Costa Rica, Ecuador, Cuba, El Salvador, Colombia, Guatemala,
Paraguay, Venezuela, México, Brasil y Perú votarán este año en sucesión
cronológica —Costa Rica y Ecuador ya lo hicieron y en algunos será más de una
vez— y podrán reconformar el panorama político regional, hacia una tendencia u
otra.
Ya el año anterior, Chile —con sus presidenciales y
legislativas— y Argentina —con sus legislativas de medio término que
posicionaron líder electoral a la coalición gobernante CAMBIEMOS— afirmaron su
opción con la centroderecha. Del lado de la ALBA, hubo tres elecciones: la
primera en Ecuador — legislativas y dos vueltas presidenciales— dio victoria
por la mínima al prorroguismo del socialismo 21 sin Rafael Correa: dejaba un presunto
delfín que, al poco tiempo, desconcertaría al correísmo, a la oposición y a
todo el país y la Región con la ruptura entre el nuevo mandatario y su
antecesor y la fractura del partido de gobierno, moviendo al país desde el
socialismo 21 a un equilibrio de centro-centroizquierda abierto al dialogo. La
segunda fue en Venezuela para elegir la Asamblea Nacional Constituyente,
proceso denunciado fraudulento hasta por la empresa encargada siempre
del voto electrónico; la tercera fueron las segundas elecciones judiciales
en
Bolivia, donde los votos nulos y en blanco aumentaron de la primera de 2011
—en las que también ganaron—: el promedio nacional de blancos y nulos sumados —el
voto rechazo— fue de 66,75%.
De los comicios de este año: presidenciales y legislativos (Costa
Rica, Colombia, Paraguay, México y Brasil), presidenciales (Venezuela),
legislativos (Cuba, presidenciales indirectas),
municipales y legislativos (El Salvador), municipales
y regionales (Perú) y referendos (Ecuador y Guatemala), los de Ecuador,
Cuba, Colombia, Venezuela, México y Brasil son los más esperados.
La Consulta Popular —referendo constitucional—
ecuatoriana fortaleció al actual presidente y dos de sus siete preguntas
aprobadas mayoritariamente desmontan la herencia correísta: la anulación de la
relección indefinida —regreso a la Constitución de 2008— y la
renovación inmediata del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, herramienta
fundamental del correísmo para la cooptación de Poderes.
Cuba y Colombia despiertan interés: la primera, porque la
generación de la Revolución sale del Ejecutivo —no del Poder— y la
incertidumbre de quién al final será el Elegido; la segunda, por los
resultados de los antiguos guerrilleros, medida del proceso de paz. Los de
Venezuela serán otra maniobra del madurismo para aparentar legitimidad en medio
del rechazo de la mayoría de la Región y otros.
En Brasil y México, las mayores economías, dos líderes de
izquierda populista intentan tomar el poder y cambiar el signo actual: López
Obrador en México —su tercer intento, “surfeando” la ola antiTrump—, puntea pero,
como en las anteriores, al final fracasará; Lula en Brasil, cargado de juicios
por corrupción y condenado, la tiene más difícil. Ambos aprovechan nostalgias
político-económicas y el descrédito de la clase política —a la que ambos
pertenecen.
Las derrotas de López Obrador y Lula y la segura
continuidad a la derecha en Colombia ajustarían un eje centroderecha-derecha entre
los grandes: México-Colombia-Perú-Chile-Brasil-Argentina, con la afinidad de
muchos otros y la debilidad creciente del eje socialista 21:
Cuba-Nicaragua-Bolivia-Venezuela. Lo contrario, menos posible, alargaría un
poco el fin de la corriente y les provocaría menos gobernabilidad.
Complicados los temas políticos
ResponderEliminarPara votar en Colombia hay que tener la cédula de ciudadanía, y si no la tienes ve haciendo el trámite del duplicado de la cédula
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