«Hermanos, buscad de
entre vosotros a siete hombres, de buena fama, llenos de Espíritu y de
sabiduría, y los pondremos al frente de este cargo; mientras que nosotros nos
dedicaremos a la oración y al ministerio de la Palabra.» Así (Hechos 6:3-4)
los Apóstoles enfrentaron la necesidad de atender los discípulos promoviendo
los siete primeros diáconos, atención que hoy es insatisfecha en todo el mundo
con la reducción de las vocaciones pero que, en regiones remotas, es crítica
para garantizar los sacramentos a los fieles y la atención y formación en la
Fe.
En “un pequeño paso”, acaba de difundirse
el documento de trabajo preparatorio del Sínodo sobre la Amazonía que en se
celebrará en Roma para tratar los problemas de esa gran región, Instrumentum Laboris que, entre
otras intenciones, anuncia
que se propondrá la ordenación sacerdotal extraordinaria
de hombres casados (Viri probati: “hombres probados”, de
vida cristiana madura y contrastada) para garantizar los sacramentos en
zonas más aisladas, algo avanzado desde 2017 por el Papa Francisco, a la
vez que instruye "promover vocaciones autóctonas de varones y
mujeres", priorizando "indígenas que prediquen a indígenas desde un
profundo conocimiento de su cultura y de su lengua".
¿Significa que el Vaticano abolirá el celibato entre los
sacerdotes? Definitivamente no, pese a que el celibato eclesiástico no es un
dogma: La propuesta es la solución urgente a una necesidad crítica.
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