El esquema de corruptelas de la Organização Odebrecht y su filial
petroquímica Braskem es ejemplo destacadísimo de “democratización de la
corrupción”: gobiernos y partidos de izquierda y de derecha aparecieron entre
los receptores de 778 millones de dólares en sobornos de Odebrecht entre 2001 y
2016 que el Departamento de Justicia de los EEUU, bajo la Foreing Corrupt
Practives Act de 1977, a fines de diciembre pasado —aún Obama presidente—
aventó para amargarles las fiestas.
La lista denunciada es amplia y muy variada (todo en
millones de dólares): Argentina (35 con beneficios de 278), Brasil (349, el
mayor, redituaron 1,9 billones), Colombia (11 para beneficios sobre 50),
República Dominicana (92 para más de 163), Ecuador (33,5 para más de 116),
Guatemala (18 para 34), México (10,5 para más de 39), Panamá (59 para lograr
175), Perú (29 y ganó 143) y Venezuela (98) de este lado del Atlántico, Angola
y Mozambique del otro. Por etiqueta ideológica, los gobiernos latinoamericanos
de la izquierda del siglo 21 y afines —Argentina (2007-2014, gobernando Néstor
y Cristina Kirchner), Brasil (2003-2016, con Lula, acusado de recibir sobornos
de Odebrecht y Andrade Gutierrez y “beneficios” de OAS, y Dilma Rousseff),
Ecuador (2007-2016 durante Rafael Correa, además del escándalo de Petroecuador
y Refinería Esmeralda) y Venezuela (2006-2015, con Hugo Chávez y Nicolás
Maduro)— fueron los más corrompidos con 515,5 millones, seguidos por los de
izquierda moderada —República Dominicana (2001-2014, con Hipólito Mejía, Leonel
Fernández y Danilo Medina) y Perú (2005-2014, Alejandro Toledo con orden de
captura internacional, además de Ollanta Humala y su esposa y funcionarios de Alan
García)— con 121 millones y los de derecha con 98,5 millones los menos —Colombia (2009-2014: final de Álvaro Uribe y durante
Juan Manuel Santos, sindicado de “aportes” a su reelección), Guatemala (2013-2015
durante Otto Pérez Molina, destituido y preso), México (2013-2014, con Enrique
Peña Nieto) y Panamá (2010-2014 gobernando Ricardo Martinelli y sindicados sus
hijos, aunque el actual Juan Carlos Varela fue acusado por su exministro Ramón
Fonseca de recibir dinero para su campaña); en Ángola, entre 2006-2013 funcionarios
del gobierno del eterno presidente (desde 1992) José Eduardo dos Santos
recibieron 50 millones de dólares (y la empresa se benefició con casi 262) y en
Mozambique 900 mil (2011-2014, gobernando Armando Guebuza). Y ésta es la punta
de otros ovillos: faltan desenredar los de las otras constructoras involucradas
en el escándalo de Petrobras, como el Grupo OAS, actualmente investigado en
Chile por la Fiscalía por presunto financiamiento a la campaña electoral de la
presidente Michelle Bachelet y en Perú en proyectos en Lima durante Luis
Castañeda y Susana Villarán (OAS era la empresa que iba a construir la
carretera por el TIPNIS).
Los 778 millones beneficiaron con cerca de 3.336 millones a
la Organização Odebrecht, pero su falta de ética le conllevó multas por 3.500
millones en Estados Unidos, Suiza y Brasil (la constructora 2.600 millones
y Braskem 957 millones).
Las delaciones compensadas de Marcelo Odebrecht y 77 de sus ejecutivos,
como la Peste Negra que azotó Europa en el siglo 14, tendrán consecuencias
mayúsculas previsibles para políticos corruptos de cualquier ideología, a los
que A canção de Marcelo sonará como
trompetas de Jericó con ellos dentro.
Información consultada
http://gestion.pe/politica/odebrecht-firma-acuerdo-delacion-justicia-y-paga-multa-millonaria-2176171
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