«Puedes engañar a todo el mundo
algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a
todo el mundo todo el tiempo.» [Abraham Lincoln (1809-1865).]
El 21 de febrero próximo los electores bolivianos ejercerán la
voluntad popular para aceptar o denegar la modificación del artículo 168 de la
Constitución Política del Estado para posibilitar una nueva relección —repostulación—
del binomio gobernante. Pero este acto de democracia directa previo se ha ensuciado a
través de propagarse mentiras —bulos—
y denigrar individuos y
posiciones, atentando contra la soberanía del voto.
Por Redes Sociales, medios
masivos o rumores, algunos partidarios de ambas opciones han utilizado
argumentos falaces (propaganda negra) o denuestos (propaganda gris), olvidando
que la verdad es siempre el mejor argumento para conseguir adhesiones estables
en el tiempo porque, como dijo el poeta griego Sófocles (495 a.C-406 a.C.),
“una mentira nunca vive hasta hacerse vieja”. Ejemplos fehacientes desde ambas posiciones
—entre muchos— han sido: la falsa factura de un corte de cabello presidencial;
la difusión de antiguas declaraciones del ex presidente De Mesa Gisbert como
actuales; la media verdad —que se convierte en mentira completa— de cómo
el aumento de las facturas de electricidad en Argentina está dirigido contra
los pobres, y la “denuncia” del presunto guía de los opositores a la
repostulación, entre muchos otros.
En las Redes
se viralizó una factura por 1.400 bolivianos de un presunto corte de cabello de
Morales Ayma. Propaganda negra, presto se demostró su falsedad —fue clonada de otra real— y
puede convertirse en boomerang de quien la originó porque constituye delito
tributario.
Propaganda
gris fue el posteo de una nota del periódico “Los Tiempos” sobre declaraciones del
expresidente en España denunciando una proyección autoritaria del gobierno
Morales Ayma. Enseguida se demostró que el posteo (sin fecha) era de una publicación…
de cinco años atrás.
Propaganda
gris fue lo utilizado en Bolivia sobre el “tarifazo eléctrico” en
Argentina para argumentar lo que sucedería si no se aprueba la repostulación: es
cierto que la elevación llega a 300% y más en el Gran Buenos Aires (en el resto
del país siempre se pagó más) para los que consuman sobre 300 Kwh pero se ocultó
que incluye una tarifa social para sectores de bajos ingresos (jubilados,
beneficiarios de programas sociales y discapacitados) y estímulos al bajo
consumo (costo “cero” para hogares que utilicen menos de 150 kWh) y que el
cálculo del mayor incremento será menor a lo que se paga hoy por TV cable o
Internet. La necesidad de eliminar elevados subsidios (en Argentina la
electricidad llegó a costar el 10% de
Chile o Uruguay) que eran imposibles de mantener por el Estado (alrededor del 4% del Producto Interno Bruto, herencia
del populismo K) fue tergiversada como un “atentado a la población y una
muestra del capitalismo feroz”. Huelgan las connotaciones.
Y propaganda negra es el maniqueísmo de etiquetar toda
oposición a la repostulación como dirigida por Carlos Sánchez Berzaín desde
EEUU.
La madurez
democrática de cualquier sociedad es un proceso dilatado en el tiempo, de
construcción colectiva de instituciones sólidas a través del empoderamiento
ciudadano, asentado en el respeto del derecho de cada uno a expresarse libremente,
incluso si se discrepa con esa opinión, y en el ejercicio transparente de la
verdad.
Información consultada
http://www.talcualbolivia.com/
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