de la AMIA) y ahora con Israel. (Es para pensar que Argentina se disculpó con
Chile por la denuncia sobre iraníes allá al norte y ni chitón con la protesta
boliviana sobre la que nos tocó).
Otro peligro está en la retoma de la
retórica de “nuestros envidiosos enemigos” (no hace falta mencionar que, si
hasta ahora eran los chilenos de variada ideología, ahora se les suma a los
gauchos libertarios) y, una vez más, nos pasamos de weones: Arce llama a defender el litio porque (denuncia sin nombre)
“un país vecino pretende controlar los
recursos naturales mediante ‘operaciones especiales’”, olvidando que el
litio boliviano está bajo el Salar y que —tras muchos años y autoelogios
inútiles— seguirá ahí por muchos años, gracias a angurrias —por coimisiones—, ineptitudes y “amores”
del Poder. ¿O el arcismo creerá que el alineamiento con López Obrador contra
Ecuador —que erró entrando con violencia en territorio de México luego que
populismo zurdo errara en incumplir el artículo 3 de la Convención sobre Asilo
de Caracas que prohibía dar asilo a personas «inculpadas o procesadas en forma ante tribunales ordinarios
competentes y por delitos comunes, o estén condenadas por tales delitos y por
dichos tribunales», como era el caso— le beneficiará…? Las denuncias sobre
nuestros vínculos con Irán, escondidos bajo la nebulosa de secretismos, obligan
a pedir como Rodríguez Veltzé cuando reclamó: «La gravedad de su denuncia Presidente, lo obliga a transparentar los
convenios con potencias extranjeras».
De acá al Bicentenario falta poco más de un
año, algo menos que para las elecciones generales pero más que para unas
(hipotéticas aún) judiciales y otras (tan hipotéticas también) primarias. ´¿y
cómo llegaremos, con un MAS dividido (¿llegará al 2025 como lo conocimos?) sin
discurso ni narración (el andinocentrismo marxistoide implosionó) y una
oposición (oposiciones más bien) ni
chicha ni limonada (porque los discursos nacionalistas, neoliberales y
socialdemócratas ya se probaron y fracasaron?
Tela hay para muchos cortar. Hasta la
próxima.
Información consultada
https://es.wikipedia.org/wiki/Cosroes_y_Shirin
https://es.wikipedia.org/wiki/Layla_y_Majnún
https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/BDL/2002/0038.pdf?file=fileadmin/Documentos/BDL/2002/0038
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