Hace
cuatro años, la Señora parecía todo poderosa e imbatible. Un “simple detalle” —no poder reformar la Constitución
como hizo su amigo Hugo y sin poder “saltársela” como después haría otro de sus
amigos— le frustró el tercer mandato para ser Ella la que, después, le
entregara a Máximo la banda albiceleste; al final, no le quedó más remedio que
ver la pateadura —maquillada pero real— que le dieron a Scioli.
¿Cómo iba
a imaginar que esos malagradecidos —¡los peronistas!— la iban a dejar con
tantas causas en los juzgados: la de los Cuadernos de las Coimas, la de
"Dólar Futuro" —administración infiel en perjuicio de la
administración pública—, el Memorándum de Entendimiento entre Argentina e Irán —encubrimiento
del atentado a la AMIA—, la de “la Obra Pública” o “Vialidad” —por asociación
ilícita y fraude—, la de Los Sauces —presunto enriquecimiento y asociación
ilícitos y lavado, con sus hijos—, Hotesur —supuesto lavado de dinero junto a
su marido—, la “Ruta del dinero K” —otra de lavado?
Ahora, CFK enfrenta el inicio de su primer juicio. Ella, que
hasta aceptó ser segundona de otro peronista, ¿llegará hasta el final o, como
su amigo Lula, mirará desde la celda?
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