Lo
avanzado en el anterior intento de reformar la ¿in?Justicia boliviana con la
Ley 1585/1994, de Reforma a la CPE y en el Plan Justicia Para Todos fueron
enterrados con la cooptación de Poderes, la politización de la Justicia, la
discrecionalidad y manipulación de las decisiones judiciales —casada con la
corrupción— y, de colofón, la meritocracia sustituida por la fidelidad política
al Poder que alcanzó su epítome con las elecciones judiciales (2011 y 2017) que
—para «dar la decisión al pueblo»
(sic)— impuso candidatos en gran mayoría seleccionados por afinidad y
participación partidaria y sin los méritos establecidos.
Desde
entonces y ante las graves falencias inocultables del Sistema de Justicia, se
han alzado voces de reclamo de una nueva y profunda Reforma de la Justicia,
pedido que —tras casi dos décadas de sólo “banditas curativas” como maquillaje—
el candidato victorioso en 2020 la destacó en su propuesta de gobierno y el
nuevo ministro del ramo convocó a una Junta de Notables y no de políticos… pero
la ilusión duró poco: los Notables se salieron del decorado —que a serlo los
destinaron— y nada pasó. Corrección: sí hubo —y hubo bastante— persecución de
todo lo que representó la Transición con los objetivos de, primero, falsear lo
que sucedió en octubre-noviembre de 2019 cambiando la narrativa de los hechos —objetivo
fracasado—, después amedrentar para impedir cualquier crítica u oposición real —otro
objetivo fracasado— y, de colofón, viabilizar el regreso del Jefazo —objetivo
en proceso… de fracaso.
Y es
cuando explota el escándalo del feminicida serial, que sería motor para el
descalabro en el Sistema corrupto de (in)Justicia. Solidario con las víctimas y
sus familias —todos hartos e indignados: motor de la historia—, es el furor popular
el que sale a las calles, provocando acelerados intentos progresivos de
calmarlos: desprotegiendo al juez “benéfico” —antes adulado del Poder— y, muy
seguido, a todos los que intervinieron en el explosivo caso, como si fueran
recién conocidas las graves denuncias de que los feminicidios y las violencias
contra mujeres se repetían muchas veces y que en Bolivia las cifras de mujeres
asesinadas —además de la violencia no fatal contra mujeres y niñas— alcanzan
proporciones de endemia (en 2020, compartimos con El Salvador tercer lugar
regional en tasa de feminicidios x 100 mil mujeres: 2,0).
La
solución apresurada —otra “bandita curativa”— fue la de marras: una nueva —enésima—
Comisión, sólo integrada por funcionarios masistas para analizar ¡en 120 días!
la Justicia masista (olvidando que Perón, epítome de populistas y oriente de
iluminados ideológicos, dijo «para que
algo no funcione nada mejor que formar una comisión», socorrido argumento
de políticos hispanoamericanos resumido en «crear
una comisión para no hacer nada»). Vale recordar a la Comisión que el
tiempo se agota inversamente proporcional a la indignación popular y que ya van
siete rounds perdidos por la Administración Arce (el octavo fue el recule en el
carné de vacunación frente a propios adoctrinados —antes— por propios).
No
quiero terminar sin recordar que el
Jefazo cada vez tiene menos amarraguatos. Para quien probó las mieses del Poder
omnímodo —diseñado por su entorno secuaz en la medida del propio
beneficio de ese entorno—, de la palabra incuestionada, del gesto final, de la
plena inmunidad y de la deificación en vida, el Silletazo en Betanzos y los
cuestionamientos a Sus Decisiones le son tan graves como la presta huida de
Bolivia en 2019. Pero que en el
Congreso de Perú —desde donde pretendía proyectarse como el Gran Líder de los “Indígenas
Oprimidos”— le etiquetaran persona no grata y —consecuencia—Runasur quedara en
nada; que Arce desoyera sus “consejos” cada vez más perentorios para “evizar”
el gabinete; que le cuestionaran desde el gobierno y diputados masistas; que el
vicepresidente David Choquehuanca —en sus difuminados simbolismos—
hablara de los que quieren “seguir manejando” La Paz; pero, sobre todo, que
fuera innegable ya que la DEA —a calladas— regresó en Bolivia y desgranara todas
las narcoprotectoras y narconegociantes cabezas de la FELCN. Peor con los cinco
millones de dólares ofrecidos por el US Department of State “por información
que conduzca a la condena de Maximiliano Dávila Pérez, exdirector de la FELCN”
(porque cinco millones de verdes son muchos catos cosechados y hacen temblar
firmes fidelidades).
Información consultada
http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0040-29152008000100004&lng=es&nrm=iso
https://agrovalle.com.ar/si-quieres-que-algo-no-funcione-crea-una-comision/
https://ayudaenaccion.org/ong/blog/mujer/feminicidios-latinoamerica-espana-2021/
https://es.wikipedia.org/wiki/El_gatopardo
https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_judiciales_de_Bolivia_de_2017
https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_judiciales_de_Bolivia_de_2011
https://legislativo.parlamento.gub.uy/temporales/20201201s00404250585.html#numeral8
https://library.fes.de/pdf-files/bueros/bolivien/11647.pdf
https://mundosur.org/feminicidios/
https://oig.cepal.org/es/indicadores/feminicidio
https://opinion.infobae.com/yamil-santoro/tag/juan-domingo-peron/index.html
https://publico.bo/opinion/el-carnaval-gubernamental/
https://www.congreso.es/public_oficiales/L8/CONG/DS/PL/PL_093.PDF
https://www.facebook.com/radiomitre/photos/a.290476580992464/5788852034488197/?type=3
https://www.fiiapp.org/la-produccion-y-el-consumo-de-hoja-de-coca-estan-muy-arraigados-en-bolivia/
https://www.oecd.org/countries/bolivia/46777655.pdf
https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/17-7166-2013-10-13.html
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